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Albert Serra: "¿El cine español? A la altura del de Corea del Norte"

Ácido y descacharrante, Albert Serra presentó ‘El canto de los pájaros’ en San Sebastián

CARLOS PRIETO

¿Quién dijo que el show estaba en la sección oficial? La presencia del director Albert Serra para presentar, en la sección made in Spain, su película El cant del ocells (El canto de los pájaros), nos trajo comentarios más propios de un cómico de stand up que de un plomizo director de cine de autor. El canto de los pájaros, la única película dirigida por un cineasta español seleccionada este año en Cannes, cuenta la historia de los Reyes Magos, interpretados por tres actores no profesionales, vecinos de Serra en Banyoles (dos de ellos con aspecto de jubilados).

Para empezar, antes de la proyección, Serra apareció para recordar a los allí presentes que los pases de sus películas en los festivales suelen caracterizase por las estampidas masivas de espectadores, que buscan desesperadamente la salida a mitad del metraje. No obstante, contra todo pronóstico, esta vez los espectadores no sólo no huyeron despavoridos, sino que algunos sufrieron ataques de risa compulsivos al ver las tribulaciones de los reyes. Y es que el filme alterna los planos fijos de largas, mudas y contemplativas caminatas por el desierto, con una serie de diálogos en catalán entre los magos.

Según Serra, se trata de una “mezcla entre ligereza y gravedad”, aunque, para entendernos, podríamos decir (de un modo brutal) que es una combinación entre Ingmar Bergman y La hora chanante. En efecto, Serra lleva al límite la estrategia descontextualizadora de colocar a un personaje histórico en una situación cotidiana. El modus operandi del rodaje era el siguiente: “Les decía un tema sobre el que debían charlar. De vez en cuando orientaba la conversación, pero los actores no podían ni responderme, ni mirarme, ni parar de actuar”, cuenta Serra, que rodó más de cien horas de metraje en 17 días.

Así, cuando en la película se escuchan cosas como “estoy de arena hasta los cojones, yo no vuelvo aquí en mi vida” o “no camino más; si no llegamos hoy, ya veremos al niño (Jesús) otro día; prisa no hay, ¿no?”, no está claro si los Reyes Magos están fatigados o es que los jubilados de Albert Serra están preparando un motín contra el propio director.

No menos desternillante fue el coloquio posterior entre el director, los falsos Reyes Magos y el público. Serra, vestido de negro y con un marcado acento catalán (sólo le faltaba el zumo para parecerse a Eugenio), sacó todo su arsenal de boutades. No sabemos si tiene abuela, pero ironía y ganas de provocar no le faltan.

¿A qué achaca que su ópera prima, Honor de Caballería, sea desconocida en España pese a haber sido elegida  por la revista francesa Cahiers du Cinema como una de las diez mejores películas de 2007 y lleva un año y medio en cartelera en Francia?

“A que los franceses son más listos (murmullos del público). Eh, eso es innegable; además, ser listo no significa que no te vayan a poner los cuernos”.

¿Qué le parece el cine español?

“Como mínimo, está a la altura del de Corea del Norte”.

¿Cómo fue el rodaje en Islandia y Fuerteventura?

“Espontáneo y anárquico. Como dice Kaurismaki, al rodaje se va borracho y al montaje, despejado. La gracia está en el montaje”.

¿Por qué recela el público del cine de autor?

“El cine como arte popular ha muerto”.

Amén.

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