Este artículo se publicó hace 17 años.
Ay, qué miedo
La pesadilla americana existió y no fue cosa de alienígenas venidos del espacio exterior. En los 70, directores como Wes Craven, George A. Romero, Tobe Hooper, William Friedkin o John Carpenter se pusieron de acuerdo para hacérselo pa
El cine de terror vivió en Estados Unidos (desde 1968 hasta 1980) una madurez que, a golpe de zombi, sierra mecánica, tono realista y mucha sangre, enfrentaba a la sociedad americana con sus miserias.
“Aquellas películas no eran sólo escapismo, sino una reflexión sobre la sociedad”, comenta Antonio José Navarro, quien ha coordinado un libro recién salido del horno: American Gothic. El cine de terror de 1968 a 1980. La Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián acaba de presentarlo, además de preparar un ciclo que incluye títulos como El exorcista, La noche de los muertos vivientes, La última casa a la izquierda o La matanza de Texas, entre otras.
La amenaza en aquellos años se vivió dentro de las fronteras de una sociedad, cuyas estructuras podridas empezaban a manifestarse a través del aumento de la delincuencia en las ciudades, de los conflictos raciales, de Vietnam, de la muerte de JFK y de Robert Kennedy o el asesinato de Marthin Luther King.
El peligro venía de la casa del vecino (como en La matanza de Texas, de Tobe Hooper) o de un hombre que se decía cura (como en ese maravilloso precedente fuera del género de La noche del cazador, de Charles Laughton). En realidad, del ambiente primitivo y reaccionario de esas ciudades del interior que, a pesar de las apariencias, podían ser la imagen misma de la crueldad (como en Carrie, de Brian de Palma) .
Asesinos en serie de la sociedad rural, como Charles Manson o Ed Gein, acabaron por esculpir en el imaginario colectivo la silueta de un miedo cercano, que adquiere tintes violentos y grotescos (con canibalismo incluido) cuando sucede en la América profunda. Los directores de cine de terror no hicieron más que poner un espejo listo para la caricatura.
Gótico americano
Toda esa energía de un cine independiente, dispuesto a afianzar una mitología propia (como el psicokiller o el zombi) conforma el gótico americano, como se ha venido a llamar al género rastreando la inquietante simbología del cuadro del mismo nombre de Grant Wood (aquel de los granjeros de mirada siniestra).
La personalidad del American Gothic, que se inauguró con La noche de los muertes vivientes en 1968, (aunque haya agraciados precedentes como The city of the dead /Hotel Horror de John Llewellyn, de 1959, que inspirara al Psicosis de Hitckcock) se configura no sólo en el tono y la temática, ni en el uso del gore a diestro y siniestro, sino en unos finales que suelen huir de la autocomplacencia. Las clausuras poco cerradas de Carrie, La noche de los muertos vivientes, la magistral Zombi (Dawn of the dead) o The fog, de Carpenter no hacen sino confirmarlo.
El crítico canadiense Robin Wood lo explicaba así en su célebre libro American Nightmare: “El monstruo no puede ser destruido, lo reprimido no puede ser aniquilado”.
Hoy ¿igual que ayer?
Para el crítico Roberto Cueto los remakes de los últimos años (La matanza de Texas de Marcus Nispel, 2003, o Las colinas tienen ojos, de Alexander Aja, 2006) no son más que la prueba de cómo se ha fetichizado el gótico americano.
Para Antonio José Navarro, el terror de los 70 tuvo una libertad que nunca más se ha vuelto a vivir. Pero lo que sí ha permanecido es la angustia que sigue estando ahí, dentro muy dentro de la América profunda.
Las cinco películas que no te puedes perder
La noche de halloween, 78
Carpenter//Qué mejor que temblar esta noche con este clásico setentero. Exitosa (costó 300.000 dólares y recaudó 55 millones) y de estructura casi perfecta, es el mito del ‘slasher’ puro y duro.
La noche de los muertos vivientes, 68
Romero//Es un icono del gótico americano. El ambiente claustrofóbico del pueblo y la casa, el uso del gore, y la forma en que se caricaturiza a la sociedad como zombis la hacen suprema.
La matanza de texas, 74
Hooper// Es el emblema del género. Hippies sin demasiados cascos son despedazados por Leatherface. Pura poesía. Ahora bien, el remake de 2004 fue, como el de ‘Las colinas tienen ojos’, auspiciado por el director en calidad de productor. Aún así, nada que ver.
Carrie, 76
De palma//De una belleza conmovedora, la adaptación del libro de Stephen King es magistral. Sólo ese inicio con la sangre cayéndole a Carrie por los muslos puede auspiciar la sangría posterior.
SAW IV, 2007 (en cartel)
Bousman// Es una de las sagas más exitosas del último terror hecho en Estados Unidos. En cartelera estos días, conviene matizar: aquí no vemos la misma fina crítica de los 70.
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