Este artículo se publicó hace 18 años.
Diez años de maldición
Felipe Jiménez Luna estrena la comedia negra ‘No digas nada’ una década después de escribirla

Aunque la película se estrene en el día de los inocentes, para Felipe Jiménez Luna la cosa no es ninguna broma. La primera versión de No digas nada la escribió con 22 años y hoy tiene 33. Llegó a pensar que estaba maldita. “Hubo muchos problemas para rodarla, eso de que unos adolescentes se pusieran a asesinar y que no hubiera un juicio moral al respecto, echaba para atrás a muchos a la hora de dar la financiación”, cuenta el director sentado en una butaca de los cines Palafox.
Hoy puede presumir de haber recibido el premio del público en la sección ZonaZine del pasado festival de Málaga. Lejos queda su corto de 1996, Te lo mereces, con el que cosechó éxitos, premios y hasta rumores –discutibles o no– de que Peter Weir se había inspirado en él para hacer su Show de Truman.
En esta década, al director le ha salido barba y los actores involucrados en la cinta desde el inicio iban alejándose peligrosamente de la adolescencia que debían interpretar.
En la gran pantalla
Pero finalmente sucedió, y el juego que quería plantear Felipe J. Luna en su ópera prima estará en los cines esta semana. Esta comedia negra, que bebe del cine de adolescentes americano y trata de subvertir el género del serial killer mata-jovenzuelos, propone que “el espectador se dé cuenta de que se está riendo y disfrutando con una película en la que unos chavales son los asesinos y que no hay nada malo en ello”. Para conseguirlo, el cineasta ha eliminado del guión todas las cuestiones morales y las escenas y estética gore, ya que “no se trataba ni de sacar una moraleja ni de llenar de sangre la película”.
El resultado es más próximo a la irrealidad que al terror, es más naive que cruel porque “esto es puro entretenimiento y parece que en España hay que pedir perdón por hacer este tipo de cine, un poco frívolo y entretenido”, dice el director Jiménez Luna. “Quien haya crecido entre videojuegos entenderá mejor la película”, concluye el cineasta.
Cuando los chicos son los malos
Ver a un grupo de niños cegados por la maldad y la crueldad no deja de ser un espectáculo. Y más en una sociedad que identifica inocencia con pureza. He aquí otros ejemplos:
El pueblo de los malditos (1960), de Wolf Rilla
Los niños colonizadores no dudan en matar y torturar a quien vaya a impedirles salirse con sus objetivos.
Los chicos del maíz (1984), de Fritz Kiersch
Una pareja de turistas dan con un pueblo desposeído de adultos en pleno Nebraska y en el que sólo habita una comuna de adolescentes aficionados a los juegos sectarios y a los asesinatos rituales.
Quién puede matar a un niño(1976), de Narciso Ibáñez Serrador
Dos turistas llegan a la isla de Almanzora, donde sólo habita un grupo de niños que matan y torturan a cuanto adulto se les ponga por delante.
Scream (1996), de Wes Craven
Al descubrir que el asesino son dos chicos del instituto que se han metido demasiado cine de terror, la película se convierte en una subversión del género de los ‘slashers’.
Jennifer´s body, de Jason Reitman
En proyecto. Diablo Cody, guionista de moda, ha dicho que en su próxima película las animadoras del instituto se cargarán a sus compañeros.
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