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«Hemos vuelto a la paranoia de la época de McCarthy»

Errol Morris. Llegar y besar el santo. Era el primer documentalista en competir en el Festival de Berlín y, ¡zas! Gran Premio del Jurado por su ‘Standard Operating Procedure’ .

SIMÓN MAZAS

Los méritos no son pocos: entrevistar a los torturadores de Abu Ghraib y escudriñar qué pasaba por sus cabezas en el momento de realizar las fotos que conmocionaron al mundo. Morris, con un Oscar en su haber por The Fog of the War, mete con satisfacción el dedo en la llaga y coquetea con el concepto de abogado del diablo… pero todavía no ha estrenado la película en Estados Unidos.

¿Es ‘Standard Operating Procedure’ una película que se pregunta sobre la banalidad del mal?
El mal interesa a mucha gente, incluido a mí. Pero la banalidad del mal, que decía Hannah Arendt, ha sido usada de muchas maneras en contextos muy diferentes. Ella hablaba de  una especie de irreflexión o desconocimiento por parte de los criminales y reflexionaba sobre si la culpa en ese caso cambiaba. No creo que sea aplicable en estas personas. Ellos no son banales. Son confusos, complejos. Desarrollan tres o cuatro tipos de caracteres al tiempo. Por eso en este documental he querido dar voz a los entrevistados, para que se expliquen sobre algo que no han podido contar, porque nadie ha querido escuchar.

Pero ‘Standard Operating Procedure’ es más que un trabajo periodístico…
Muchos periodistas han trabajado en esta historia, pero lo que a mí me interesó era la historia de los soldados, lo que hay detrás de las fotografías. No creo que sean ni peores ni más estúpidos que la mayoría de la humanidad. Lo que la película intenta es acceder
a su humanidad.

¿Consideras culpables a los torturadores?
No entro en si son culpables o inocentes. Sólo trato de retratar que muestran tendencias que todos tenemos. Por otra parte, las fotografías han desviado la atención del asunto global y también hicieron un enorme servicio público. Sin fotos no hay historia y sin historia no hay escándalo. Ahora, muchos comparan Abu Ghraib con un campo de concentración como los del régimen nazi y por supuesto que hay similitudes, aunque también muchas diferencias.

¿No tuviste tentación de entrevistar a los torturados también?
Había mucha gente a la que podríamos haber entrevistado, pero tuvimos que seleccionar. De hecho, sí habíamos entrevistado a algunos de los torturados pero, sencillamente, no conseguimos material relevante. Era muy difícil acceder a ellos y, finalmente, decidimos que estaba bien centrarnos sólo en los verdugos.

¿Y qué papel tiene el escándalo de Abu Ghraib dentro de la Guerra de Irak?
Efectivamente, Abu Ghraib y las fotos son una parte de algo mucho más grande, es una parte de la Historia que pensé que jamás sería contada, ya que tiene una íntima conexión con el gobierno de Estados Unidos. Aunque un soldado tuvo la idea de poner a ocho hombres desnudos y con un cubo en la cabeza formando una pirámide y otro les obligó a masturbarse, el verdadero cerebro de la operación se puede decir que fue la propia Administración Bush y no ha sido juzgada.

¿Se le ocurren algunas comparaciones entre esta guerra y la guerra de Vietnam?
La gente no aprende nunca, como se suele decir. Pero en esta Administración dirigen los ejércitos de una manera horrible. En 1961 había mucha gente que se enroló en la guerra creyendo en ella, con una ideología detrás. Ahora, la mayoría van de una manera impuesta, o en busca de una formación.

¿Usted cree que el Ejército estadounidense está a favor de Bush?
Obviamente no les gusta. Desde el Gobierno no se sabe qué hacer con la guerra. Es dura y la gente que va allí no está preparada. Resulta difícil imaginar lo que significa luchar en una guerra absurda y ver cómo sigue y sigue. Todo se ha convertido en una locura en Estados Unidos. Hemos vuelto a la negación y a la paranoia que se vivieron durante la época de McCarthy.

Dando por hecho que no votarás a los republicanos, ¿Hillary u Obama?
Obama (risas).

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