Este artículo se publicó hace 14 años.
Ciudadano Zuckerberg
Director: David Fincher
Género: drama
Reparto: Jesse Eisenberg, Andrew Garfield, Justin Timberlake
Duración: 120 minutos
EN SÍNTESIS
La génesis del nuevo imperio en la era digital: Mark Zuckerberg es un ‘nerd' de Harvard. Cuando unos gemelos de familia aristocrática le proponen crear una red de contactos para estudiantes, él toma la idea y la mejora convirtiéndola en lo que hoy es Facebook. Esta película es el cómo y sus consecuencias legales y personales.
COMENTARIO
Hubo un tiempo (parecen siglos en la era del tiempo vertiginoso de los ceros y unos) en que la importancia de una persona se medía por el ‘page rank' que Google otorgaba a su web, blog o fotolog. Un contador de importancia digital al que pronto vendría a sustituir el número de amigos en Facebook, la más popular de las llamadas redes sociales, entidades virtuales que pretenden complementar, o incluso suplantar, las relaciones antes conocidas como reales. Sobre la paradoja del abandono de los amigos de siempre frente al éxito de los virtuales, y el precio personal que hubo de pagar el inventor de Facebook, se construye la nueva película de David Fincher, ‘La red social', que no es, en primera instancia, una película sobre la página web, sino una fábula moral sobre el ascenso, la avaricia y el precio de estar en la cumbre. Con ecos evidentes del ‘Ciudadano Kane' de Orson Welles, encaja en ese grupo de películas sobre el sueño americano que retratan la soledad del campeón, la cara más oculta del que alcanza la fama y el éxito. Sin embargo, la película de Fincher levanta el vuelo para dibujarse como una reflexión crítica y amplia sobre un mundo de apariencias en el que la obsesión compulsiva por el correo electrónico y la mensajería digital oculta una desazón global, un sentimiento colectivo de náufrago digital, la conciencia de una soledad acompañada y sonora, pero soledad al fin y al cabo.
EL MURO DE LO REAL
Construida como una película esencialmente judicial y dialéctica, ‘La red social' supone un paso más en la relectura de Fincher de las formas del cine clásico, un proceso aparentemente depurativo en el que la forma, cada vez más sencilla, esconde un entramado de capas y lecturas que terminan desvelando lo complejo del mundo real. De ahí que la película mantenga uno de los rasgos esenciales de Fincher: su constante reflexión sobre las diferentes capas y lecturas de aquello que llamamos realidad. Como en un muro de Facebook, la película nos ofrece una visión distorsionada de una historia que, como todas, es imposible de reconstruir.
LA MIRADA VIEJA
El viaje hacia el (aparente) clasicismo formal de Fincher esconde en el caso de ‘La red social’ cierto envejecimiento de la mirada y el espíritu: la película se termina revelando como una fábula sobre jóvenes hecha por viejos que miran con cierta condescendencia a esos jovencitos mal peinados que amasan millones gracias a herramientas que los mayores no son capaces de imaginar, y mucho menos de entender. Las figuras de los abogados, de media sonrisa condescendiente, son las sombras de aquello que piensan el guionista, Aaron Sorkin (creador de ‘El ala oeste de la Casa Blanca’) y el director: juegos de mocosos, al fin y al cabo.
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