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'La cocinera de Castamar' se presenta con traumas profundos y conspiraciones de alta cuna

Michelle Jenner y Roberto Enríquez encabezan el amplío reparto de esta historia de amor imposible ambientada en el siglo XVIII.

Escena de 'La cocinera de Castamar'.
Escena de 'La cocinera de Castamar'. Atresmedia

Agendas ocultas, conspiraciones, sexo, fiestas, caza y platos suculentos. Esos son los ingredientes de La cocinera de Castamar, serie original de Atresmedia y Buendía Estudios que desembarca este domingo en Atresplayer Premiun antes de su estreno en el prime time de Antena 3, para lo que no hay fecha confirmada aún. Michelle Jenner y Roberto Enríquez ponen voz y rostro a los protagonistas de la historia de amor con trabas escrita por Fernando J. Muñez y publicada en 2019.

Ramón Tarrés Reguant, Camino López Lozano, Arantxa Cuestas y Victor Pedreira, coordinados por Tatiana Rodríguez Vázquez, adaptan la novela haciendo cobrar vida a Clara Belmonte y Diego, duque de Castamar. Ella es una joven huérfana a la que la traumática muerte de su padre le ha provocado agorafobia. Tiene pánico a los espacios abiertos y se refugia en la cocina, donde da rienda suelta a su talento con los alimentos y la especias. Un espacio en el que se siente segura, pero donde no entra con buen pie a su llegada a Castamar, creándose algunas enemigas dispuestas a todo por hacerla caer.

Él es Diego, el amo y señor del lugar, un hombre marcado por la tragedia de la muerte de su esposa embarazada cuyo luto no está dispuesto a abandonar ni aunque el rey, su amigo, se lo exija. "Un hombre sano no debe estar solo", le espeta Felipe V en una escena. Lo dice quien lleva la corona y lo piensan la mayoría de nobles y personajes pudientes que pululan a su alrededor. Y ahí, en esa obsesión por casarlo de nuevas y casarlo bien es donde nace la historia. Porque mientras Enrique de Arcona (Hugo Silva) se confabula con la madre del viudo para buscarle una esposa a su gusto, los caminos de duque y cocinera se cruzan. Pertenecen a clases distintas y por mucho que ambos quieran, ese es un gran impedimento para que su unión llegue a buen puerto en el Madrid cortesano de principios del siglo XVIII.

El amor que surge entre ambos es algo que se avanza en la sinopsis que acompaña a la serie y en su tráiler, aunque en el primer episodio facilitado por Atresmedia a los medios antes del estreno de este domingo no hay nada de ese romance prometido. Es pronto para ello. El capítulo, como puerta de entrada a la historia que es, se dedica por completo a presentar a sus muchos personajes, a colocar a cada uno en su casilla de salida y a trazar las líneas de lo que se intuye vendrá después. Por eso, poco se puede decir de la química entre Enríquez y Jenner en pantalla.

Michelle Jenner le da a su personaje la fragilidad y la fortaleza necesarias para conquistar al público desde la primera escena

Una de las mejores bazas de La cocinera de Castamar a tenor de lo visto está en su protagonista. Michelle Jenner le da a su personaje la fragilidad y la fortaleza necesarias para conquistar al público desde la primera escena. Su rostro se convierte en el vehículo perfecto para transmitir esa agonía y angustia que supone para ella salir a cielo abierto. Y de la misma manera transmite la paz interior y seguridad que siente cuando se mueve entre fogones y recetas de cocina a las que da su toque especial mientras intenta ocultar su trastorno de ansiedad.

La serie se presenta como una ventana abierta a lo que se espera que sea una historia de época donde una gran parte de sus protagonistas pertenecen a las clases más altas. Esto se traduce en fiestas, ostentaciones, escenas de caza, conquistas y sexo y mucho personaje conspirando a espaldas de otro por intereses políticos, económicos o personales. Que el Marqués de Soto se la tiene jurada al Duque de Castamar se ve venir, aunque no se sepa la razón exacta de su inquina y ver a Hugo Silva como un alcahuete en toda regla tenga su interés.

Para entrar en La cocinera de Castamar y quedarse es necesario empatizar con alguno de los personajes y con las historias de época y sus códigos. Un añadido de interés está en los escenarios que ofrece la producción. Según la información facilitada sobre la producción, la serie se ha rodado en exteriores reales repartidos por Madrid, Segovia y Cuenta. Algunos de los que aparecen son el Palacio del Infante Don Luis, el Monasterio de San Bartolomé de Lupiana, el Palacio de Fernán Nuñez, el de Linares, el Monasterio de Uclés, la Quinta del Duque de Arco y el Palacio de Riofrío.

Compuesta de 12 episodios, en el reparto, además de los mencionados, figuran Maxi Iglesias, Silvia Abascal, Nancho Novo, María Hervás, Fiorella Faltoyano, Paula Usero, Jean Cruz, Jaime Zataraín, Marina Gatell, Mónica López y Agnés Llobet, entre otros.

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