Este artículo se publicó hace 13 años.
Comer mejor cuesta 3 euros
El libro 'La comida de la familia' reúne los 31 menús del personal de El Bulli
Empieza el día haciendo ejercicio delante del televisor, dice que se "machaca" sobre todo con "las flexiones". "Cuando me levanto, hago lo que nos enseñaron en el colegio, me estiro y todas esas cosas durante media hora, y aunque me haya acostado tarde la noche anterior. No me complico apuntándome a un gimnasio, al hacerlo en casa no tengo la excusa de que me falta tiempo. Es una cuestión de acti-tud, como también lo es cocinar", explica un Ferran Adrià feliz, una pizca acelerado, pero muy feliz. Desde que el restaurante El Bulli cerró el 31 de julio para convertirse en la Bulli Foundation, este cocinero está inmerso en lo que más le gusta. Investiga, viaja, da conferencias y prepara libros. El último título en sumarse a su extensa bibliografía es La comida de la familia (RBA), un volumen que recoge los platos que comía el personal de El Bulli los días de servicio.
"Todos los menús del libro cuestan tres o cuatro euros. Son platos normales porque responden a los peros que hay en muchas casas, el tiempo y el dinero. Pero no quiero ser populista, no es un recetario para tiempos de crisis, sencillamente es un libro normal para gente normal con recetas normales", afirma con vehemencia el hombre que ha revolucionado la gastronomía mundial.
Sin miedo al congeladorLa comida de la familia destila un par de conclusiones que deberían hacernos reflexionar. Tras ojear los 31 menús, con sus fotos y sus trucos, queda claro que podríamos comer mucho mejor, y que, si no lo hacemos, es porque la mayoría nos organizamos muy mal el tiempo que pasamos en la cocina. Ferran Adrià insiste que mejorar nuestra alimentación es posible sólo con un poco de organización. "Es pura lógica, no es nada que haya inventado yo. Si haces sofrito, haz más y congélalo en forma de cubitos, si haces caldo, pues lo mismo", relata, como si le contara a un niño que dos y dos suman cuatro.
El rey de las espumas y la deconstrucción no le hace ascos al congelador: "si puedes archivar tus elaboraciones, mucho mejor, pero claro, hay cosas que se pueden congelar y otras que no. Por ejemplo, si congelas un plato hecho, se nota, pero un pesto no se nota".
También es partidario de beber zumos congelados, dice que los prefiere a los pasteurizados porque conservan mejor sus propiedades. "Encon-tramos normal tomar un sorbete de fresas, pero nos extraña tomar un zumo de fresas congelado", añade divertido.
"Todos los menús del libro cuestan tres o cuatro euros"
Asegura que estuvo tres años para crear los menús del libro, y el resultado demuestra que la comida del personal de un restaurante no tiene por qué coincidir con lo que se sirve en él.
Conocido por ser pionero en muchos aspectos culinarios que han dado la vuelta al mundo, Ferran Adrià también es precursor en enseñar lo que comen los cocineros en sus restaurantes. "Si este libro lo hubiera hecho hace años, toda la polémica de la cocina tradicional y la cocina moderna se hubiera terminado en un minuto. No sé por qué no se nos ocurrió antes lo de publicar este libro", confiesa para zanjar viejas polémicas que intentaban mostrarlo como un terro-rista de la cocina clásica.
El libro muestra la creatividad de este cocinero curioso capaz de elaborar de maneras muy variadas un modesto abanico de productos. "No hay mucho pescado fresco a seis euros el kilo, por desgracia, las manzanas a veces son más baratas fuera de temporada. Y hoy todos miramos el precio. El discurso orgánico, ecológico y de proximidad, está muy bien, pero para alguien que gana 1.500 euros y su pareja está en el paro, no le puedes ir con ese rollo. Hay que ser muy pragmático", apostilla.
A estas alturas de noviembre, si vamos a un mercado, ¿qué compraría para el almuerzo? Pues a lo mejor nos podríamos permitir el lujo de comprar alguna seta barata. La haríamos a la plancha o con un poco de aceite y un huevo encima, o también podríamos preparar un revoltillo. Y de segundo, podríamos buscar un pescado, un poco de gallo. Ahora no es época de pescado azul y hay que comer pescado blanco. Quizás también una dorada de piscifactoría, que podríamos preparar a la japonesa. Con su cebolla cortada en rodajas y un poco de aceite con salsa de soja, ¡un recurso fácil para dar sabor al pescado de piscifactoría!".
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