Este artículo se publicó hace 14 años.
"Para construir el futuro, debemos volver a los años cincuenta"
Glenn Murcutt. Arquitecto. Elpremio Prtzker 2002 critica los exceos del urbanismo y llama a educar a los clientes para saber cómo usar los edificios
Glenn Murcutt es un ermitaño. Vive con 80 canguros en una zona aislada de Australia, donde dibuja y edifica casas longitudinales que se funden en la naturaleza. Murcutt (Londres, 25 de julio de 1936) también es uno de los grandes arquitectos de la actualidad: premio Pritzker 2002, algo así como el Nobel de la arquitectura, siempre defendió un trabajo respetuoso del entorno frente a las fantasías urbanísticas que crecen en el mundo entero, desde el Levante español hasta las costas de Dubai y de Singapur. Por eso, no hay nada peor que la prisa y los grandes proyectos que cocinan unos promotores con estudios reconocidos, según Murcutt. "Yo trabajo solo. Y vengo a decir a los jóvenes que se puede ser arquitecto de otra manera. Hace 40 años, me vaticinaron que no sobreviviría sin crecer. Hoy, puedo decirles que hay un futuro más allá de los grandes proyectos", dijo el pasado miércoles en el congreso Arquitectura: más por menos de Pamplona, organizado por la Fundación Arquitectura y Sociedad. Hay una lista de espera de ocho años para conseguir una obra pensada y dibujada por Murcutt. En plena época de crisis, causada en gran parte por la burbuja inmobiliaria, arquitectos del mundo entero se reunieron en la capital de Navarra con el siguiente objetivo: decir basta a los excesos, al despilfarro de dinero y de energías. La palabra sostenibilidad se oyó mucho, aunque todos estaban de acuerdo en que era urgente no solamente pensar en otra forma de construir, sino también en otra manera de vivir. Consciente de la gravedad del asunto, Murcutt dejó durante unos días a sus canguros y acudió a Pamplona.
"¡Aprender a usar bien un edificio es como vestirse! Las mejores casas son a medida"
El lema del congreso es más por menos'. ¿Qué significa?
En conferencias como esas, siempre se dicen cosas relevantes y otras muchas irrelevantes. Pero lo importante es entender el papel del arquitecto como alguien que puede ir más allá de lo que se espera. Me refiero a la relación entre el arquitecto y el cliente, que debemos ver como una amistad; esto es más por menos. La expresión también puede aplicarse para un edificio. Por ejemplo, mis clientes no suelen preguntarme mucho sobre lo que yo les doy, pero ven lo bonito que es un sistema de energía solar bajo la luz de la Luna. Esta luz es a veces más bella que la luz del sol; esto también es más porque no se lo esperaban. Mi arquitectura es como una composición de música. Un edificio es como el instrumento que deja entrar en su interior los ruidos de los pájaros o el sol de invierno.
La naturaleza juega un papel importante en sus viviendas.Es como si el paisaje de Australia fuera fundamental. ¿Por eso nunca trabajó fuera de su país?
"¡Dubai es un fandango!, uno muy malo; yo nunca, jamás, haría proyectos parecidos"
Australia es un país que va desde la costa occidental de España hasta Israel, desde el norte de África hasta Finlandia. Existen todas las estaciones, todas las geografías, todas las temperaturas... Y yo trabajo con todo esto a la vez. Una casa mía debe ser capaz de escuchar, mirar lo que la rodea.
¿Así definiría la sostenibilidad?
¡Mi presencia aquí no es para nada sostenible! Coger el avión para venir es como quemar plástico todo los días durante un mes. Pero la sostenibilidad no es una palabra correcta, porque la orientación de un edificio depende del viento, de la luz. Yo hablo de arquitectura sensible. Los verdaderos materiales sostenibles son la luz, el aire, la tierra y el sol. Con todos ellos, podemos crear y por eso la orientación de un edificio es muy importante, sobre todo cuando se hacen varios uno al lado de otro. Hay que pensar en los cambios que necesitarán. El método de juntarlos debe ser sostenible, aunque para mí es de sentido común. De esta manera, nos ahorraríamos las grandes máquinas para destruir los que oficialmente ya no sirven. Hay que pensar en un edificio que pueda bien servir para la construcción de otro o bien adaptarse a sus cambios. La sostenibilidad es una actitud, una manera de comportarse con el planeta.
¿Qué deben aprenderlos arquitectos de la crisis actual?
Debemos construir edificios que aguanten la lluvia y el sol; hay que saber manejar un edificio. Pero lo más importante también es el mayor problema es educar a los clientes para saber cómo usar sus edificios.
¿Y esto es posible?
Bueno, mis clientes son gente educada... Creo que podemos conseguirlo. ¡Aprender a usar bien un edificio es como vestirse! Sabemos cambiar de ropa cuando hace falta, en invierno o en verano. Pues una casa es lo mismo. Una casa es como un traje; las mejores son a medida.
¿No cree, sin embargo, que los arquitectos también tienen su parte de responsabilidad en la crisis, con todos esos excesos como en Dubai?
¡Dubai es un fandango!, uno muy malo. Todo es cuestión de estatuto: hay que tener lo mejor, lo más grande... Es una actitud muy humana: ser siempre el mejor, llegar el primero. ¡Pero qué más da!
Algo habría que hacer. Podrían los arquitectos rebelarse...
Es una decisión personal, de cada uno. Yo nunca, jamás, haría un edificio como los de Dubai. Nunca aceptaría un encargo así. De hecho, nunca hice nada fuera de Australia.
¿Qué recomienda entonces?
Para construir el futuro, debemos volver a los años cincuenta, cuando solíamos vivir de una manera más sencilla. No digo repetir el diseño de entonces, sino que a veces el pasado sirve para ir hacia adelante.
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