Este artículo se publicó hace 13 años.
La crisis económica que nos convirtió en muertos vivientes
Nathalie Kuperman narra la tragedia de los despidos
Todo empezó en el metro de París hace un par de años. La escritora Nathalie Kuperman regresaba de su trabajo en una editorial cuando miró a su alrededor. Lo que vio le espantó: "Sólo vi caras desanimadas, deprimidas, y me di cuenta de que yo les parecería igual a ellos. Me asombró porque antes éramos otra cosa. ¡Éramos seres vivos!", cuenta a este periódico.
Kuperman se hallaba en medio de un proceso terrible en su empresa. Sombra de despidos y mala situación económica. Al llegar a su casa, se puso a tomar notas de aquella visión en el suburbano. Esbozos que se convirtieron más tarde en la novela Cuando éramos seres vivos, que ahora ha publicado en España La esfera de los libros. Cuando salió en Francia, ella ya se había ido de la editorial. "Me fui por dignidad. Quería seguir mirándome en el espejo y aquella situación era tan terrible quelo mejor era irme", asegura.
La autora escribió la novela a partir de una experiencia similar en su trabajo
La novela, que ha cosechado un gran éxito de crítica y público en su país, es un retrato psicológico de los trabajadores de una empresa sobre la que se cierne una ola de despidos. Se llaman Ariane, Agathe, Phillipe. Y sufren. "Cuando escuchas por la radio que han echado a 20 personas, no piensas quiénes son. Yo quería ponerme detrás de los asalariados", señala. Y en ellos hay todo tipo de reacciones. Desde la generosidad a la traición. "Las relaciones laborales muestran muy bien al ser humano. Y hay algunas personas que sacan lo peor de sí mismas, pero otras hacen todo lo contrario", especifica la autora.
Tragedia y traiciónLa historia se estructura como si fuera una tragedia griega, con una voz coral que es la de la propia escritora. "Quería dar mi visión evitando el típico yo narrativo", comenta. Y no quería identificarse con ninguno de los personajes, aunque al principio se vio muy tentada por Ariane Stein, una de las trabajadoras que acabará acatando las nuevas reglas. "Sabía que ella me iba a traicionar. En este caso, o te quedas o te vas. Y quedarse era traición", sostiene.
"Yo me fui por dignidad. Quería seguir mirándome al espejo", dice
Esta novela, dice, ha ayudado a muchos de sus antiguos compañeros a explicarles a sus familiares por qué abandonaron la editorial antes de que esta les pusiera en la calle. "Muchos eran inca-paces de contarlo. Es muy difícil. De hecho, a mis jefes no les gustó nada la novela, a pesar de que yo ya me había ido", comenta. La historia, que va a ser adaptada a la televisión, es un canto a la dignidad del trabajador. Por eso también hay momentos divertidos. "Lo que está pasando es tan enorme que a veces sólo queda reírte de lo surrea-lista que es", concluye.
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