El griego Petros Markaris (1937) es uno de los pesos pesados de la novela negra en Grecia, pero en España tiene numerosos seguidores de su comisario Jaritos. Sus libros reflejan una Atenas alejada de la postal turística. Ahora avisa que se encuentra muy enfadado por la crisis económica que atraviesa su país. Ya está preparando su arma de destrucción masiva: una novela en la que un desconocido se dedica a matar banqueros.

En sus novelas negras ya anticipaba la crisis. ¿Se siente un adivino?

En Suicidio perfecto se podía entrever lo mal que le iban a ir las cosas a Grecia, y en Accionista mayoritario, un fascista es capaz de darse cuenta de que aquella estructura no podía funcionar. Pero no, no me siento como un adivino.

¿Cómo se explica lo ocurrido en su país?

Es muy simple. Durante los años ochenta los diversos gobiernos trabajaron para que la gente viviera por encima de sus posibilidades. Se gestó la idea de que era fácil conseguir créditos. Cuando todo el dinero se emplea en consumo, en vez de en otras cosas, como infraestructuras, el resultado es este.

Ante una situación así, ¿el escritor es un referente moral?

El escritor debe decir la verdad, pero no de una manera simplista y paternalista. Lo que hay que hacer es que el pueblo entienda qué es lo que ha hecho mal.

La novela negra es la novela social actual. ¿La crisis ha impulsado el género en su país?

Sí. La cuestión es si los nuevos escritores se implican social y políticamente. Para mí, la novela negra debe hacerlo, porque es la única manera de que el lector y el propio autor entiendan lo que sucede.

¿Grecia es distinta a otros países de la UE?

El sur de Europa tiene más o menos los mismos problemas. Es responsabilidad de la UE preguntarse por qué ha ocurrido esto. Y la solución tiene que ser global. Si la UE no toma la decisión de salvar a todo el mundo, la situación de Grecia, España o Portugal no va a mejorar.

¿Usted cree que lo harán?

Lo diré en 2012, que es cuando sabremos si Grecia sigue existiendo. Nos han dado dinero sólo hasta ese año.

Se le ve enfadado.

Llevo enfadado desde noviembre de 2009 y nunca lo había estado tanto.

¿Y eso es bueno para escribir?

Sí, porque así puedes ver la situación con cierta distancia.