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“El decoro es una coartada política para acallar a la disidencia”

Javier Gallego, director del programa de radio carnecruda.es, afirma en la Tuerka que en España el decoro se está utilizando como excusa, como método para “apartar de la sociedad todo pensamiento heterodoxo”, y eso es muy peligroso porque “precisamente se está consiguiendo que cada vez haya más miedo a hacer la más mínima crítica”.

De der.a izqu. Andrés Barba (autor del libro 'La risa caníbal'), Javier gallego (director de 'Carne Cruda'), Eric Sanz de Bermond (abogado de Red Jurídica), y Guillermo Zapata (guionista y concejal del Ayuntamiento de Madrid), y Juan Carlos Monedero.

ELENA MARTÍNEZ

MADRID.- Gallego advirtió, así, de los peligros de la “autocensura” en el programa En Clave Tuerka, dirigido por Juan Carlos Monedero, al tiempo que afirmó que “estamos regresando a épocas oscuras, donde la sátira en particular (esa forma de humor que tanto molesta a los poderosos), está persiguiéndose hasta llegar a unos límites que serían sarcásticos si no fuese tan grave el asunto.

De hecho, apenas unas horas después de la tertulia llegaba la noticia de la condena, por parte del Tribunal Supremo, de un año de prisión a César Strawberry, el cantante de Def Con Dos, por varios comentarios que publicó en su cuenta de Twitter. Mientras hace una semana amanecíamos sabiendo que la Fiscalía del Estado pide 2 años de cárcel para Cassandra, una joven estudiante de 21 años por publicar chistes en la misma red social sobre la muerte de Carrero Blanco. Un caso que fue abordado en el debate, donde también participó la afectada, afirmando que se siente asustada e impotente: “Al principio no le encontraba ningún tipo de explicación, luego descubrí que el Fiscal que me acusa a mí, fue también el que evitó que se extraditara a Billy el Niño a Argentina”. Además “de lo que se me acusa es de un delito que, aunque está en el Código desde el año 2.000, tiene relación también con la ley Mordaza”. [MIRA EL PROGRAMA COMPLETO]

Por lo que Gallego reflexionó, además, sobre la capacidad del poder para controlar el humor. Al punto que “incluso en algunas épocas absolutistas, se ha permitido para que conduzca toda la crítica y la tensión social” y evitar así “males mayores”.

Por su parte, el guionista y concejal de Ahora Madrid, Guillermo Zapata, que fue en su día enjuiciado por un caso similar y posteriormente absuelto por la Audiencia Nacional, aseguró que “no vamos a renunciar al humor” pues cree que “actualmente el problema más grande que tenemos es que hasta el humor más inocuo genera niveles de molestia gigantescos, y en direcciones no previstas. Evidentemente hay un humor con una gran y maravillosa capacidad de descolocar al poder, pero también se ha sobredimensionado el poder del humor. Si el humor fuera tan poderoso habríamos resuelto ya cosas que, por supuesto, no están resueltas”.

Zapata resaltó también la idea de que el humor tiene muchas lecturas y depende, en buena medida del contexto: “El tuit de los judíos que yo citaba en su momento en un debate sobre los límites del humor, era un chiste que por lo que sabemos de su origen, probablemente se hacía durante el genocidio nazi en los campos de concentración. No es completamente seguro, pero sí está documentado que este tipo de chistes tenían como objetivo original funcionar de forma terapéutica, para superar la situación”. 

Y ya que el humor depende del cómo, el cuándo, el quién y el para qué, para Andrés Barba, escritor, resulta bueno recordar la teoría punitiva de la risa, a través de lo que se conoce como “gloria súbita”, y es que “la risa es aquel fenómeno que se produce cuando comprendemos nuestra superioridad moral respecto a otro. El temor a salir de lo reglado se rompe con la risa. A esto se ha añadido el decoro, algo que supone una conciencia de una doble moral, concibiendo que puedes hacer un chiste en privado, pero no en público. A Cassandra si le ocurre algo no será por el chiste que haya contado, sino por haberlo contado en una plataforma pública”.

Además, Barba añade que es precisamente “el poder indeciso el que más teme al humor". Un ejemplo muy elocuente sería el hecho de que en Inglaterra se hacen bromas sobre la monarquía, y sigue siendo la más indestructible de las que existen actualmente, y en España, en cambio, se han secuestrado hasta revistas en los quioscos por una broma”.

Hechos que provocan, además, no pocas controversias. Por eso Eric Sanz de Bremond y Arnulf, abogado de Red Jurídica afirma que “a ti te puede gustar o no un determinado humor. Pero el salto peligroso es cuando se pasa de un reproche ético y moral, a un reproche penal. Cuando el Estado entra a castigar, y yo creo que el Código Penal no está para eso. Y eso es muy peligroso. A lo que añade que “el Derecho del enemigo se construye no en base a hechos sino a quién eres. Si dedicamos un par de horas a mirar redes sociales encontraremos muchos tuits que no son investigados ni asumidos por el Fiscal en una causa. Y entonces cabe preguntarse cuál es el criterio que se sigue”.

Por último, en la tertulia participó también, vía telefónica, Raquel Sastre, humorista, quién considera que “hay que preguntarse porqué en la ficción sólo se le piden límites al humor, y no a otros géneros, como la novela o el cine. Imaginemos una mujer violada, porqué iba a estar muy ofendida porque se haga un chiste sobre una violación, cuando tal vez le duele más ver una película en la que aparezca esa acción” sentencia.

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