Este artículo se publicó hace 14 años.
Deneuve clausura Cannes con un musical atormentado
La actriz francesa, protagonista de Les Bien Aimés', apoya a Von Trier tras sus declaraciones
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Cannes entró ayer en sus últimos respiros celebrando el amour fou con trasfondo musical. De lo más adecuado en un país que ha adoptado el melodrama como símbolo de identidad nacional. Les Bien-Aimés, musical atormentado protagonizado por Catherine Deneuve, se proyectó fuera de competición en la clausura de la sección oficial del certamen. Es la nueva incursion en el género de Christophe Honoré, director bretón convertido en icono de los bourgeois-bohème parisinos, que ya pasó por Cannes hace cuatro años con Les chansons d'amour, triángulo amoroso contado a través de un puñado de canciones melancólicas.
La película transcurre a lo largo de las últimas cinco décadas, a través de las que sigue la pista a los amores de Madeleine (Catherine Deneuve), dependienta en una zapatería y prostituta a tiempo parcial, a quien el tiempo convertirá en burguesa de provincias, y de Véra (Chiara Mastroianni, hija de Deneuve en la realidad y la ficción), profesora enamorada de un homosexual instalado en Londres. El mayor logro de Honoré consiste en irradiar con bastante éxito temas tabú en un género tan frívolo como el musical. Introduce la historia, la angustia y la enfermedad en un paisaje que, por definición, debería resultarles ajeno.
"Mi idea era contar una historia ligera, pero los asuntos graves se impusieron. Pese a no creer que el cine está hecho para reflejar la vida, intento que mis películas tengan mucha vida en su interior", confesaba ayer Honoré. Por la película pasan la invasión soviética de Praga, los ataques a las Torres Gemelas o la irrupción del sida, que acabará con la despreocupación sentimental de sus personajes. Honoré logra desprenderse de tics recurrentes en su filmografía, que hasta la fecha reflejaba un cine afectado y de tramas impostadas, rozando ocasionalmente el ridículo.
Menos caprichosoLes Bien Aimés responde a un registro menos condescendiente con sus caprichos. En especial, el primer tramo de la película, en un París deliberadamente pop que recuerda al de Truffaut y Demy. Honoré cuenta esta vez con una aliada poderosa. Cada vez que Deneuve aparece en pantalla, consigue inscribir la película en la continuidad con un cierto cine francés.
Deneuve, que dijo "adorar el género musical", apoyó también al director Lars Von Trier, designado "persona non grata" por el festival tras sus declaraciones filonazis. "Sus palabras me parecen chocantes, pero aún más la forma en que han sido utilizadas", afirmó Deneuve, que trabajó con el cineasta danés en Bailar en la oscuridad, otro musical de autor celebrado por Cannes.
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