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Destellos de la vida en una correspondencia filmada

El Festival Punto de Vista estrena las cartas en vídeo entre Jonas Mekas, pope del underground, y Guerín, el cineasta español que mejor trata la no ficción

SARA BRITO

José Luis Guerín está sentado en la cafetería de la estación Gare de Lyon un día de invierno. Desde allí escribe (y filma) las primeras líneas de una correspondencia muy particular: el carteo cinematográfico que mantendrá con Jonas Mekas, emblema indiscutible del cine underground americano y del documental en primera persona (películas-diario), y referente de generaciones de directores experimentales. Guerín deambula por las calles de París sin ruta fija, pero 'atento a una imagen, a un personaje, a una película', dice. 'Recuerdo entonces sus palabras en Nueva York', continúa el español. 'Yo reacciono a la vida', le dijo Mekas al director de En construcción hace años. Una formulación cinematográfica acorde con la poética del azar, que une a ambos.

La respuesta de Jonas Mekas pasa del blanco y negro de la cámara de Guerín al color invernal que el director de origen lituano capta desde la ventana de su casa neoyorkina. 'Intentaré entregarte destellos de mi vida', le dice Mekas. 'Dices algo sobre mi cine como una reacción a la vida en mi entorno. Es y no es así. Sólo las musas lo saben', apunta.

Mekas: 'Si una película necesita ser explicada, es una mala película'

'Me sentía igual cuando tenía 20 años', reconoce quien ronda los 90. 'Nunca expliqué mi poesía. Si un poema o una película necesitan ser explicados, significa que es un mal poema o una mala película', escribe Mekas a Público desde Nueva York.

En efecto, en el careo dialéc-tico entre los dos cineastas, es Mekas, el anciano, el pionero, el que más cerca está del postulado socrático del 'sólo sé que no sé nada'. Se nota en la frescura cotidiana con la que filma, en la escasa trascendencia con la que afronta la correspondencia. También en el insomnio que le agarra en una de sus cartas-vídeo, en la que reconoce una vez más que el misterio permanece: 'Esa es la belleza de la vida, seguimos avanzando y ninguna explicación es realmente necesaria'.

Guerín: 'A Jonas le gusta el material en bruto. Yo necesito una estilización'

Guerín, en cambio, opta por un discurso más elaborado, pero igualmente inclinado hacia un cine que es un tanteo en la sombra. 'Son escrituras distintas, pero existe una comunicación basada en que cada uno mantiene su personalidad en el cine', reflexiona Guerín para este periódico. 'En Jonas, efectivamente, hay un gusto por lo aleatorio, por un material más en bruto. Yo necesito más una pauta de estilización el encuadre, el blanco y negro. Necesito tener que decidir', reconoce.

Una y otra vez, y así hasta en cinco cartas filmadas, se leerán en imágenes Mekas y Guerín, Guerín y Mekas. El resultado, un apasionante intercambio de puntos de vista sobre la vida y el cine, será visto por primera vez en el Festival Punto de Vista de Pamplona, cita imprescindible con el cine de no ficción en España, que arrancará el próximo 22 de febrero. Será el aperitivo de una gran exposición que prepara el CCCB para otoño y que continuará su ruta en La Casa Encendida de Madrid y en el Centro Universitario Tlatelolco en México.

Todas las cartas es un proyecto que se inició en 2006 con aquella primera correspondencia entre Víctor Erice y Abbas Kiarostami, que se exhibió en el Pompidou parisino y en el CCCB barcelonés. La exposición reunirá las obras de intercambio entre parejas de directores, seleccionadas por el comisario Jordi Balló, que se han dedicado al sano ejercicio de experimentar. 'Parejas de creadores situados en territorios alejados pero unidos por la voluntad de compartir preocupaciones y puntos de vista', tal y como explican desde el CCCB. Isaki Lacuesta y la japonesa Naomi Kawase, Guerín y Mekas, Albert Serra y el argentino Lisandro Alonso; Jaime Rosales y el chino Wang Bing; el mexicano Fernando Eimbcke y la coreana So Yong Kim.

La correspondencia será el aperitivo de una gran exposición en el CCCB

En este caso, fue Guerín quien escogió a Mekas. 'Me pidieron que diera cinco nombres de cineastas con los que me gustaría iniciar una correspondencia. Pensé en directores de EEUU, en Monte Hellman, en Peter Bogdanovich, pero el primero fue siempre Mekas', reconoce.

No es para menos. José Luis Guerín mamó el underground americano de las películas que el lituano empezó a rodar cuando en los cincuenta llegó a EEUU y se compró una cámara Bólex. También le debe mucho a los textos que escribía desde la revista Film Culture, que Mekas fundó en 1955. 'Recibí el imaginario mítico del Nueva York de los sesenta, del cine y en buena medida del rock and roll a través de Jonas Mekas. Él estaba allí y era un instigador, un activista cultural, un pionero', explica.

Así nació un carteo, que para Guerín es la oportunidad de recuperar cierta idea de diálogo que cree perdida en el cine contemporáneo. 'Los nuevos movimientos nacen de la colectividad y el diálogo, y eso no existe hoy en día', asume nostálgico.

Las últimas cartas de Mekas y Guerín están aún por escribirse. 'Lo que más me gusta es que es un proceso vivo. Quizás sigamos con el carteo. Esto no se acaba dice. Es como el cine que me apasiona, que no se entiende como un plan ajustado de antemano sino como una revelación'.

Regreso a Walden

Las cartas están hechas de guiños. También las que se filman. Guerín le hace uno a Mekas cuando, en un descanso en un festival en Boston, visita Walden, donde Henry David Thoreau se retiró de la ciudad y las mentiras del capitalismo del siglo XIX. Allí rodó Mekas su filme-diario ‘Walden'. 'Me visitan en este bosque las imágenes de Thoreau y de su ideario de vida sencilla en la naturaleza. También las imágenes de Jonas Mekas', dice Guerín, para quien el neoyorkino es ejemplo de un cine franciscano. En esta carta es invierno. 

La noche del insomnio 

Mekas se filma de madrugada. La cámara se mueve muy cerca de su cara. Medio dormido, y ansioso por explicarse, reconoce a Guerín que su manera de hacer cine es como un juego, en el que no encuentra explicaciones. Los insomnios parecen haberse instalado en la vida del cineasta, que presentará en la Berlinale, que arranca mañana, su último trabajo (o juego): ‘Sleepless Nights Stories'. A cada carta, el tiempo avanza. De la nieve de las primeras misivas, pasamos a una primavera cuyos signos Mekas filma con asombro.

La vida es un lienzo en blanco para la imaginación 

La frase ('La vida es un lienzo en blanco para la imaginación') es de Thoreau, el espíritu que recorre subterráneamente la correspondencia (y el cine) de ambos. Guerín filma en una ciudad centroeuropea la vida que pasa cerca de una pantalla de cine en blanco. 'Busco en ese encuadre un orden oculto. Y filmo los errores', dice. En respuesta a una carta de Mekas, recorrerá también los escenarios de los errores humanos de la Europa del siglo XX, en Polonia. Los errores de los que huyó Mekas cuando era joven.  

Sombras alargadas del pasado  

Mekas visita los lugares del odio entre los hombres en la Europa del Este de la que él tuvo que huir junto a su hermano, cuando apenas tenía 25 años. Primero acude a un cementerio judío, cuyos muros fueron destruidos por los alemanes durante la II Guerra Mundial. Luego viaja a Eslovaquia, donde visita los viejos lugares de la tortura: una prisión rural del siglo XVII, con siniestras máquinas para el sufrimiento. El relato de ambos cineastas también deja espacio al horror. Es verano.  

El gran ‘outsider'

Desde el inicio de su carrera, José Luis Guerín ha huido tan lejos de los convencionalismos como ha podido. En su segundo largo, ‘Innisfree' (1990), ya le daba por hacer una película sobre otra película (‘El hombre tranquilo'). Diez años después vivía su particular contacto con el éxito gracias a ‘En construcción', un documental sobre la edificación de un bloque de viviendas en el que contaba la vida de los obreros. Su próximo trabajo, ‘Guest' (pendiente de estreno), se trata de un recorrido por distintos festivales de cine a los que fue invitado. Rodada mientras mantuvo la correspondencia con Mekas, mucho de ‘Guest' se cuela en sus cartas.  

El cine del experimento

Nacido en Lituania en 1922, vivió en un campo de refugiados antes de emigrar a Estados Unidos en 1949. En la década de los sesenta estuvo muy vinculado a la escena del pop art y el cine experimental, especialmente con Andy Warhol. La crítica siempre ha alabado sus creaciones, especialmente sus conocidas películas-diario, como ‘Walden' (1969) o ‘Lost, Lost, Lost' (1975). Una de sus últimas películas-diario, de 2001, dura cinco horas. Su visión experimental del cine le llevó en 2007 a embarcarse en el proyecto de realizar 365 cortometrajes en un año, pensados para ser reproducidos en un iPod.  

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