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El discreto encanto de la joven Mar Coll

La realizadora opta a la mejor dirección novel por 'Tres días con la familia', que suma otra nominación para Nausicaa Bonnín

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Silenciosamente, sin armar revuelo, Mar Coll (Barcelona, 1981) se ha convertido en uno de los rostros del año, sin necesidad de prodigarse en saraos, alfombras rojas ni debates en torno a lo divino y lo humano en el revuelto seno del cine español. Ella sólo ha tenido que hacer una buena primera película, Tres días con la familia, que se ha convertido en uno de los debuts más celebrados de 2009.

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El próximo domingo podría completar el palmarés con el que ha ido adornando su ópera prima: ya tiene la mejor dirección del Festival de Málaga, donde los protagonistas Nausicaa Bonnín y Eduard Fernández también fueron galardonados, y la mejor película y dirección en los recientes Premios Gaudí, que otorga la Academia del Cine de Catalunya.

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Coll tiene ganas de que llegue el domingo, y no sólo para llevarse (o no) a casa el Goya a la mejor dirección novel. Sobre todo, espera cerrar de una vez la puerta de su primer filme. "Es extraño estar hablando todavía de una película que se rodó hace año y medio. Tengo ganas de ponerme con un nuevo proyecto", reconoce.

El largo camino de la promoción ha sido uno de los aprendizajes inesperados a los que esta catalana de 28 años ha tenido que hacer frente en un año que le ha llevado a participar en el Festival de Londres y en un puñado de certámenes latinoamericanos. "La promoción ocupa un tiempo enorme de tu vida y necesitas unas habilidades que no sabes que debes tener cuando eliges dedicarte al cine", asegura.

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Tampoco sabía entonces, que a la hora de rodar, hay que estar lo más cerca posible de los actores. "Al principio era más fría", recuerda. "Aprendí que las relaciones con los actores se tienen que cuidar mucho, y es algo a lo que no daba importancia. Hay que cuidarlos, felicitarlos, pero también pedirles que aporten cosas de su cosecha a los personajes".

Para Coll, debutar con una historia sobre la familia fue natural: "Tenía claro que quería hablar de algo cercano, algo sobre lo que tuviera mis propias experiencias y opiniones. Me parecía que tenía sentido hablar en mi primera película sobre las relaciones originarias".

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"Mi debut no ha sido nada traumático, he estado muy protegida por la escuela"

Tres días con la familia se centra en los rituales, las torpezas y en lo que callan los miembros de un clan de la burguesía catalana reunidos por la muerte del patriarca. La directora rehúye la obviedad, y da tiempo a sus personajes para que se expliquen con sus gestos, para que revelen lo que no se dicen, aun cuando no paran de hablar. "Me parece mas verosímil no explicitar. Las cosas en la vida no te vienen explicadas, tienes que hacer un esfuerzo para entender a la gente que conoces", dice. "Además", matiza, "no quiero menospreciar al espectador".

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Su visión compleja de la familia, herencia reconocida del cine francés de ArnaudDesplechin, fue clave para que Escándalo Films, productora vinculada a la Escuela de Cinema de Catalunya (ESCAC), la eligiera entre un puñado de proyectos. "Mi debut no ha sido nada traumático, he estado muy protegida por la escuela", asegura.

Ahora, antes de lanzarse a la caza del productor para su próxima película, está escribiendo otra historia íntima, en la que la familia quedará en segundo plano. "Tengo claro que lo mío no es El Orfanato, no hago cine masivo". Aún así cree que a Tres días con la familia todavía le queda público por encontrar. El Goya sería la mejor ayuda.

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