Este artículo se publicó hace 13 años.
Un documental muestra cómo una condena injusta calmó la ira social
La Seminci proyecta el caso de Paco Larrañaga en Filipinas
Un horrible crimen que sacudió a una comunidad. Unos medios de comunicación que construyeron el retrato de un abominable villano, violador y asesino y un sistema profundamente corrupto donde tuvo lugar un juicio lleno de irregularidades. Rodado a lo largo de siete años en tres continentes, Give up Tomorrow: In the Face of Injustice, no one is safe (Ríndete mañana: en la cara de la injusticia, nadie está a salvo) indaga en la historia de Paco Larrañaga. De madre filipina y padre vasco, Larrañaga fue condenado sin pruebas a la pena capital por el asesinato de dos chicas en la isla de Cebú, en Filipinas.
El caso de Larrañaga saltó a la opinion pública española en 2005 con una primera cinta producida por Mediapro y de los mismos autores. La presión popular y las gestiones de las autoridades españolas lograron traer a Larrañaga a una cárcel del País Vasco, donde sigue cumpliendo condena. Esta es la historia que desarrollan Michael Collins y Marty Syjuco, director y productor de un documental que ha sido galardonado en numerosos festivales como el de Tribeca, en Nueva York, y que hoy se estrena en la Seminci de Valladolid.
Más de 30 testigos apartados del juicio avalan la inocencia del condenado
En 1997, Larrañaga fue encerrado en una prisión de máxima seguridad, "una ciudad enmurallada bajo el control de bandas violentas", explica Collins, donde él y Syjuco trabajaron durante meses. "El trabajo en la prisión fue uno de los mayores retos", prosigue el director. "Cada vez que íbamos a rodar, volvíamos rápidamente a Manila, donde nos sentíamos seguros. Nadie sabe quién podría estar destrás de la condena de Paco", recuerda Syjuco.
"La población nunca había experimentado un crimen como aquél y necesitaban a alguien a quién culpar", explica el director. Más de 30 personas atestiguan que Paco se encontraba entonces en Manila, a 350 km del lugar del crimen. "El legado poscolonial en Filipinas dejó la tensión de la guerra de clases que los medios agitaron en este caso", sustenta Collins. "Y a eso se suma la corrupción endémica que existe en el país", añade Syjuco.
La cinta retrata la fortaleza de una familia con todo un país en contra; los testigos que no pudieron declarar en el juicio y en los que aún pervive el miedo a hablar; y la fuerza de voluntad del protagonista, que cada amanecer se decidía a acabar con todo, pero que terminaba prometiéndose: "Me rendiré mañana".
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