Este artículo se publicó hace 13 años.
Don Quixote bebe ‘bleeding’
Sea bajo el rudo sol de Benicàssim o bajo la luna que alumbra el secarral del recinto de festivales, los hábitos de los fibers son dignos de un documental de la vida más animal.
1. Un público muy leído
Los fibers se han descubierto como intensos lectores. En la playa, entre mucho best seller de escritores desconocidos en España (se intuye lo de best seller porque el nombre del autor es 35 veces más grande que el título), una chica leía las Crónicas de Dylan, en bikini, cubierta por un sombrerón y con los pies en el agua. A buen seguro que el viejo cantautor hubiera aprobado esa forma de leer. Bajo una sombrilla, un británico sostiene un voluminoso tomo negro en el que hay inscritas dos palabras: Don Quixote. Turismo cultural, vaya.
2. El último plasta
Concierto de The Streets, dos de la madrugada. Un joven británico, en bermudas, sin camiseta y con gestos nerviosos, se acerca a un periodista español y bromea con quitarle el portátil. "Quiero ver tu portátil", repite siete veces. Como no tiene éxito, continúa su peregrinar entre el público, solo, hablando con cada persona que se encuentra. Con costumbres como lanzar minis de cerveza a la multitud, el público inglés puede resultar pesado, pero es sólo su forma de divertirse.
3. Mundo groupie
La zona VIP cuenta con dos puertas. A lo largo del día de ayer, se hizo habitual encontrarse en uno y otro acceso con dos jovencitas inglesas intentando colarse. Por la convicción con la que hablaban, sus argumentos debían ser sólidos, pero les faltaba la pulserita de rigor que da acceso a los privilegios de los invitados. Ya entrada la madrugada, un miembro de seguridad trataba de sacar de los baños masculinos de la zona VIP a dos chicas que no querían hacer cola en los femeninos. ¿Adivinan quiénes eran?
4. Sangría británica
Hace años, había quien se preguntaba si esto del FIB no era algo molesto para los habitantes de Benicàssim. Los comerciantes salieron en tromba para dejar claro lo majos y respetuosos que eran estos jóvenes. Con la llegada del público británico, tuvieron que ponerse al día, traduciendo sus carteles al inglés. Ahora es difícil encontrar erratas, pero todavía hay anuncios hilarantes como ese que dice: "Music, sandwich, beer and bleeding". ¿Bleeding? Exacto: un buen vaso de sangría.
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