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Durmientes que explotan en la Red

Los foros y blogs relanzan libros que parten sin promoción

PAULA CORROTO

El término sleeper (durmiente, en su traducción al castellano) es muy utilizado en la nomenclatura cinematográfica. Sirve para designar aquellas películas que sin gozar de una extraordinaria promoción y sin contar con mucho apoyo, de repente parten la taquilla.

En el ámbito literario también existen estos durmientes. Uno de estos últimos ejemplos es Firmin, del norteamericano Sam Savage. Fue editado por primera vez en 2006 en Coffee House, una minúscula editoral de Minneapolis. Por casualidad, hace unos meses, la editora de Seix Barral, Elena Ramírez, compró los derechos en España. 'Estaba en la agencia literaria Sandra Bruna y me llamó la atención su portada, con una rata feísima convertida en lectora. Pensé que debía ser bueno', aclara a Público. Y tanto que lo ha sido: más de 50.000 ejemplares vendidos en tres meses. Pero el libro, a priori, no contaba con las características que suelen tener los libros exitosos. 'Sam Savage es un autor poco promocionable, porque es un desconocido y no se mueve de su país; además, el libro tampoco aparecía en la lista de los más vendidos del New York Times. Era un riesgo', acredita Ramírez.

Pero el entusiasmo hizo el resto. 'Los críticos pronto se fijaron en el libro y comenzaron a darle muy buenas críticas', sostiene la editora.
Ahora bien, Internet también tuvo parte de culpa. Tanto en España, como en EE UU. De hecho, cuando Ramírez se hizo con los derechos el libro ya llevaba un año en circulación y se había vendido a Corea y Japón. Los internautas le habían dado su bendición.

El caso ‘Murakami'

Los editores saben que una gran promoción no siempre es garantía de nada. 'Esto no es promoción sí o no, pero un libro se vende gracias al boca a boca y es evidente que hoy Internet es un gran altavoz', señala la editora de Seix Barral.

Otro ejemplo muy notorio del poder de la Red para despertar autores es el caso de Haruki Murakami y su Tokio blues (Tusquets). Tal y como comentan fuentes de la editoral barcelonesa, Murakami fue contratado en 1998 y en 2001 apareció su primer libro traducido al castellano, Crónica del pájaro que da cuerda al mundo. La editorial lo compró porque venía muy recomendado por un agente literario. Se publicaron todos sus libros. Sin embargo, el autor japonés no acababa de cuajar. Hasta que llegó el despertar de Tokio Blues.

'Apareció en 2005 de forma muy tímida. Hicimos una distribución estándar, pero, de repente, comenzó a funcionar. El libro tampoco era el último, ya que había aparecido por primera vez en su país en los años ochenta', relatan desde la editorial Tusquet.

La moda de lo japonés, el atractivo título y el fervor que cundió en los foros y blogs, convirtieron a Murakami en un best-sellers. De hecho, no son pocos los que desde la Red le aclaman hoy para el Nobel.

Una pena en observación, de C.S Lewis o 84 Charing Cross road, ambos de Anagrama, también han gozado del aplauso de los internautas y los han devuelto a las librerías años después de su publicación. La conclusión parece evidente: en Internet está la clave del éxito.

 

Mecánico de bicicletas, carpintero, pescador, tipógrafo y profesor de Filosofía en la Universidad de Yale. Este es el currículum de Sam Savage, un escritor que ha revolucionado los mercados con su primera novela Firmin (Seix Barral), un canto al amor por la literatura que comenzó su andadura en una minúscula editorial de Minneapolis (EEUU).


¿Cuál es el origen de Firmin?
Realmente no lo sé. Escribí los dos primeros capítulos sin ningún plan previsto. No sabía que eran las dos primeras páginas de una novela, o que la persona que hablaba era una rata.


¿Por qué el protagonista es precisamente una rata?
Las ratas son las últimas outsider de la sociedad. Son despreciadas y marginadas, y me servían como metáfora para mostrar cualquier tipo de exclusión social. La novela es un canto a la literatura.

¿Lo escribió para alarmar sobre la pérdida de lectores en el mundo?
Bueno, ese no era mi objetivo. Sin embargo, la pérdida de lectura es un hecho deprimente del cual yo era consciente mientras escribía. Yo sabía que Firmin, con ese amor que muestra hacia la literatura, sería hoy un friki, y no sólo por ser una rata.

¿Por qué publicó la novela en la pequeña editorial Coffee House?
No intenté publicarla en ninguna editorial grande. Yo no tengo ningún contacto literario, ni ningún agente y pensé que si les enviaba el manuscrito, nunca se lo leerían. Yo pensaba que tendría muy pocos lectores, por lo que una editorial pequeña me pareció el lugar perfecto.

¿Nunca pensó que tendría el enorme éxito de ser traducida a 14 idiomas?

Estoy atónito. Ni en mis sueños más salvajes imaginé esto. Yo había comentado que tendría unos dos mil lectores, y no esperaba más de eso.
Su libro ha tenido este recorrido gracias a Internet.

¿Cree que la Red  puede cambiar el actual mercado editorial?
Estoy convencido de ello. Sin Internet, este libro hubiera desaparecido sin rastro. No tuve ninguna reseña en los medios. Su éxito se debe, sin duda, a la labor de los blogueros literarios.

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