Este artículo se publicó hace 14 años.
"Las empresas saben más de ti que tú mismo"
La directora del Centro Nacional para el Gobierno Digital cree que la propiedad intelectual necesita de un marco legal en Internet y alerta sobre la falta de privacidad en la Red
Jane E. Fountain es fundadora y directora del Centro Nacional para un Gobierno Digital (NCDG, en sus siglas en inglés), una organización estadounidense que estudia la aplicación de las nuevas tecnologías a la actividad del Gobierno y su relación con los ciudadanos y las empresas.
Especialista mundial en el entorno digital, su libro Building the Virtual State: Information Technology and Institutional Change se ha convertido en una referencia básica para comprender cómo funcionarán las instituciones del futuro. Asimismo, profundiza en asuntos clave que la nueva sociedad de la información debe afrontar urgentemente, como la gestión de la propiedad intelectual o la privacidad del internauta.
¿Es posible defender la propiedad intelectual en Internet?
El significado fundamental de la propiedad intelectual de las obras está cambiando, trasladándose de la posesión de la obra al uso de ella. Por un lado, la filosofía de mucha gente es compartir todo lo que es creado. Defienden con fuerza las licencias Creative Commons, que reservan cierto reconocimiento de la propiedad y al mismo tiempo puede ser compartida. Por otro lado, están las industrias, cuyo modelo de negocio ha sido construido en torno a la propiedad intelectual. No quieren cambios. Así que habrá que negociar. Personalmente no creo que todo deba ser colgado y compartido en Internet, pero podría equivocarme.
¿Cree que leyes restrictivas que penalizan al internauta son el camino a seguir?
Puedo entender por qué una empresa desea imponer estas restricciones, para proteger su propiedad, pero creo que se ha ido muy lejos. Y se necesita un debate sobre lo que es uso justo de la obra y uso ilícito, saber a qué nos referimos cuando hablamos de propiedad y de uso. Cuando tú te comprabas un libro, era tu libro y si querías prestarlo a cinco amigos lo hacías. Pero ahora aparece la idea de que estamos pagando por el uso temporal de algo, en lugar de comprar el artículo. Es una de las discusiones: si compras una canción, sólo tienes derecho a usarla.
¿Cómo encontrar el balance entre los intereses de las empresas y la potencialidad de conocimiento que trae Internet?
El asunto de la propiedad intelectual debe resolverse a partir de decisiones judiciales y leyes. No es algo simple. Las empresas tienen que tener cierta protección. Si alguien crea algo con copyright, no se puede subir a Internet e ignorar esa protección. Al mismo tiempo, está la idea de cuál es el uso adecuado y lícito de la obra por parte del usuario.
¿Cómo definiría el concepto de gobierno digital?
Mis estudios van encaminados a comprender los cambios de estructura y comportamiento de la Administración en esta nueva coyuntura en que nos encontramos, la de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. ¿Se trata de un cambio fundamental o superficial? Además, si hay un cambio, en el NCDG intentamos estudiar cómo es ese proceso del cambio. Para eso profundizamos en otras épocas de cambios profundos, como la Revolución Industrial. La idea es que se tomen las mejores decisiones a la hora de utilizar las nuevas tecnologías en el Gobierno.
¿Cree que la llegada de Internet es comparable a la Revolución Industrial?
Sí, y quizás es más significativa, más seria. Si nos tomamos en serio los cambios en el campo de la privacidad, de la identidad... son cambios muy significativos en la psicología de la gente y en la sociedad.
¿Está nuestra privacidad en peligro?
Puedes ponerla en peligro. Lo curioso es la facilidad con la que la gente ofrece su vida privada. Suben fotos a Internet y deberían tener el control sobre ellas. Creo que es fundamental proteger la privacidad en Internet, pero todavía no tenemos un cuerpo legal ni un conocimiento para hacerlo.
¿Se refiere a redes como Facebook?
Sí. Creo que la idea de que la gente se conecte y se envíe información es muy excitante y útil. Sin embargo, el sistema no está protegiendo su privacidad y utiliza esa información para unos fines que el internauta no sospecha, como por ejemplo hacer bases de datos para empresas de márketing. Envían a las empresas la información que comparten con sus amigos, cosas que sienten o piensan. No hay una ley que lo impida en estos momentos. La gente, cuando se apunta a Facebook o MySpace, acepta unas condiciones que lee... o no lee.
¿Qué podemos hacer para protegernos?
Debemos desarrollar un marco legal que ponga límites. Hay empresas en Estados Unidos que cruzan sus bases de datos y consiguen una información muy poderosa sobre las preferencias de la gente: qué compran, cómo compran, dónde compran, quiénes son sus amigos, en qué se diferencian sus gustos de los de sus amigos... Son sistemas muy sofisticados. Las empresas saben más de ti que tú mismo. Y eso es algo inquietante.
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