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Entrevista Andrés Rábago, el Roto: “No soy un visionario, sólo un mero observador”

El dibujante satírico ilustra 'Antitauromaquia', un tratado del escritor Manuel Vicent contra las corridas de toros

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Andrés Rábago, el Roto, en una foto de archivo. / EFE

MADRID, Actualizado:


Andrés Rábago ilustra Antitauromaquia (Random House), el tratado contra la fiesta de Manuel Vicent. Lo hace bajo el seudónimo del Roto, con el que lleva diseccionando la realidad desde la transición, aunque antes ya lo había hecho como OPS en las revistas Hermano Lobo y La Codorniz. “No tengo capacidad de visionario, soy un mero observador”, tercia el dibujante satírico, quien saltó de las páginas de Diario 16 y El Independiente a las de El País. Madrileño del 47 y con un Premio Nacional de Ilustración en la vitrina, Rábago también pinta.

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No suele dar entrevistas sin un gancho, en este caso sus dibujos para el libro de Vicent. Quizás le resulte fastidioso porque le interrumpe su trabajo...

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A fallback.


No me importa que interrumpan mi trabajo. La presencia diaria en un medio ya es suficiente, como para tener que dar la tabarra ocupando el espacio de otras personas que, a lo mejor, no tienen el privilegio de estar presentes todos los días.


Además, la viñeta está ahí. Para qué explicarla, ¿no?

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Claro. Sin embargo, no te suelen preguntar por el significado de una viñeta concreta, sino que son entrevistas más genéricas.


Vicent ha reelaborado los textos de Antitauromaquia, cuya primera versión fue publicada en 2001. En su caso, ha dejado atrás las ilustraciones de OPS y puesto a dibujar al Roto: ¿qué ha cambiado?

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Las diferencias son grandes, no sólo estilísticas, sino también de posición frente a lo real. OPS trata el territorio del inconsciente. Parte del dadá, del surrealismo y de mayo del 68. Nació en el tardofranquismo, una época de estricta censura. Su lenguaje es, entre comillas, bastante críptico.

"Estamos en una fase de la evolución del hombre en la que la sensibilidad impide apreciar ninguna forma de belleza en nada que conlleve el dolor de un ser vivo"

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No va a las cosas directamente, sino desde un territorio más profundo: allí donde emerge lo que está ocurriendo, es decir, la estructura psicológica interna donde nace lo que está emergiendo. Luego, el Roto aflora completamente. Sale al exterior y, en democracia, empieza a hablar de una forma más directa. Su lenguaje es más abierto y obvio, pues el anterior le resultaría extraño al lector.


¿A veces el Roto no tiene ganas de quedarse callado?

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Sería lo ideal, pero en un dibujo diario no es posible. El lector de periódico es relativamente rápido, por lo que no parecería acertado exponerle acertijos.


De hecho, usted cree que hoy hay que darle mascada la viñeta al lector. O sea, que debe ir acompañada de un texto que ayude a su comprensión.

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Considera que el texto envejece antes que el dibujo, aunque en su obra pesa más el texto, hasta el punto de que el dibujo podría ser otro.

Procuro que no sea otro y que el dibujo tenga razón de ser. Que sea creíble lo que diga el personaje, que la escena sea adecuada… No puedes coger el dibujo y ponerle un texto.


Sus viñetas remiten a Roland Topor, pero también a Castelao…

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Castelao es un dibujante que me ha interesado muchísimo. Nos aproxima ese territorio de lo social y las frases bien dichas, es decir, muy concretas. En ese sentido, tenemos unos lenguajes similares.


Por cierto, usted come a la una y media, ¿y se levanta a las…?

A las siete y media. Soy muy riguroso en los horarios, no soy nada bohemio.

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Vayamos al libro. Vicent considera que “la corrida ha perdido toda su estética”. ¿Hubo belleza?


Estamos en una fase de la evolución del hombre en la que la sensibilidad impide apreciar ninguna forma de belleza en nada que conlleve el dolor de un ser vivo. Ahí se pierde toda posibilidad de realizar nada que tenga que ver con la estética. Me resulta imposible contemplarlo bajo esa óptica.

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¿Ha estado en la plaza?


Estuve de niño en una charlotada. No me gustó nada aquello. Era un lugar siniestro, feo y bullicioso. Creo que fuimos con la escuela y hacía un calor espantoso… Después, un amigo me llevó a ver lo que parecía que iba a ser una gran corrida, y resultó un tedio espantoso. Luego no he querido ir más veces.

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¿Los toros son una cuestión de fe? ¿Entroncan con lo religioso, por su carácter irracional?


Entre la estética y la religión, echamos a perder una cosa y la otra. No debemos mezclar las cosas. Ello mismos lo llaman “espectáculo taurino”, basado en la lidia y en la muerte de un animal. Y eso es lo que es, aunque luego se puede adornar…


A saber qué pensarán los toros...

Ponerles a pensar es hacerles un feo. Afortunadamente, se rigen por unas leyes que me atrevería a llamar superiores. Ellos obedecen a su instinto, que está perfectamente trazado.

"La televisión ha sido mi bestia negra hasta hace poco. Ahora lo es internet, pero son causas perdidas, como se puede comprobar"

Son unas leyes muy rígidas, que no pueden desobedecer. Un punto clave, pues el hombre puede desobedecer las leyes divinas e incluso las propias, pero el animal, no. Insisto: el hombre es libre y el toro, no. Y ese enfrentamiento entre un ser libre y un ser sometido es lo que hace innoble ese espectáculo.


Y a nosotros, ¿quién nos torea?

Vicent dice que nadie nos torea si no nos dejamos. Los hombres no entramos al trapo fácilmente. Más que torearnos, nos someten a través de la hipnosis, que es mucho más sofisticado. Podríamos decir que el toro está sometido a la hipnosis del paño que se mueve y nosotros, a la capa de la manipulación continua de la información.


Sus viñetas apuntan hacia los de arriba, pero también hacia los de abajo. ¿Falta autocrítica en todos los estratos de la sociedad?


¿Cuál es el límite de la sátira?

Los límites al humor son mecanismos de control social. Aunque yo me impongo unos límites personales: no insulto, ni practico la agresión gratuita. Cuando estás en un espacio público, debes fijar unos límites a la hora de relacionarte. Internet también es un espacio público, aunque la gente no se da cuenta cuando tuitea, por lo que las formas de comportamiento deben ser civilizadas y educadas. Hay que tener en cuenta a quien tienes enfrente: es una multitud pero, en cualquier caso, no deja de ser una persona.


¿Le ha sorprendido no haber tenido ningún problema con las empresas editoras para las que ha trabajado durante todos estos años?

Andrés Rábago, el Roto, en una foto de archivo. / EFE


Usted le da voz a los animales y al medio ambiente. Paradójicamente, humaniza la realidad en un mundo cada vez más inhumano.


Usted es austero en el trazo. ¿También en la vida real?

Sí, lo procuro.


¿Cuántas viñetas tiene ahí apiladas?

Muchos son dibujos muertos, que ya no sirven.

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