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Ernesto Alterio: "Para pasar página inevitablemente hay que leerla"

El actor protagoniza 'Infancia clandestina', un filme sobre los montoneros dirigido por Benjamín Ávila, hijo de una desaparecida durante la dictadura militar argentina

MARÍA JOSÉ ARIAS

En 1979 Juan tenía 12 años, vivía en Cuba y un día sus padres le dijeron: 'Ya no eres Juan, ahora te llamas Ernesto y volvemos a Argentina'. Así arranca Infancia clandestina, una película que cuenta la historia de un preadolescente que debe vivir en la clandestinidad como consecuencia de la militancia de sus padres, montoneros. Es la historia de tantos niños de aquella época, de una generación entera a la que ha puesto voz el director Benjamín Ávila, hijo de una desaparecida, basándose en su propia experiencia.

'Es el momento en el que se está empezando a escuchar la voz de los hijos. Hasta ahora esta historia era contada por la generación anterior', explica Ernesto Alterio, quien interpreta el papel del tío Beto en la película aunque en un principio se pensó en él para el padre. Director y actor coinciden, casi palabra por palabra, a la hora de hablar de la importancia de Infancia clandestina para su país. Sobre todo en el hecho de que ha conseguido sentar a hijos, padres y abuelos para hablar de un periodo muy reciente de su historia que les afecta a cada uno de maneras diferentes. 'Me interesan las películas que abren diálogos entre generaciones y, con este tema, todo el mundo discute y todos tienen razón', explica Ávila.

'Esta película propone una nueva mirada. Se están abriendo puntos de vista diferentes y se genera diálogo entre distintas generaciones', añade Alterio. El actor, hijo de exiliados y que ha crecido y madurado en España, conoce muy bien la realidad de allí y de aquí. Como dos periodos claves de la historia de Argentina y España se afrontan de forma diferente, en el cine y en la calle. Alterio destaca una diferencia importante y que según él marca la diferencia. Destaca que en su país de origen ha habido juicios.

'Aquí todavía hay que avanzar. Creo mucho en lo que tiene que ver con la memoria histórica. En España, los intentos de Garzón casi acaban con él en la cárcel. España está llena de fosas comunes. Son cosas que pulsan en un lugar oscuro, que guían nuestros pasos sin que sepamos muy bien porqué y que hacen que choquemos los unos con los otros', reflexiona. 'Para pasar página inevitablemente hay que leerla', concluye.

En lo referente al cine, Alterio reconoce que en Argentina también 'existe ese discurso de 'otra película sobre la dictadura'. Aquí pasa lo mismo con la Guerra Civil'. La novedad de Infancia clandestina, insiste, es el punto de vista desde el que se cuenta, el de un niño, el de la generación siguiente. 'Mis padres no sabían que iban a morir, ni mi abuela que iba a tener que buscarlos. Por eso creo que es un punto de vista nuevo para esta historia, que reivindica las decisiones de esa época', reconoce Benjamín Ávila.

Algo que llama la atención al respecto es la normalidad con la que Juan/Ernesto acepta todo lo que ocurre a su alrededor. 'En la película sorprende la naturalidad con la que convive el niño con la clandestinidad, la relación con las armas. Esta gente creía que los niños tenían que formar parte de esto', resume Alterio. Ávila va un poco más allá y asume el hecho de que se critique la capacidad para criar a un hijo de los montoneros. Crítica que queda reflejada en una escena muy dura en la que la abuela reclama a su hija que le entregue a sus nietos porque esa no es vida para unos niños. 'Alguien que juzga a esos padres es porque no dejó que una parte de la película le tocara. En esa época, esos padres no podían ver de otra manera su vida', explica Ávila, quien reconoce que como hijo también se lo pregunto. 'La respuesta tiene que ver con la madurez'.

A Alterio la película le ha removido recuerdos. Él no tuvo que vivir en la clandestinidad, pero su prematuro exilio y sus problemas para crearse una identidad los siente muy presentes en Infancia clandestina. 'La vi por primera vez cuando se presentó en Cannes y por la vorágine no tuve tiempo de asimilarla. Al llegar a mi casa en Madrid es cuando me di cuenta de que esta historia me atañe mucho más de lo que yo creía, de lo que yo pensaba. Soy un hijo de esta época'.

Incluso se adentra un poco más en su historia personal porque la película va un poco más allá de la realidad política y social argentina de aquellos años. El paso de la niñez a la madurez, el primer amor, la complejidad de construirse una identidad propia... Son temas muy presentes. 'Conecto con el niño de la película en el tema de construir una identidad, porque para mí ha sido complicado. Es un pregunta que nos hacemos permanentemente, pero cuando se construye la identidad es en estos años y yo también tuve dificultad en ese sentido'.

Su padre, el también actor Héctor Alterio, tuvo que dejar Argentina en 1974 al verse amenazado por la Triple A. Poco después vino el resto de la familia para reunirse con él en Madrid. Ernesto Alterio tenía entonces cuatro años y es ahora, que es padre, cuando se ha dado cuenta de que con esa edad eres consciente de todo lo que ocurre a tu alrededor.

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