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Nada escapa a la culpa, ni todo tiene perdón

El autor croata Zoran Drvenkar firma 'Sorry', un thriller sobre la pederastia

 

LÍDIA PENELO

'El tío de un amigo mío es un médico turco que vive en Alemania. Un día, dos tipos intentaron robarle mientras estaba en su coche y, cuando amenazaron con atacar a su familia, les disparó. Los agentes que llevaron el caso le preguntaron si sentía lo que había hecho y él dijo que no. Sigue en la cárcel por no haber dicho que se arrepentía', recuerda el escritor de origen croata Zoran Drvenkar para contar cómo nació Sorry, un thriller editado por Seix Barral que desmonta los prejuicios del lector.

Drevenkar afirma que la culpa es un sentimiento que le persigue desde niño aunque, ahora que se ha mudado a vivir a Irlanda, lo lleva 'un poquito mejor' porque ha tomado una distancia que le permite ver con más perspectiva lo que le rodea. 'Pero en el fondo es lo mismo que antes. Precisamente, en la novela quería ver cómo funcionaba el tema de la culpa y el perdón. Me metí muy dentro del libro para descubrir qué haría si estuviera en el caso de los personajes', añade.

Los protagonistas de Sorry son cuatro jóvenes de Berlín que se han quedado sin trabajo y deciden crear una agencia dedicada a pedir perdón. 'Nos ocupamos de que ya no tenga nada de lo que avergonzarse. Pasos en falso, malentendidos, despidos, litigios o errores. El perdón no conoce límites', reza la tarjeta de visita de estos jóvenes empresarios. El negocio les marcha bien hasta que un día aceptan el encargo de disculparse en nombre de un asesino. Pero lo que plantea Drvenkar a través de esta trama es que 'hay cosas para las que no existe el perdón, del mismo modo que se puede ser culpable de un asesinato y no estar arrepentido'.

Cuatro jóvenes de Berlín deciden crear una agencia dedicada a pedir perdónEscribir Sorry le costó más de lo que esperaba. Al percatarse de que iba a pasar 'algo horrible' se tomó una pausa de un año y medio para dedicarse a los cuentos infantiles. 'No fui capaz de seguir escribiendo, estaba asustado de la propia historia. Pero cuando recuperé fuerzas volví a los personajes y me impuse otro castigo: no afeitarme hasta terminar el libro. El pelo me sirvió para meterme más en mí mismo, era invierno, escribía por las noches y no tenía contacto con la luz del día', confiesa.

La pederastia es el otro motor del argumento, aunque Drevenkar nunca había investigado el tema y tampoco tenía previsto tratarlo. 'Tenía en mente a cuatro amigos que montaban un negocio y había un asesino que no se sabe por qué mata. Escribo para descubrir por qué los personajes que tengo en mi cabeza actúan de ese modo. No volveré a escribir sobre la pederastia'.

Insiste en subrayar que él no ha sufrido abusos: 'Mis padres siguen una costumbre muy yugoslava, la de pegar como si fuera un deporte. Ellos no fueron muy amables conmigo y me he convertido en un tipo poco familiar pero con muchos amigos'.

Zoran Drvenkar tiene razones para pensar que el mundo podría ser un lugar mejor, aunque no confía demasiado en el género humano. 'Creo que hay personas que podrían cambiar el mundo y no lo hacen, por ejemplo, Tom Cruise, que por cada película cobra 20 millones de dólares y es muy rico. También está la autora de Harry Potter y sus editores, que se han convertido en millonarios y no hacen nada para mejorar las cosas. Hay gente que está tan arriba que ya no quiere cambiar el mundo. Somos egoístas, supongo que forma parte de la naturaleza humana', sostiene el autor. Para él, los ricos son los únicos que se libran del sentimiento de culpa.

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