Este artículo se publicó hace 2 años.
'The Staircase', un 'true crime' con dos versiones totalmente opuestas de un mismo suceso
HBO Max estrena este jueves los tres primeros episodios de la miniserie protagonizada por Toni Collette y Colin Firth.
María José Arias
Madrid-Actualizado a
Antonio Campos y Maggie Cohn han recogido el trabajo hecho por Jean-Xavier de Lestrade en el documental The Staircase y han ampliado lo visto en él para dar forma a una miniserie de ocho episodios protagonizada por Colin Firth y Toni Collette con mucho que contar, mostrar y recrear. Concretamente lo vivido antes y después de aquella noche de diciembre de 2001 en la que Kathleen Peterson murió, según su marido, tras caerse por unas escaleras en su mansión de Carolina del Norte. El tribunal no lo vio así y le condenó. Dos décadas después, la historia de Michael y Kathleen Peterson regresa a la pantalla con una visión más profunda y extensa.
Lo que hoy estrena HBO Max son los tres primeros episodios. Vistos antes del estreno, funcionan como presentación de un suceso muy complejo con dos claros protagonistas, dos versiones opuestas de lo ocurrido y muchos secundarios. Con una duración por encima de la hora por capítulo, lo que plantea The Staircase es un caso lleno de matices donde importa, y mucho, la narración. En lugar de ignorar lo que ya se ha contado y hacer tabula rasa, sus creadores incorporan todo eso a su propuesta. Los corrillos de fotógrafos y periodistas esperando a la familia y las entrevistas que sus miembros protagonizaron son parte del guion. También el mencionado documental, estrenado en 2004 y actualizado con varios episodios posteriormente. Su director, su productor y el equipo entero se integran en la serie. Porque todo lo que rodeó al caso fue un poco un circo mediático y rodar un documental en pleno proceso judicial fue parte de ello.
El hecho central sobre el que se arma toda la miniserie es lo ocurrido ese 9 de diciembre de hace más de dos décadas. Una llamada al 911 de Michael alertaba de que su mujer se había caído por las escaleras. Los servicios de Emergencias la hallaron muerta, tirada al pie de una escalera secundaria de la mansión en la que vivía la familia y con abundante sangre en la escena. La versión de su marido fue esa: un accidente. Habían estado pasando la velada en el jardín al lado de la piscina y ella se retiró antes para preparar una reunión de trabajo que tenía al día siguiente. La versión defendida por el fiscal que llevó el caso fue otra muy distinta: Kathleen había descubierto que su marido tenía imágenes de hombres y contenido pornográfico, discutieron y él la mató haciéndolo pasar después por un accidente.
Michael, de profesión escritor y con aspiraciones políticas, fue condenado. Es algo sabido (o fácil de consultar). De ahí que la serie decida no jugar al misterio con el caso y conducir sus esfuerzos hacia otros aspectos. Por ejemplo, poner el foco en Kathleen y en cómo era la vida de ambos antes de aquella noche. O en cómo lo ocurrido afectó no solo al acusado y condenado, sino a todo su entorno. La de los Peterson era una familia muy numerosas. Separados ambos, ella aportó al matrimonio una hija, Caitlin. Él, cuatro. Los dos chicos, Clayton y Todd, fruto de su primer matrimonio. Las dos chicas, Margaret y Martha, adoptadas en Alemania después de que sus padres falleciesen.
Para dar cabida a todos y abarcar una investigación que se prolongó durante años, la narración se hace en varios tiempos. Por un lado, la recreación de esa noche –la serie arranca con el hijo mayor llegando a la casa después de una fiesta y encontrándosela invadida por sanitarios y agentes–. Por otro, un salto atrás en el tiempo de tres meses para conocer a la víctima, sus circunstancias, sus preocupaciones y su papel dentro de la familia. Por último, 2007, con Michael enfrentándose a estar fuera de prisión después de tantos años, con una nueva compañera y la sentencia pesando sobre él. El tercer episodio finaliza con el inicio del juicio, en 2003, que se desarrollará en capítulos sucesivos. La cara defensa contratada por Peterson incluye al abogado David Rudolf, interpretado por Michael Stuhlbarg (Dopesick). Con él, un séquito de expertos y especialistas solo concebible en un sistema judicial como el estadounidense. El sistema también es protagonista de The Staircase.
El que se cuenta es un caso truculento y por momentos algo sórdido. La serie no solo no lo esconde, sino que decide mostrarlo sin tapujos. Lo mismo enseña imágenes pornográficas que las de la autopsia de la víctima. No se escatima en detalles por muy incómodos que estos puedan resultar a quien pueda estar viéndolo en la tranquilidad del salón de su casa. Es parte del juego que propone The Staircase, como si no quisiese dejar nada a la imaginación en ese sentido. Eso sí, sin llegar a posicionarse sobre si Michael Peterson mentía en su versión o, por el contrario, decía la verdad y fue todo un accidente. En esos tres primeros episodios lo que se hace en plantear las distintas versiones de lo ocurrido, las contradicciones, cómo se llevó a cabo la investigación y quiénes estuvieron implicados en la misma. No se da por buena ninguna de las versiones en ese arranque. Se exponen, sin más.
Un reparto variopinto y funcional
Todo contado con la ayuda de dos actores como Colin Firth y Toni Collette, que contribuyen a que entrar en la serie sea fácil. Además, están arropados por un reparto realmente singular en lo que a los hijos del matrimonio se refiere. Caitlin está interpretada por Olivia DeJonge y sus dos hermanastras, Margaret y Martha, son Sophie Turner (Juego de tronos) y Odessa Young (The Stand). En cuanto a ellos, a Clayton le da vida Dane DeHaan y a Todd, Patrick Schwarzenegger. Una de las partes más interesantes que plantea la serie es cómo algunos de los hijos se dejan llevar por una fe ciega en la inocencia de su padre y otros aprecian ciertos resquicios en su historia que les hacen dudar.
La serie, en su primer capítulo, insiste en la idea de familia feliz que ellos quieren vender ante la opinión pública. Esta se va deshilachando a medida no solo que la cámara y el guion se adentran en sus vidas, sino a medida que la investigación empieza a hacer mella en cada uno de los jóvenes. Aún así, el papel más difícil es el de Colin Firth dando vida a un supuesto amante esposo que declara ser inocente de todo cargo y que se enfrenta a un doble juicio: el del tribunal por la muerte de su esposa y el moral por su bisexualidad al descubierto. El actor británico se mueve continuamente entre las aguas de la contención y del estallido. En cualquier escenario sale airoso.
Incluso acaba bien parado en esas escenas un tanto rocambolescas en las que pasea por su casa recordando lo vivido aquella noche seguido del equipo de rodaje del documental. O viendo a su defensa recrear la muerte de su esposa buscando explicaciones físicas a cómo podía haber tanta sangre en la escena y heridas en su cuerpo mientras celebran cada ocurrencia. Hay quienes no dudan en ningún momento de la inocencia o culpabilidad de Paterson, pero también a quienes ni siquiera les importan. Él, con el paso de los años, ha seguido defendiendo que no la mató pese a la condena contra él. En algún momento se explica en pantalla que una de sus teorías defensivas fue que la acusación respondía a una venganza contra él por artículos críticos publicados en un periódico local.
The Staircase no deja de ser una serie basada en un crimen real para fans del 'true crime', con un final sabido, que ya ha sido contada de alguna manera, que no escatima en detalles (o al menos es la impresión que da) y que se muestra sólida gracias a la actuación de un reparto realmente entregado con Collette y First como puntales intentando ir un poco más allá. Algo que no resulta sencillo en ocasiones. En varios momentos, si no fuese porque se sabe que es una historia real, algunas escenas no pasarían el filtro de la credibilidad.
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