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La falsa imagen irascible de Salinger

Las cartas que el escritor envió a un amigo británico revelan a un autor amante por encima de todo de su privacidad

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Si no publicas, es porque eres un sociópata. La imagen de J. D. Salinger que los medios de comunicación y la industria editorial construyeron durante décadas ha resultado ser falsa, o como mínimo exagerada. Las cartas que el escritor envió a un amigo británico revelan a un autor amante por encima de todo de su privacidad. Su único problema, que no era tal, es que amaba escribir, pero no publicar.

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Donald Hartog recibió 50 cartas y cuatro postales de Salinger a lo largo de años. Ambos se habían conocido en Viena 50 años atrás. Su hija las ha donado a la Universidad de East Anglia.

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Las misivas destruyen la imagen de ermitaño irascible del autor de El guardián entre el centeno comúnmente aceptada. Salinger hizo muchos viajes a Gran Bretaña y era un gran aficionado al tenis. Incluso con sus preferencias: hubiera querido que el inglés Tim Henman ganara en Wimbledon. Y su gusto por los Tres Tenores (en especial, Josep Carreras), las hamburguesas (que tenían que ser Burger King), la jardinería y el zoo de Londres en Regent's Park.

Las cartas tocan temas personales y de vida cotidiana. En una de ellas, relata el incendio que sufrió su casa en 1992. Cuenta que estuvo a punto de perder su trabajo literario no publicado de "los últimos 25 años". La Universidad de Princeton conserva siete de esas historias.

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