Este artículo se publicó hace 14 años.
La familia es una casa de locos
Ayaso y Sabroso dirigen su primer drama, La isla interior
La familia, ya lo decía Vito Corleone. Al capo di capi no se le escapaba que ahí está el origen de todo, incluidas unas cuantas taras y otros tantos males. Precisamente sobre lo que hacemos con las cargas físicas y emocionales que heredamos es de lo que habla La isla interior, el primer drama de la pareja de directores Félix Sabroso y Dunia Ayaso, más conocidos por reinventar la comedia petarda española con Perdona bonita pero Lucas me quería a mí (1997) y la comedia negra con Descongélate (2003). "Siempre hemos hecho comedia y ahora, en tiempos de crisis, nos ha dado por el drama", bromeó Ayaso.
El giro no es pequeño. De hecho, el guión estuvo en busca de producción durante unos cuantos años. "Nos solían decir: ¡Pero si vosotros hacéis comedia!", recuerda Ayaso, que reconoce que "a los productores les daba miedo". "Hasta que nos topamos con unos a los que les gusta el riesgo", precisa Sabroso.
Extirpar el humor no es una operación fácil, y deja su huella: "Creo que la siguiente comedia que hagamos tendrá un punto más amargo", adelanta el director. El camino elegido por el tándem ha sido el de la sobriedad y el de una cuidada puesta en escena que, según reconocen, toma como referente la soledad (en la composición de los planos) que trasmiten los cuadros de Edward Hopper.
Porque La isla interior habla de la familia, pero una donde sus miembros viven como cinco islas dentro de una misma casa, aislados los unos de los otros. No es casual que el filme haya sido rodado en Gran Canaria, de donde son ambos realizadores. "Rodamos en el colegio donde crecimos y en el hospital donde murió mi padre. Ha sido un viaje muy personal", reconoce Sabroso.
Alberto San Juan, Candela Peña y Cristina Marcos son Martín, Coral y Gracia, tres hermanos que afrontan la muerte de un padre esquizofrénico, interpretado por Celso Bugallo, y la convivencia con una madre castrante, a la que da vida Geraldine Chaplin. Cuatro actores ganadores de premios Goya, que para Ayaso son la fuerza de un filme que acaba de ganar el premio a mejor película en el Festival de Nantes.
Un espacio para el dolor"La película toca un tema fundamental: la ausencia de un lenguaje que nos permita comprendernos. En muchos casos, la familia es un lugar de dolor, porque no hay comunicación ni libertad de expresión. Cuando eso sucede, una persona no tiene ocasión de saber quién es, qué le pasa", sostiene Alberto San Juan, que ganó el premio a mejor actor en la pasada Seminci de Valladolid.
San Juan es Martín, un hombre "que padece una forma enferma de vivir. No tiene conciencia de lo que desea, no se comunica con nadie, ni consigo mismo. Es un tipo que tiene 40 años, pero que es en realidad un niño", explica el actor, que usó el ceceo y un tono de voz agudo como herramientas para ser Martín.
Al contrario que los directores, que reconocen que están buscando su versatilidad, los personajes de La isla interior son estáticos, no avanzan, no sufren una transformación epifánica. El miedo los paraliza. "Lo que queríamos contar es lo que no se puede superar de esa herencia familiar", dice Sabroso.
Tras las sesiones de psicoanálisis que vivieron en el rodaje, les han quedado ganas de más. "Queremos que sea la primera parte de una trilogía sobre la familia. Ya estamos con la segunda...". Se llamará Miedo y será un thriller. ¿Quién dijo comedia?
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