Este artículo se publicó hace 12 años.
Fincher reaviva las peores pesadillas de Salander
El director de La red social' y el actor Daniel Craig analizan las claves de la adaptación hollywodiense de Millennium. Los hombres que no amaban a las mujeres', que llega a las pantallas españolas la semana que viene
La pesadilla continúa. Y no sólo para Lisbeth Salander. Cuando ya parecía que era humanamente imposible escribir una sola línea más sin perder el juicio sobre Mille-nnium, el fenómeno mundial de ventas, las claves de su éxito, el boom de la novela negra sueca, la muerte del periodista de investigación Stieg Larsson justo antes de saborear las mieles del éxito, el agrio enfrentamiento judicial entre sus hermanos y su mujer por hacerse con el control de su legado, la conversión del personaje de Salander en icono feminista, su perfil psicológico, su estética siniestra, sus filias, sus fobias, sus novios, sus novias, los nazis degenerados y las miserias que oculta el Estado del bienestar sueco va Hollywood y decide llevar la novela el cine, ya adaptada como trilogía por el cine nórdico.
En efecto, éramos pocos y parió la abuela. Aunque por suerte para la cordura de todos la abuela no es otra que David Fincher (Colorado, 1962), autor de, redoble de tambores, El club de la lucha (1999), Zodiac (2007) y La red social (2010). Es decir, el rey del mambo.
Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres, que se estrena en nuestros cines el viernes 13 de enero, es la demostración de que si alguien puede darnos gato por liebre ese es David Fincher: la película es más de lo mismo si nos remitimos a la archiconocida trama del libro, pero el director te mantiene clavado a la butaca durante dos horas y media y te deja con ganas de más Salander, más violencia macarra, más fascistas suecos, más música industrial de Trent Reznor y más pase de modelitos góticos. La historia de nunca acabar.
La cinta engancha desde unos títulos de crédito siniestros, maquinales, de regusto cyberpunk y sinfonía ruidosa del capo de Nine Inch Nails. "Quería mostrar el punto de vista de Lisbeth Salander [brutal interpretación de Rooney Mara, nominada al Globo de Oro] en los títulos de crédito", explica Fincher a Público a su paso por Madrid. "Si te fijas, durante el resto de la historia sólo conocemos su punto de vista a través de los demás. Seguimos su relación con Mikael Blomkvist [interpretado por Daniel Craig] a través de los ojos de él. Estos dos minutos y 20 segundos nos permiten entrar en su subconsciente, conocer los pensamientos que le angustian por la noche, pasear por sus pesadillas", añade el director.
Fincher cree que la gracia de la investigación planteada en el filme es que está resuelta por un equipo formado por "un investigador de la era analógica", Blomkvist, y "una de la era digital", Salander, un cruce entre dos maneras de ver y entender el mundo del que surge una relación más "interesante" que la "trama sobre el asesino en serie".
Pese a los aspectos "universales" de la novela, que explicarían en parte su éxito, Fincher cree que se trata de una historia "muy sueca" porque muestra los "conflictos que laten por debajo de una sociedad cuyo bienestar se construyó sobre los oscuros beneficios de la II Guerra Mundial".
Blomkvist, que como Larsson investiga los orígenes turbios de las grandes fortunas de su país, "cree que entiende bien el concepto del mal, pero Salander le abre los ojos: en realidad no tiene ni idea de lo que es el mal, y ella sí", resume Fincher.
Venganza, por favor"Lo potente de Salander no es esa imagen de superhéroe que va buscando bronca por ahí, sino que es una chica que se ha cansado de que la traten mal, no aguanta más, se rebela y prepara su venganza haciendo gala no tanto de fuerza como de resolución", zanja el cineasta.
Por su parte, el actor británico Daniel Craig (Chester, 1968), analiza así la clave de la fructífera relación profesional, sexual y sentimental entre Blomkvist y Salander: "Él es honesto y directo con ella desde el primer momento. Sí, a él le gusta estar rodeado de mujeres y tiene varias amantes, al menos en el libro, pero esa no es la cuestión. Lo importante es que su honestidad derriba las defensas de Salander, cerrada en banda a las relaciones por los abusos sufridos. Blomkvist logra que Salander sea ella misma".
Para rematar, una teoría sobre cómo una novela tan violenta y siniestra puede gustar tanto... hasta a las abuelitas más piadosas de la familia. "Su violencia no es fácil de digerir, pero creo que su éxito radica en que está muy vinculada al drama de los personajes y al mensaje: la violencia contra las mujeres está en todas partes", zanja Craig.
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