Este artículo se publicó hace 15 años.
General Motors se salva en el cine
La nueva Transformers se estrena en España un mes después de la quiebra de su patrocinador
No deja de tener su morbo que, casi un mes después de que General Motors anunciara su quiebra como un ruidoso gigante de chatarra, uno de los blockbusters más taquilleros de la temporada se prepare para merendarse millones y millones de dólares a costa de sus brillantes automóviles y apelando a la necesidad del consumidor medio de cambiar de modelo.
El fabricante de Detroit ya había participado como socio en la primera Transformers, y en esta segunda ha conseguido "colar" cinco modelos propios, entre ellos el Chevrolet Camaro que "interpreta" al disléxico y entrañable Bumblebee. Bendito product placement, que convierte el tráiler de un filme en un anuncio y una escena de acción en un publirreportaje.
Por desgracia, mientras GM evita convertirse en un cementerio de autobuses gracias al Estado, la marca Transformers no ha hecho más que crecer y multiplicar sus medidas y ambiciones: si la primera parte recaudó 700 millones de dólares y se convirtió en el DVD más vendido de 2007, los primeros datos del estreno mundial de Transformers: La venganza de los caídos (desde hoy en los cines españoles) ya la colocan mejor que su predecesora. La cinta se ha convertido este fin de semana en Reino Unido y Japón en el título con mejor apertura del año, con unas cifras que suponen un 71% superior al primer Transformers.
Rápido y furioso"El reto era hacerlo mejor que en la primera y pedir a todos que lo llevaran más allá, que todo fuera más creíble, más suave", reconoce en Madrid uno de los productores de la cinta, Lorenzo DiBonaventura, cuyo nombre también está detrás de otro de los éxitos de este verano, también inspirado en juguetes: G.I. Joe.
Y el primero que repite en su papel es Steven Spielberg, como productor ejecutivo, siempre controlando que no le falte nada a la fórmula de un megaestreno familiar. También sigue ahí Michael Bay, uno de los directores más rentables de Hollywood (su primera película, Dos policías rebeldes, costó 9 millones de dólares y recaudó más de 140) y dueño de un estilo too fast y too furious, que es ideal para una cinta como Transformers, en la que pasa de todo (a la vez) y que aspira a ser el espectáculo total.
Quiere ser una experiencia familiar, visual y sonora, pero también una película de aventuras, de ciencia ficción, de conspiraciones, una comedia y hasta una historia de iniciación, la de un joven que debe abandonar el nido para buscarse la vida.
"La idea de la primera parte era simple: chico consigue coche y después consigue chica. Una iniciación universal con la que todos nos identificamos. La pregunta ahora es: ¿cómo convertirse en un joven adulto, cómo aprender a tomar decisiones y responsabilidades? Lo primero que debe hacer en esta segunda parte es decidir si participará en la tarea de salvar el mundo. A partir de ahí, se han ido acoplando todo tipo de elementos a esta historia", reconoce DiBonaventura.
La escuela de la teleAcompañan a DiBonaventura en su gira promocional los actores Ramón Rodríguez, Josh Duhamel y Tyrese Gibson, rostros más o menos conocidos gracias a la televisión, un medio rápido que les ha dado herramientas para enfrentarse al veloz estilo de Bay.
"Como actor, no te puedes preparar para un rodaje como este. Megan Fox y Shia LaBeouf [la pareja humana protagonista] me habían avisado que iba a ser un viaje loco y han sido cinco meses por todo el mundo, a lomos de helicópteros, coches y barcos. Bay rueda a una velocidad de infarto y, aunque no lo parezca, tiene sus leyes, así que hay que confiar en su locura", recuerda Rodríguez, que encarna a Leo Spitz, un patoso que aporta algo de comedia ante tanto chirrido metálico.
Duhamel (que pone su cara a Danny McCoy en la serie Las Vegas) también cree que "nadie rueda más rápido que Bay. El reto para todos era no perder la concentración y saber dónde estabas en cada momento, porque repetir una secuencia es algo millonario".
Por lo demás, esta nueva Transformers no deja también de ser una película bélica, donde buenos y malos se enfrentan en dos bandos claros: Autobots contra Decepticons. Un mensaje algo simplista que no preocupa demasiado a DiBonaventura: "Me gusta que sea así. Las películas con las que crecí de niño te hacían tomar partido. Y una de las grandes cosas del cine es que te permite preguntarte qué haría yo en una situación así. Por eso me gustan los westerns, porque son simples: te quedas y peleas o te vas y lo pierdes todo".
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