Este artículo se publicó hace 16 años.
Gerda Taro escapa de la sombra de Capa
Se expone el legado de la primera fotógrafa caída en el frente
Gerda Taro (1910-1937) emerge, por fin, de la sombra de su compañero y padre del fotoperiodismo, Robert Capa, en una exposición sobre la Guerra Civil española que viajará el próximo verano al MANAC de Barcelona. En su inauguración, hoy en el Barbican de Londres, se hace justicia al legado de la primera fotógrafa caída en el frente y, probablemente también, a la primera mujer que documentó la acción bélica desde la trinchera.
“El mundo se olvidó muy pronto de Taro”, afirma Kristen Lubben, comisaria del International Centre of Photography (ICP), de Nueva York, donde se conserva el archivo de la pareja.
Taro cayó en Brunete, arrollada por un tanque, el 25 de julio de 1937. Murió al día siguiente, honrada como una heroína en Madrid, Valencia y París. “El funeral fue una manifestación espectacular de solidaridad internacional con la España republicana”, recuerda su biógrafo Irme Schaber. “La guerra civil española mata a su primera fotógrafa”, tituló la revista estadounidense Life. Un año después quedará relegada a un segundo plano como “la novia del más importante fotógrafo de guerra”. Capa se hizo famoso con su foto del Miliciano caído, pero su compañera demuestra que las mujeres también manejaban pistola y escopeta aunque calzaran tacones.
Adiós a la teoría del montajeEl miliciano caído procede de series fotográficas que la pareja sacó en Cerro Muriano, Córdoba, en septiembre de 1936. En Londres se exhiben las 40 tomas recuperadas de esa jornada por el biógrafo de Capa, Richard Welham. Ya se expusieron en Nueva York hace un año y sirven de aval gráfico para echar por tierra el argumento de que la muerte del soldado es un montaje.
De acuerdo con Welham, los milicianos hicieron prácticas para los periodistas desplazados al cerro, pero fueron sorprendidos por los nacionales. Capa se escondía en la trinchera y captó el momento exacto en que una bala mata al voluntario Federico Borrell.
“Es posible que nunca descubramos la verdad. Faltan pruebas. No tenemos todos los negativos ni conocemos en qué secuencia se sacó la serie”, reconoce la comisaria del ICP, gran conocedora del archivo de Gerda Taro y Robert Capa.
El ICP está digitalizando el caudal de material de Capa y Taro redescubierto hace un par de años. Son las llamadas cajas de México que, sin embargo, no incluyen rastros fotográficos relacionados con la serie
del Miliciano Caído.
Gerda Taro y Robert Capa se conocieron en París, y en agosto de 1936, cruzaron la frontera catalana. A diferencia de otras famosas parejas, como Man Ray y Lee Miller, no forjaron la clásica relación de artista/musa. Taro desarrolló su propio estilo en imágenes de milicianas, refugiados, niños con ganas de ir al frente... Su cámara se detiene en detalles que dejan entrever el ambiente de un pueblo entregado a la causa antifascista. “Es difícil valorar su influencia, porque las siguientes generaciones desconocieron su obra. Sus imágenes son muy fuertes. Su legado brinda la oportunidad de analizar el papel de la mujer en los años treinta”, explica Lubben, comisaria del ICP.
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