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Goytisolo cree que Egipto seguirá los pasos de Túnez

El autor reúne los textos sobre la guerra y el mundo islámico en un solo volumen

L. P.

Guerra, periodismo y literatura es el título del octavo volumen de las obras completas de Juan Goytisolo, editadas por Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. La idea del autor de Reivindicación del conde don Julián era que los trabajos seleccionados transmitieran la evolución de sus reflexiones sobre la guerra y el mundo islámico, por eso los textos siguen un hilo temático y no un orden cronológico.

'Lo acontecido en Túnez era algo previsible. La última vez que estuve allí fue en 1999. Me reuní con los pocos jefes de la oposición que estaban en libertad y, mientras estuve allí, dos policías me seguían sin disimular. No se puede pedir lo que desconoces, pero en Túnez conocían la democracia', argumentó ayer a Público este gran conocedor del mundo islámico, afincado en Marruecos desde finales de los años noventa. Respecto a ese tema, añade que está convencido de que Egipto es el país con más números para contagiarse de lo ocurrido en Túnez, donde las protestas populares han conseguido expulsar del país al dictador Zin el Abidin Ben Alí.

Uno de los siete libros incluidos en este volumen es Paisajes de guerra: Sarajevo-Argelia-Palestina-Chechenia. 'No volvería a la primera línea de ninguna guerra: la capacidad de soportar el dolor tiene un límite. Yo fui por voluntad de entender unos conflictos que estaban creando una fractura entre Occidente y el mundo islámico', aseguró este hombre que detesta las guerras pero que ha sido testigo de algunos de los conflictos más terribles del siglo XX. 'Después de lo que viví en Bosnia, no me creo nada. Sumado a lo de Argelia y Chechenia, sin hablar del eterno problema palestino israelí, no me sorprendió el ataque a las torres gemelas. Estaba seguro de que iba a haber una venganza. No se puede matar impunemente a miles de inocentes', remachó.

Con 80 años recién cumplidos y dotado de un espíritu crítico que le empujó a autoexiliarse a París en los cincuenta, opina que 'la socialdemocracia se está derrumbando con la crisis. Mi vieja amiga Celestina [de Fernando de Rojas] decía que el mundo era una feria y un mercado. ¡Qué lucidez tuvo!'.

Partidario del activismo en la red, considera que 'el Nobel de la Paz hay que dárselo a Wikileaks' y que 'debería haber un Wikileaks ruso, otro chino, otro iraní y uno israelí'. Goytisolo está convencido de que las nuevas tecnologías ayudan a detectar con más facilidad las manipulaciones que padece la información.

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