Juan Goytisolo (Barcelona, 1931) no es hombre pródigo en expresión de emociones. Su carácter austero tiene, según quienes lo han tratado, algo de los paisajes almerienses que narró en Campos de Níjar, un mítico relato a medio camino entre la novela y el libro de viajes de cuya publicación se han cumplido 50 años. Con motivo de esta efeméride, el director Nonio Parejo (Sevilla, 1950) llevó el pasado año a Goytisolo a esta comarca almeriense y al barrio de La Chanca, inspirador de otro libro. El resultado es el documental El regreso, a concurso en la sección oficial del Festival de Cine Europeo de Sevilla.

La cinta muestra a un Goytisolo que evoca 'la admiración estética y la indignación moral' que le provocó 'conocer en la España de los años cincuenta lugares de una pobreza que ni en el tercer mundo', como recordó ayer el escritor. Goytisolo acudió a Sevilla con un doble motivo: asistir a la proyección de la cinta y acompañar a su amigo Vicente Aranda, a quien el festival entregó un premio honorífico, y que además escoltó a Goytisolo como chófer y fotógrafo en uno de sus viajes a Almería.

La película es una doble exploración. La primera, de los radicales cambios de una provincia antes pobre y emigrante, ahora rica y destino de inmigración. La segunda, la de Goytisolo en su regreso, es más difícil por su contención, sólo rota con gestos y miradas y nunca con altisonancias.

Sí se muestra orgulloso del rechazo que provocó Campos de Níjar en las autoridades franquistas e incluso de su declaración de persona non grata en El Ejido en 1998 por sus manifestaciones sobre el trato esclavista a la inmigración. 'Cuando me dan un premio, dudo de mí mismo. Si me declaran persona non grata, sé que tengo razón', dijo ayer, una frase que ya ha convertido en lema.