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Un pequeño lujo: ‘Gran Turismo 5 Prologue’ es un aperitivo de lo que será el mejor juego de coches de Playstation 3

NÉSTOR FERNÁNDEZ

Imagine que acude a la preinauguración de un lujoso club de su ciudad. En la invitación le dicen que no va a poder disfrutar de todas las salas del local, porque la mayoría no están terminadas. En la cola de la puerta se encuentra rodeado por los jóvenes más guapos y mejor vestidos. Cuando accede al local, tiene la sensación de estar en el paraíso de Tony Manero: un prodigio del buen gusto, mobiliario de diseño, barras infinitas, potente equipo de sonido e iluminación, cuartos de baño impolutos y cero aglomeraciones.


Pero hay un problema y gordo. La música sólo es un ligero hilo musical de versiones easy-listening de jotas aragonesas. Los jóvenes tan guapos de la cola bailan sin entusiasmo. Tras unas horas decide irse a su casa. En el trayecto se plantea si ha merecido la pena acudir o no, pero seguro que sus amigos le envidian por haber disfrutado de una noche en el sitio más cool de la ciudad.


Gran Turismo 5 Prologue podría ser esta discoteca. Un juego incompleto, porque se trata de una especie de demo que se vende en tiendas. Podremos utilizar 70 coches, desde un modesto Volkswagen Golf hasta el Ferrari con el que Kimmi Raikonen destrozó los nervios de Ron Dennis el año pasado, y disfrutarlos en 6 circuitos diferentes. En la versión definitiva de Gran Turismo 5 suponemos que estos número se multiplicarán. La mecánica es la de siempre: según vayamos ganando carreras, obtendremos puntos que se pueden canjear por nuevos coches. Un juego lujoso, con un nivel de realismo brutal tanto en el aspecto de vehículos y escenarios, como en el comportamiento de los coches. Cuenta con los que seguramente sean los mejores gráficos de todos los juegos de coches de la historia. Pero al igual que sucede con la discoteca de postín, tiene un problema: a un juego de coches se juega para poder pasar un buen rato, apreciando la velocidad que en la vida real nos prohíben las leyes y el sentido común. El realismo que impera en Gran Turismo 5 Prologue impide disfrutar de la sensación de velocidad de otros juegos de coches. Circular a casi 300 km por hora en el circuito de Daytona en un Audi R8 genera la misma sensación que en la realidad tenemos al atravesar un puesto de peaje en plena operación retorno. Otra mácula son los daños. Si nuestro coche se sale del trazado y termina contra una barrera, no se verá ni un rasguño en la carrocería, sólo se nos impone una sanción de tiempo.
Como ha pasado con la discoteca, sus conocidos le envidiarán por poseer un juego que, cargado en una televisión de alta definición parece más una retransmisión de una carrera que un juego. Pero en el fondo sabremos que no cumple su función, que es la de sentir que vas a mil por hora en tu sofá.

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