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Haifaa al Mansour: "Las mujeres saudíes pueden tener poder para hacer con sus vidas lo que quieran"

Es la primera mujer que dirige en Arabia Saudí una película, 'La bicicleta verde'

BEGOÑA PIÑA

Arabia Saudí ocupa el quinto puesto por la cola, de un total de 135 países, en el informe sobre la brecha de género del Foro Económico Mundial. Es decir, es uno de los lugares del mundo en el que las mujeres sufren mayor discriminación, uno en el que peor se las trata. No tienen derecho a voto -lo tendrán el próximo año-, todas cubren su cara y su cuerpo con la abaya negra, tienen prohibido conducir, necesitan guardianes o custodios legales, a muchas de ellas se las casa cuando aún están en la infancia... Aunque hay síntomas de cambio -en el Consejo Consultivo hay 30 mujeres entre sus 150 miembros-, la situación es absolutamente dramática.

Y en ese contexto declaradamente hostil, Haifaa al Mansour ha hecho una película, La bicicleta verde. Es la primera mujer saudí que dirige una película, pero, además, ésta es la primera producción que se rueda íntegramente en Arabia Saudí. Haifaa al Mansour ha hecho historia en el cine.

La bicicleta verde, que ha conquistado el Premio a la Mejor Película de Arte y Ensayo en el Festival de Venecia y que se estrena ahora en España, es una preciosa historia, con mucho contenido autobiográfico, que defiende el tesón, la perseverancia, como arma imprescindible en el cambio del país y que cuenta con una gran baza, la naturalidad y el desenfado de la pequeña Waad Mohammed en el papel de Wadjda, la niña protagonista.

Empeñada en conseguir una bicicleta para echar una carrera con su vecino, Wadjda, de once años, se mueve siempre en el límite entre lo permitido y lo prohibido. En positivo, sin tragedias extremas, Haifaa al Mansour muestra el día a día de las mujeres saudíes, pero también la actitud necesaria, la de esta niña, para transformar esa realidad.

'Lo más importante para mí es proyectar a las mujeres la idea de que pueden tener poder para hacer con sus vidas lo que quieran', sentencia Haifaa al Mansour, que se reconoce 'orgullosa' de su logro y que, ante la pregunta de si es consciente de que ha hecho historia con esta gesta, responde, siempre después de agradecer las preguntas y el tiempo que se le presta: 'Sí, soy consciente. Y espero también que la película sirva como denuncia, porque he trabajado mucho para esto'.

Aunque parezca una contradicción, a Haifaa al Mansour no le ha costado mucho más que a una cineasta española levantar en la práctica su proyecto. Contactó con un productor de la potente televisión saudí, en Riad, y comenzó a preparar la película con él. Lo complicado vino después. 'Lo único que tuve que hacer fue suavizar un poco el guion, porque quería que la película se viese por un número alto de espectadores, me interesaba que se viera en televisión, y se lo di al productor. Él después hizo el trabajo que ha hecho siempre'; explica Haifaa al Mansour, quien, sin embargo, a partir de ahí comenzó a encontrar obstáculos.

Primero llegaron las amenazas, alguna de muerte, de las que tuvo que olvidarse para seguir adelante. Además, en los barrios más conservadores, dirigía el rodaje desde el interior de la furgoneta del equipo, con walkies talkies, para que los habitantes de la zona no intentaran detener la grabación al ver a una mujer dando órdenes a un grupo de hombres. Ello sin hablar del inusual proceso de casting en un país donde no existen las salas de cine, donde la muestra de imágenes (incluso las fotografías) no está bien vista o donde no se aceptan exhibiciones públicas de arte.

 

Como la protagonista de su historia, esta directora y guionista perseveró, tomó las riendas de su proyecto y siguió adelante. 'Es como la bicicleta de la película -dice-, un símbolo de modernidad, una metáfora. Es como estar encima de las cosas, coger las riendas del destino de uno mismo'.

'Ahora mismo Arabia Saudí se está abriendo y hay espacios reales para la mujer en el arte. Para mí es importante haber hecho una película porque no tenemos imágenes de nuestro país. Igual que los niños americanos conocen mucho su país gracias al cine, los niños saudíes deberían tener esa oportunidad. Y fuera, la gente tampoco sabe nada de mi país', afirma Al Mansour, quien añade: 'Es importante ahora estar ahí y plasmar nuestra realidad en imágenes. Al hacer esta película, quería enseñar al mundo lo que es Arabia Saudí hoy'.

Una mezcla de riqueza y modernidad, con hermosos edificios y coches de lujo por sus calles, y de tradiciones ultraconservadoras. 'Allí la gente tiene miedo a cambiar -reconoce la cineasta-, pero aún así ya se notan los cambios'. Y Al Mansour habla de las 30 mujeres elegidas en el Consejo Consultivo, de las dos atletas que participaron en las Olimpiadas, de las primeras fotos de mujeres que se han visto en los libros escolares (en manuales de inglés), de la inminente participación de la mujer con su voto... 'Mi país es un lugar que está cambiando, es un lugar para seguir haciendo cosas'. Un país donde hoy hay ya varios jóvenes, mujeres y hombres, haciendo cortometrajes, y para los que La bicicleta verde es una experiencia valiosísima.

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