"He conectado con los lectores, pero nadie tiene la fórmula mágica"

"Creo que no voy a decepcionar a mis lectores. Es posible que hasta gane más". Julia Navarro (Madrid, 1953) se muestra segura ante el giro que ha dado en su narrativa con su último libro, Dime quién soy (Plaza & janés). De sus incursiones en la novela histórica ha saltado a una trama de tintes políticos que supone "una reflexión sobre los totalitarismos que ocuparon al siglo XX", según comenta. Este cambio, sin embargo, no ha movido los pilares que sostienen sus novelas: un buen número de páginas (más de mil en este último libro), una multiplicidad de escenarios y un secreto que descubrir.

¿Por qué ha cambiado la temática en esta novela con respecto a las anteriores?

Tenía ganas de escribir sobre el siglo XX, que me parece el más cruento de la historia de la humanidad. Es el siglo donde surgió el nazismo y los campos de exterminio. Y quería hacer un punto y aparte con respecto a mis anteriores novelas. Empezar una nueva etapa. Esta novela es más de personajes, hombres y mujeres que son unos perdedores.

Precisamente, ha comentado que con esta novela quería impulsar una reflexión sobre el siglo XX. ¿Qué tipo de reflexión?

Esta es una novela contra los totalitarismos. Por ellos, murieron millones de personas. Es una reflexión sobre si somos capaces de aprender algo e impedir que se vuelva a repetir.

No parece que la humanidad haya aprendido...

Cierto, pero la brutalidad que se dio durante todo el siglo XX no la estamos palpando ahora. En cualquier caso, sí es cierto que todavía sobreviven regímenes donde hay una falta de libertades total, como en Irán, Corea del Norte y en algunos países del golfo Pérsico. O en Cuba, que es una dictadura pura y dura, y no hay justificación posible. Fidel Castro representó un ideal y el sueño de una sociedad más justa, pero ha terminado siendo otra cosa.

¿Cree que es lo mismo el comunismo y el fascismo?

"Esta novela abre una nueva etapa: ahora quería escribir del siglo XX"

En la novela me centro en el estalinismo. Son ideologías distintas, pero igual de cruentas. El nazismo es lo más negro que hubo en el siglo XX, pero Stalin mató a millones de personas. Sin embargo, fueron los comunistas los que denunciaron los crímenes de Stalin.

También dice que es esta una novela contra el olvido. ¿Hemos olvidado en España?

No. Tuvimos una Transición modélica. Creo que se hizo bien poniendo un punto y final a una época. Eso no quiere decir que no conozcamos el pasado. Y de hecho, si mi abuelo estuviera en una cuneta querría poder enterrarlo dignamente. Pero eso no significa volver a abrir el país en canal.

¿Cree que España sigue dividida?

"Si mi abuelo estuviera en una cuneta, querría un entierro digno"

No. Creo que es una sociedad plural con otros muchos problemas. Lo que ocurre es que hay sectores de arriba a los que les interesa que el tema de la memoria se politice.

¿Qué hay de su etapa como cronista política en esta novela?

Esto es una novela, pero hay dos personajes muy importantes que son periodistas. Uno es la versión romántica del que huye de la contaminación y otro muestra la situación actual del periodismo, que es mejorable. Ahora mismo, las redacciones están mediatizadas por empresas e intereses políticos.

¿Por eso se siente más cómoda como novelista?

El periodismo es parte de mi naturaleza, pero también me siento cómoda en la novela. Ocurre que he tenido la suerte de conectar con los lectores. Pero nadie tiene la fórmula mágica.

¿Tendrá edición digital?

Ya se está preparando. Creo que el e-book es una revolución, pero hay que respetar la propiedad intelectual.