Este artículo se publicó hace 13 años.
"Hessel es democracia cristiana y yo soy un rojo"
Guillermo Toledo publica 'Razones para la rebeldía', donde resume su ideario político
A Guillermo Willie Toledo la ceja le creció pronto. El sentido político del conocido actor madrileño de 40 años se cocía durante las curas que su padre médico aplicaba clandestinamente a los represaliados antifranquistas que pasaban por su casa. "Incluso sé que en casa llegó a esconderse gente perseguida", como reconoce en las primeras líneas de Razones para la rebeldía (Península), un libro que contiene las razones del posicionamiento político de una de las caras conocidas de la cultura de este país, aunque él mismo se reivindique durante la entrevista, sobre todo, como un ciudadano activista.
El texto, construido con la mano y colaboración del periodista Pascual Serrano, a partir de cinco días de conversaciones en el pasado mes de julio, subraya que la ceja se ha torcido y enfadado, que tampoco defiende al gobierno que se deja dictar por los intereses de los bancos, ni al que deja indefensos a sus ciudadanos, ni al que se olvida de las injusticias, ni al que acepta que la sanidad y la educación pierdan su sentido público, ni al que arma un Estado represor, ni al que teme la palabra del pueblo.
"No consigo que la gente me vea como un activista más"
En el corazón del castizo Carabanchel más tranquilo y manchego, Guillermo Toledo está a punto de empezar a leer Paracuellos, el mítico cómic de Carlos Giménez, mientras fuera cae un sol de justicia. Conocíamos esa vehemencia contenida suya rayana en la pachorra, pero ahora, con el libro entre las manos, se muestra especialmente vivo y ácido. Manuel Fernández, el editor a quien se le ocurrió llamar a Toledopara invitarle a dejar por escrito su visión del mundo actual, muestra orgulloso la colocación del libro en una famosa librería en la estantería junto al Indignaos de Hessel. ¿Se considera el nuevo Hessel? "Hombre, Hessel es democracia cristiana y yo soy un rojo", suelta con sinceridad.
Aunque las intenciones editoriales sean parecidas, la diferencia entre ambos textos es radical. Toledo señala, critica, da nombres y se muestra muy poco indulgente con lo políticamente correcto. "Mi posición es difícil: que yo diga lo que piense repercute en mi trabajo, porque mucha gente cree que debería dedicarme a trabajar en vez de opinar sobre política. En el mundo de la televisión y del cine no encajo mucho últimamente, pero es que dentro del mundo de la protesta tampoco porque no consigo que la gente me vea como un activista más. Estoy en tierra de nadie".
La cuestión es que él, junto con sus compañeros de Animalario, devolvieron el sentido rebelde a la cultura, a pesar de que se les reproche su posicionamiento político. Algo que en otras disciplinas, como la literatura o las artes, plásticas no ocurre. "Ya, pero Santiago Sierra no es peligroso porque no le conoce casi nadie. A mí me conoce todo el mundo por salir en una teleserie los domingos. Lo que diga Santiago Sierra se queda en círculos minoritarios. Si yo dijera la mitad de lo que dice Sierra, me convertiría en un personaje peligroso. Además, ejercemos la autocensura porque conocemos las consecuencias de dar rienda suelta a la libertad de expresión. Los medios de comunicación se han convertido en auténticos censores", asegura.
"Me arrepiento de lo publicado sobre Emilio Aragón y de Imanol Arias"
A la hogueraTumba la Ley Sinde, porque dice que es "elitista" y sólo beneficia a las grandes productoras del entretenimiento, también critica los procedimientos ilegales y antidemocráticos de la SGAE (semanas antes de que la cúpula de la sociedad de gestión de derechos fuera arrestada) y solo muestra su esperanza por "la necesidad del pueblo de salir a la calle". "La situación va a ir a peor. Vamos a pasar mucho miedo y mucho dolor por parte del Estado represor. No estamos en un Estado de derecho, no vivimos en una democracia. La violencia se agravará, sin miramientos. Los Estados represores, como el nuestro, no tienen problema en utilizar la violencia, incluso en matar a sus ciudadanos, como pasó en Génova hace nueve años. No se plantean más que reprimir al pueblo. No tienen otra salida".
Manda el resto de la actualidad a la hoguera, con la premura de un texto de urgencia. Quizás demasiada. Dice que se ha pasado de frenada al criticar a Imanol Arias y Emilio Aragón como productores que explotan a actores. "Me arrepiento de lo publicado sobre Emilio Aragón y de Imanol Arias. He cometido un error al revisar el texto. Quité algunas cosas y otras se me pasaron, como esta. Pido disculpas por eso. No me gusta cometer injusticias con los demás".
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