Este artículo se publicó hace 16 años.
Hilos que te manejan
Comienza el Festival Internacional de Títeres Titirimundi. 45 compañías muestran en Segovia y Madrid el poder de sugestión de unos muñecos que no son tan infantiles
Nosotros no controlamos a los títeres. Son ellos los que nos manejan. Los que nos introducen en sus mundos fantásticos, los que nos cuentan lo que ellos quieren, los que nos embaucan. No son ningún juego de niños. Pueden ser diabólicos y altamente peligrosos.
El mejor modo de comprobarlo es acercarse durante estos días a las ciudades de Segovia y Madrid, que hasta el próximo 15 de mayo acogen la XXII edición del Festival Internacional de Teatro de Títeres Titirimundi, el cual no para de ganar adeptos, ya que el pasado año tuvo cerca de 80.000 espectadores. En esta ocasión un total de 45 compañías -españolas y extranjeras- desplegarán por sus patios, calles y escenarios todo el poder sugestivo de estos trapos, guantes o látex con una vida tan real que la mirada de Chucky se queda a la altura del candor de Bambi.
Secretos inconfesables
"El títere es el reflejo de lo oculto, de lo inconfesable, de lo que surge en la parte de abajo del iceberg del ser humano", cuenta a Público Joan Baixas (Barcelona, 1946), de la compañía La Claca, creadora del personaje de Merma (inspirado en Ubú Rey). Esto es llevado al extremo por otras compañías como la holandesa Stuffed Puppet, capaz de recrear todo el mito de los vampiros para adentrarse en nuestros más profundos temores. También la danesa Sofie Krog (1977) -afincada desde hace año y medio en España- escenifica una propuesta donde la protagonista es una diva en pura decadencia y arrasada por una vida de sinsabores. En definitiva, pocas payasadas a la vista.
Un hecho histórico que ejemplifica el poder de sugestión adulta del títere fue la Guerra Civil. Como apunta Joan Baixas, "los espectáculos de títeres eran muy irrespetuosos con ciertos estamentos como la Iglesia y eso a algunos no les gustaba nada". Federico García Lorca y su Barraca podrían dar fe de la capacidad proselitista de los títeres. Por eso, fue al final de la contienda, cuando, según cuenta el organizador de Titirimundi, Julio Michel, "se prohibieron muchos montajes porque el Régimen los consideraba propagandísticos, así que tornaron en obras para niños".
Pasado el tiempo, el títere ha vuelto por sus fueros en su labor de compromiso -Jordi Bertrán acaba de poner en escena una versión de El Avaro donde el quid no es el dinero sino la lucha por el agua-, e ilusorios, pero eso sí con toques renovados en lo que a estética se refiere. Porque si bien la conservación de la tradición es una de sus grandes características, tampoco ésta ha sido óbice para llevar a escenas propuestas más arriesgadas y novedosas.
Titiritera moderna
Sofie Krog puede considerarse adalid de esta nueva etapa del títere. Licenciada en teatro físico, clown y mimo, cayó en el mundo de la marioneta casi por casualidad. Sin embargo, su gran espectáculo Diva, que recala en Titirimundi, ha embaucado ya a cientos de espectadores en diversos festivales. La razón es sencilla: aúna lo estrafalario con lo cómico a través de un personaje que inspira lástima, candor, ternura, pero también rechazo. En resumen, conmueve y eso es dar en el clavo.
"Creé a Diva hace tres años de una forma casual", explica a Público. A la vez que dibujaba al muñeco -una cara preciosa de cantante de cabaret venida a menos- le daba molde con arcilla, y después lo cubría de látex, Krog escuchaba a Yma Sumac, una cantante peruana que logró un gran éxito en EEUU en los años cuarenta. Y fue tal la conexión con la música de Sumac que decidió que esa sería la voz de su Diva.
Krog representa además una forma moderna de ser titiritera: ha trabajado ya moviendo los hilos en películas como Strings y realiza trailers de sus montajes que después cuelga en YouTube. Además, ella es la que construye las máquinas y el escenario en el que se encuentran sus personajes. Y trabaja continuamente con la improvisación. No hay que pasar una: de ahí siempre puede salir una historia que lleve al público a un territorio insospechado. Porque no lo olvides, Diva, como todo títere puede colarse en los sueños. Cuidado.
Nuevos ojos para un arte tradicional
Joan Baixas: «El títere une las artes escénicas y las plásticas»
Joan Baixas (Barcelona, 1946), creador de La Claca, regresa a Titirimundi con ‘Merma nunca muere’, un nuevo espectáculo que retoma el personaje con el que en 1978 levantó una auténtica polvareda en el mundo político de la época. “Merma sigue siendo la representación del poder”, explica. Lo suyo es, por tanto, un títere combativo y comprometido. Y además con el valor añadido de que son títeres pintados por Joan Miró. “Es que estos son los objetos que unen las artes escénicas y las plásticas”, afirma Baixas.
La Pendue: «Polichinela es un antihéroe que nos retrata»
Romuald y Estela (La Pendue) llevan cuatro años haciendo corretear a Polichinela por el escenario. En su propuesta, ‘Poli dégaine’, echan mano de un títere con más de 400 años de historia y lo actualizan con el humor de hoy. En esta pieza, Polichinela mata a todo lo que se menea: mujer, hijos... ¿Es acaso un monstruo? “No. Es un antihéroe que lucha con ciertas partes de sí mismo y retrata a la especie humana”, precisa el cómico. “Es el espejo del pueblo: estúpido e inteligente, sumiso e indignado”, remata.
Cuatro claves para ser un buen titiritero
1- observador
El titiritero debe observar mucho los gestos de la gente y los animales para poder proyectarlos en los títeres. Los movimientos de la boca, los ojos o las manos tienen que estar perfectamente captados para poder transmitirlos.
2- imaginativo
La imaginación es la base fundamental. La cuestión es mostrar que un objeto inanimado tiene vida. A partir de ahí todo puede ser posible.
3- sensible
En un trabajo con títeres es necesario desplegar la mayor sensibilidad. La razón es que uno tiene que conseguir la máxima empatía con el público.
4- actor
El mundo irreal del títere debe ser convertido en verdad y eso sólo lo consigue un buen actor.
Venta anticipada, en la taquilla del Teatro Juan Bravo, desde el día 24 de abril, de miércoles a viernes, de 11:00 a 14:00 horas y de 18:00 a 21:00 horas. Sábado y domingo, de 17:00 a 21:00 en el tel. 921 46 00 39 y en www.telentrada.com (902 10 12 12).
Durante el festival, las entradas se venderán en el Teatro Juan Bravo y en Telentrada hasta una hora antes de la función. Las entradas sobrantes se venderán en el mismo lugar donde se celebre la representación.
PRECIOSTeatros:
Teatro Juan Bravo: Adultos: 15€/ Niños: 6€
Museo Esteban Vicente, S. Juan de los Caballeros, Universidad SEK, Torreón de Santiago, La Alhóndiga y S. Nicolás: Adultos 11€/Niños 5€
Casa del Sol (Museo Provincial): Adultos: 5€/ Niños: 3€
Plaza de toros de S. Lorenzo:
Sesión de las 18:00h. Adultos 5€/ Niños 3€
Sesión de las 21:00h. Adultos 11€/ Niños 5€
Patios:
Niños: gratuito/ Adultos 1€ días laborables y 2€ sábado y domingo. Las entradas par los Patios se expenderán diariamente en el CENTRO DE RECEPCIÓN DE VISITANTES, ubicado en la Plaza del Azoguejo (Acueducto) en horario de 10 a 15h. Se entregarán un máximo de tres entradas por persona y patio y para un máximo de dos patios. Las entradas sobrantes se venderán 1h antes de la primera representación en el lugar de la misma.
Teatro Arbolé: 3€
Abonos:
Abono A. Teatro Juan Bravo: 48€ (Alfa Divadlo, Jordi Bertrán, Stuffed Puppet, Teatro all’improviso)
Abono B. Otros teatros: 50€ (Des Chiffonnières et Le Quarantième Rugissant, Les aterilers du spectacle, Stephen Mottram, Sofie Krog, Os Bonecos de Sto. Aleixo)
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