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"El himno español se debería hacer con el grito de Cristiano Ronaldo"

El escritor gallego Suso de Toro califica España como una sociedad “culturalmente atrasada”, con futbolistas y toreros como referentes. Considera a Rajoy como un “franquista con buenos modales” al frente de un PP que pretende “la colonización lingüística de Galicia”

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El escritor Suso de Toro. / Tino Viz

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Treinta títulos, -entre ficción y ensayo-, integran la obra literaria de Suso de Toro (Santiago de Compostela, 1956). Harto de no tener apoyo institucional y consciente que su programa literario "ya estaba hecho", hace cuatro años decidió jubilarse como escritor profesional para retomar su actividad como profesor de lengua y literatura gallega de secundaria. La inocencia que dice que le falta para escribir poesía contrasta con la ironía y la contundencia para retratar un país al servicio de un encubierto y feroz nacionalismo español que, fruto de un simulacro de transición, diariamente menoscaba, persigue y ataca toda sensibilidad y expresión cultural y lingüística distintas a la castellana, la oficial. Su inequívoca postura a favor del derecho a decidir de Catalunya le ha puesto en el punto de mira del establishment y le ha hecho ganar adeptos entre la opción soberanista. Comprometido, orgulloso de sus raíces, y políticamente incorrecto, se ha negado a pensar y a vivir cómo le imponían, es decir, como a un habitante de una despersonalizada provincia de Madrid. Ha resistido y resiste a "la barbarie" de un franquismo que permanece y sigue mandando.

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Una encuesta reciente del CIS concluía que el 35% de los españoles no lee nunca o casi nunca. ¿Hasta qué punto es preocupante y explica la situación del país?

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"La sociedad española es culturalmente atrasada y lo peor de todo es que está presa de una imagen de sí misma que es absurda y falsa"

Creo que explica, más que la coyuntura actual, las deficiencias de la sociedad española en general, que en conjunto no tuvo como país una revolución industrial y no tuvo tampoco en su momento la creación de esas capas sociales que se supone que son ilustradas y de donde salen los cuadros para dirigir un país complejo y moderno. Eso no se dio. De hecho, a mi modo de ver, sólo se dio de un modo particular en Catalunya, con la diferencia de que tampoco eran cuadros para dirigir un Estado sino que estaban orientados a la creación de industria y a las artes. Es un problema social profundo, lo que ocurre es que en el momento de la transición la opinión crítica y autocrítica de la época del franquismo sabía perfectamente que ésta era una sociedad a la que le faltaba dirección, culturalmente atrasada, empobrecida… La diferencia es que a partir de los años 80, con la llegada del PSOE, se crea un nuevo ciclo y se pretende que de repente la sociedad española ya no es aquella sociedad aborregada sino un país europeo moderno, yé-yé, guay, que todo el mundo mira a España y quiere aprender de ella. Eso es una tontería absoluta, más que una mentira es una imbecilidad y sobre esa imbecilidad se creó un discurso paternalista, se empezó a decir ‘tenemos la mejor generación del mundo’ y cosas así, un populismo que halagaba a la población, y de repente todos éramos europeos, modernos y cultos. Es mentira, la sociedad española es una sociedad de televidentes. La realidad es que la sociedad española es culturalmente atrasada y lo peor de todo es que está presa de una imagen de sí misma que es absurda y falsa, y es esta idea que venden los políticos populistas de que somos la envidia del mundo.

¿Con un país culturalmente más sólido y preparado se hubiera podido combatir mejor la crisis económica, se hubiera podido articular una respuesta más rápida y eficaz contra ella?
No sé si se puede trasladar directamente la relación entre cultura en el sentido de cultura humanista y el modo en que se encajó la crisis económica. Lo seguro es que la economía española se basaba en actividades especulativas ligadas al sector de la construcción y a partir de ahí se creó una acumulación de capital que se trasladaba también a empresas energéticas, que no dejan de ser empresas especulativas. El modelo de construcción y cajas de ahorro es en el que se han creado las fortunas recientes, para mí el caso paradigmático de capitalismo español es la oligarquía madrileña, el caso de Florentino Pérez, si se hiciera se comprendería lo sucedido entre la muerte de Franco hasta hoy. La biografía de Florentino Pérez está sin hacer pero este recorrido es el que ilustra el salto desde el palco del Santiago Bernabéu a esta crisis y a esta debacle de un tipo de economía no productiva.

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"El Estado nunca me ha considerado un escritor español por escribir en gallego"

Eso lo propuse ya en los años 80 y 90 pero España no tiene arreglo, mejor dicho Madrid no tiene arreglo. Las personas que viven en Segovia, Guadalajara, Madrid, Sevilla o Cáceres nunca leerán un texto en catalán y sólo escucharán algo de catalán traducido en las noticias. No consideran que forme parte de su patrimonio. Mi experiencia como escritor la publiqué en la revista Tinta Libre, la titulé “Sin lugar en España” y venía a decir que un escritor en lengua gallega no será considerado un escritor español, aunque tenga sus libros traducidos en castellano, como es mi caso, en cambio un escritor peruano, chileno, argentino o mexicano sí será considerado español por el hecho de escribir en castellano. Eso es una gran deslealtad como ciudadano porque a mí entonces que me permitan pagar a la Hacienda portuguesa, cuando yo he sido trabajador autónomo durante 15 años como escritor, cotizando en la Hacienda española, el Estado nunca me ha considerado un escritor español. El premio que da el Estado y la monarquía por excelencia, que es el premio Cervantes, se le puede dar a un venezolano, a un peruano, un chileno o un argentino pero no a un señor de Barcelona o a una señora de Bilbao o de Lugo que escriben en catalán, euskera o gallego. Eso excluye, pero en cambio se paga a esas personas con mi dinero, a mí no se me reconocerá nacionalidad española y a esos en cambio se les otorga. Es una deslealtad.

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"Todo el juego de poder político está dentro de un esquema ideológico madrileño"

Nada, simplemente constaté que hay que resistir, pero llevo toda mi vida así, puedo decir que toda mi vida he vivido bajo la barbarie. Mi primera experiencia como militante fue clandestina y la tuve a los 16 años, fue en 1972. No he aprendido nada de la política, si estuve en una candidatura fue por la particular coyuntura actual, en la que todo el juego de poder político está dentro de un esquema ideológico madrileño. Donde vivo yo, en Galicia, son los medios de comunicación madrileños los que crean la conciencia del juego político, de lo qué es y quién es actualidad, de qué partido puede acceder a los grandes medios o no, y como yo soy nacional gallego sé muy bien que ningún partido político gallego va a tener presencia en los medios de comunicación estatales, que son los que crean la conciencia de la gente. Eso, que ya es estructural en el sistema político español, llega al extremo con el PP. Yo entendí que estamos en un momento en el que Galicia puede desaparecer políticamente, actualmente hay dos diputados de un partido gallego en un parlamento español, puede ocurrir que desaparezcan, que Galicia no exista y pase a ser una de esas cuatro de esos provincias que tiene sujetas Madrid, este famoso kilómetro cero que colocó el gobernador civil de Catalunya Miguel Primo de Rivera cuando dio el golpe de Estado. Yo tengo muy claro que me niego a ser una provincia sometida, a vivir en una provincia sometida, nunca he vivido así en mi conciencia.

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"Rajoy es mucho más franquista que Aznar pero la diferencia es que es cortés"

Tendría que hablar largo y tendido de Rajoy, a quien conozco y de quién me propusieron hacer una biografía tres o cuatro veces y no quise por conocimiento personal. La diferencia entre Aznar y Rajoy es como aquel refrán que dice que unos llevan la fama y otros cardan la lana: Aznar, por carácter y constitución psicológica, es una persona tan acomplejada como autoritaria, pero hay un aspecto psicológicamente de Aznar que lo hace más humano: es evidente su fragilidad, incluso hay una cierta inmadurez. A mí me simpatizan los monstruos y las personalidades extravagantes y Aznar es, en cierta medida, una personalidad extravagante. Rajoy, en cambio, es una persona muchísimo más dura, si en origen era frágil se ha endurecido enormemente y todo él es un monstruo de dureza, Rajoy es mucho más franquista que Aznar pero la diferencia es que es cortés. Rajoy es mucho más clasista que Aznar. Su mundo de referencia continúa siendo el franquismo propio de una capital de provincia, se crió en León y Pontevedra, un mundo rancio y franquista es su mundo de referencia, él habla de personas normales, de la gente normal, de la gente como Dios manda, es el franquismo puro, pero no sólo es franquismo sociológico sino también ideológico. Pero lo más gracioso es que a su alrededor se ha creado una connivencia de poderes mediáticos que hablan de él como si fuese un moderado, puede uno oír en la radio que hay sectores más radicales en el PP y que Rajoy es un moderado. No, Rajoy es una persona con buenos modales pero es un franquista de cabo a rabo y no lo negaría si le ponen en un apuro porque mentiría, él sabe que lo es.

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El escritor Suso de Toro./ Tino Viz

Se retiró de la escritura profesional en 2010. ¿Tiene intención de volver a publicar?
Fue hace cuatro años cuando me despedí, precisamente en Sant Jordi. Recuerdo que grabé para un programa de TVE en el que me entrevistaban junto a un escritor en lengua catalana y otro en euskera, yo estaba tan cabreado que empecé a decir todo tipo de palabrotas y a decir que estaba hasta los huevos de verme en medio del chiste, en vez de ‘un francés, un inglés y un español’ lo de ‘un vasco, un catalán y un gallego’, porque éste era el sitio que nos destinaba la cultura española a nosotros, no sigo la televisión pero estoy seguro que esto nunca se emitió y lo lamento por los otros dos escritores, que seguramente también se quedaron sin programa. Personalmente, acabé harto de las limitaciones en las que tenía que moverme, porque no tenía detrás una administración gallega que protegiese a su literatura y cultura, a diferencia de los escritores catalanes, y en cambio sí tenía toda la enemistad del sistema institucional y cultural español y es muy difícil desempeñar una actividad profesional en estas circunstancias. Yo habría seguido escribiendo, pero digamos que lo esencial ya estaba hecho, mi programa literario está ya realizado, por gusto hubiera seguido escribiendo pero estas condiciones fueron las que me empujaron a tomar esta decisión.

"Me niego a aceptar la negación de la experiencia y del sufrimiento de la lucha antifranquista"

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Porque me quedó pendiente un tema que tenía relación mi propia vida y con algo que se está viviendo, que es la revisión de la transición. En la transición yo era un joven antifascista en una organización clandestina y todo eso fue sepultado porque triunfó en la democracia española la visión siguiente de la historia: que la Guerra Civil fueron dos bandos enfrentados, que eran tan bárbaros unos como los otros y en cambio había una minoría que no se manchaba, que era pura y verdaderamente demócrata y luego por otro lado esta misma visión se trasladó en la transición y se dijo que los antifranquistas también pecaban, que eran antidemocráticas y comunistas. En consecuencia, todo eso quedó deslegitimado, y yo me niego a aceptarlo porque es una negación de la experiencia, del sufrimiento y la lucha de muchas personas, es una negación de mi propia vida y experiencia, por lo que necesité escribir este libro, para hablar de una visión distinta de lo que fue la transición.

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