Este artículo se publicó hace 14 años.
Hollywood corona el cine X para todos los públicos
El director y la actriz de 'Precious', nominados a los Oscar, desvelan sus claves
Es posible que a usted no le apetezca pasar una tarde de domingo siguiendo las andanzas de una chica de Harlem de 16 años llamada Claireece Precious Jones. Entre otras porque la chiquilla padece obesidad mórbida y tiene un hijo de su padre; por no hablar de su madre, que la maltrata con saña a diario.
Pero, ay, va a tener que ir usted haciéndose a la idea, si quiere averiguar por qué Precious se ha convertido en la película revelación del año, con seis nominaciones a los Oscar. Con todo, no se alarmen. Uno se queda más tranquilo cuando, aprovechando el pasado festival de San Sebastián, conoce a su director, Lee Daniels y a su protagonista, Gabourey Sidibe: aunque el tema del filme, que se estrena el viernes, es explosivo, sus creadores no se comportan como si hubieran venido al mundo a hacernos sufrir como perros.
Una chica de HarlemDaniels y Sidibe reciben al reportero en la habitación de un hotel donostiarra. Cada uno a su manera. El cineasta, que viste una camisa desabotonada hasta la mitad, pega saltitos de alegría. Sidibe, por su parte, permanece medio desplomada en un sofá y sólo tiene ojos para sus uñas rojas y para sus Converse con dibujos de hipopótamitos.
"El público llorará, sin duda, pero también podrá reír", cuenta el cineasta
Su primera mirada al entrevistador es tan despreocupada como su teoría sobre su inesperado éxito. "Sólo soy una chica de Harlem que estaba en el lugar correcto en el momento adecuado", dice como si fuera poca cosa debutar en el cine con una adaptación de Push (Anagrama, 1998), novela repleta de tremebundas descripciones de abusos sexuales en el Harlem de los años ochenta.
Daniels se cansó de oír advertencias sobre lo delicado del material que tenía entre manos. "No creo que fuera para tanto, quizás porque me recordaba a historias que sucedieron en el barrio en el que crecí", explica. Eso sí, tenía claro dónde poner los límites. "Si hubiera hecho una adaptación literal, me hubiera ganado la calificación X. Entiéndame, no es que no me guste el cine X dice poniendo cara de pillín, es que mi intención era tener más de cuatro espectadores", razona un cineasta que contó con la ayuda económica de Oprah Winfrey para sacar adelante el proyecto (el filme, de hecho, no desentonaría en mitad del programa de Oprah).
"No hay que abandonar nunca, aunque todo vaya mal", dice Sidibe
El cineasta sabía que la historia era tan bestia que el sufrido espectador iba a necesitar algo a lo que agarrarse: "El público llorará, sí, pero también se podrá reír. Incluí toques de fantasía para dar un respiro", dice aludiendo a las escenas kitsch en las que la rolliza protagonista sueña con convertirse en la princesita más glamurosa del barrio.
La fantasía es el modo elegido por la niña para ver algo de luz al final del túnel. "Precious es una guerrera. Pese a que la vida no le hace más que putadas, nunca pierde la esperanza de poder salir adelante. No hay que abandonar nunca, aunque todo se ponga fatal", aclara la actriz.
Un mensaje de superación que a Daniels le resulta familiar. "Yo ya era abiertamente gay de crío. Llevaba en el bolsillo todas las papeletas para que me curraran. Y, de hecho, lo hacían", cuenta como si tal cosa. Su homosexualidad sirve también para explicar que sus referentes cinematográficos, "nombres como Fosse o Almodóvar", sean "distintos a los de otros cineastas afroamericanos". En resumen: "Mi cine es una mezcla de rollo europeo, rollo del gueto y rollo gay", dice entre risas. Su musa, mientras, le mira arrobada.
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