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Hollywood, cuando todo el mundo fumaba

Los Coen vuelven a la fábrica de sueños con ‘¡Ave, César!’, una comedia desigual que es al mismo tiempo sátira y homenaje al cine de los grandes estudios de los cincuenta. Josh Brolin, George Clooney, Scarlett Johansson y Channing Tatum encabezan el reparto.

¡Ave, César!, la nueva película de los hermanos Coen

MADRID.- Los hermanos Coen vuelven a Hollywood, la fábrica de sueños, 25 años después de que aparcaran allí con una de sus mejores películas, Barton Fink (1991). Ahora lo hacen con una comedia, ¡Ave, César!, un retrato de la meca del cine en los años cincuenta, en el que demuestran que no han agotado ciertos elementos recurrentes en su carrera. Película de inauguración del Festival de Cine de Berlín, en ella una vez más hay un secuestro, los guionistas están descontentos y George Clooney interpreta de nuevo a un tipo muy simple.

“Los Coen siempre me ofrecen papeles de cabeza hueca, pero Baird Whitlock es posiblemente el más idiota de todos”, confirma el actor, que da vida a una gran estrella, héroe de una súper producción, una película de romanos sobre la historia de Cristo al estilo de los filmes bíblicos de Cecil B. DeMille.

Él es el ‘idiota’ y también el secuestrado, una pandilla de guionistas comunistas que se hacen llamar ‘El futuro’ le rapta para recibir la justa compensación monetaria por su trabajo. Y Eddie Mannix (estupendo Josh Brolin) es el ‘fixer’, el solucionador de los problemas del estudio, el hombre que tendrá que encontrar a Whitlock y el auténtico protagonista de esta historia.

"No toques nada, voy para allá"

Ambientada en los tiempos en que los estudios empezaron a perder su esplendor, los últimos años dorados de Hollywood; cuando todo el mundo fumaba en el cine, los ascensores y la consulta del médico, y trabajaban con chaqueta, corbata y sombrero; cuando el fantasma de la Guerra Fría y de los comunistas convivía con el peligro de una maliciosa columna de cotilleos, ¡Ave, César! se muestra como sátira y homenaje al mismo tiempo.

¡Ave, César!, la nueva película de los hermanos Coen

El filme, un entretenimiento un poco disperso, aunque con momentos brillantes muy divertidos y un gran reparto, nació de la combinación de las figuras reales de Eddie Mannix, el vicepresidente de MGM, y Howard Strickling. “Ellos eran los ‘fixers’ –ha explicado Ethan Coen en la Berlinale-. Su trabajo consistía en rescatar a un actor en plena borrachera en San Diego y pagar a todos a los que había ofendido, o convencer a alguien gay para que se casara".

Los Coen, sin embargo, no exprimen el verdadero filón de aquel personaje, el Mannix real, del que siempre se sospechó que estaba detrás de la muerte de George Reeves, famoso por encarnar a Superman en televisión. Esto ya lo hizo Allen Culter en Hollywoodland en 2006, con Bob Hoskins. Aquí, en ¡Ave, César!, el personaje se dedica más a tapar juergas ‘indecentes’ de las estrellas del estudio –“no toques nada, voy para allá”-, buscar maridos o esposas cuando son necesarios, calmar la ira de algún director o pagar el rescate de algún secuestro.

De Esther Williams a Hedda Hopper

Es lo que realmente ocurría en aquellos años en que los estudios empezaron a ver su declive y tuvieron que vender uno de sus grandes activos, las salas de cine, para hacer frente a la llegada de la televisión. Entonces, los estudios eran los ‘propietarios’ de los actores, que, en esta ficción, son o idiotas o engreídos o carecen de talento.

"La carga de Eddie es tener que ocuparse de todos esos niños malcriados y egocéntricos con un montón de dinero que no distinguen el norte del sur. En realidad, actúa como una brújula moral", explica Josh Brolin en las notas de producción de la película, en la que los Coen aprovechan para hacer su personal declaración de amor al cine clásico.

¡Ave, César!, la nueva película de los hermanos Coen

Además de la epopeya bíblica que rueda Baird Whitlock, en ¡Ave, César! hay una estrella acuática, Scarlett Johansson inspirándose en Esther Williams, un actor y bailarín con mucho carisma –Channing Tatum, en una divertida imitación de Gene Kelly-, un prestigioso director de origen europeo rodando una adaptación de una obra de teatro que queda en manos de Ralph Fiennes, un vaquero de westerns de serie B (Alden Ehrenreich), una pareja de hermanas –ambas interpretadas por Tilda Swinton- periodistas de cotilleos que señalan directamente a la legendaria Hedda Hopper, o una veterana montadora (Francesc McDormand) que es la mejor aliada de Mannix.

Más de medio siglo después, la película de los Coen es también la revelación de que aunque parece que todo es diferente, en el cine nada ha cambiado. La vanidad, el éxito y el fracaso se viven igual que entonces, “ha habido grandes avances, pero seguimos rodando con una cámara montada en una grúa”, dice Clooney y Tilda Swinton añade: “Las películas siguen transportándonos, incluso a los que tenemos la suerte de hacerlas. Hay algo eterno en el cine. Ya lo dice Eddie Mannix refiriéndose a Baird Whitlock: 'No puedo dejar que se sepa la verdad aunque le amenace con hacerlo, porque debe seguir siendo una fantasía, un sueño'. El público lo necesitaba entonces y lo necesita ahora".

Hollywood en el cine

Antes de que Joel y Ethan Coen muchos otros han hablado de Hollywood, del cine que allí se hacía y se hace, de sus estrellas, de los estudios, los directores, la ‘caza de brujas’, los escándalos, sus personajes más extravagantes, los más turbios… Son tantos los títulos que es difícil elegir, pero, sin duda, hay algunos imprescindibles. Billy Wilder retrató el declive del cine mudo con la impresionante El crepúsculo de los dioses (1950), Vincent Minelli destapó la tiranía de los grandes productores en Cautivos del mal (1952), Robert Altman firmó la crónica del lado más mercantil del ‘negocio’ en El juego de Hollywood (1992) y David Mamet, como ahora los Coen, demostró en State an Main (2000) que el cine no ha cambiado demasiado en este nuevo siglo.

Los Coen, Josh Brolin y George Clooney, en el rodaje de '¡Ave, César!'

Los Coen, Josh Brolin y George Clooney, en el rodaje de '¡Ave, César!'

Harold Lloyd en Cinemanía (1932), Judy Garland en Ha nacido una estrella (George Cukor, 1954), Joel McCrea en Los viajes de Sullivan (Preston Sturges, 1941), Donald Sutherland en Como plaga de langosta (John Schlesinger, 1975)… han sido actores, actrices, cineastas, decoradores de Hollywood en la ficción, donde se ha retratado lo mejor y lo peor de la meca del cine.

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