Este artículo se publicó hace 15 años.
El hombre que salvó a Hollywood dos veces
Tras años de caída en picado de espectadores, la Academia espera igualar las audiencias millonarias del año de ‘Titanic’ gracias a la presencia de Cameron

Desde hace poco más de una década, el Oscar anda algo débil, pachucho. A pesar de que a sus 82 años sigue siendo el gran galardón de Hollywood, ha perdido buena parte de su brillo. Su popularidad y su salud comercial han comenzado a flaquear, mientras que el resto de sus competidores del olimpo televisivo -los Grammy, la Super Bowl y los Globos de Oro- marcan los mejores registros de su historia.
La audiencia de la ceremonia de los Oscar se ha desplomado un 20% desde que, en 1998, más de 55 millones de estadounidenses presenciaron cómo James Cameron se autoproclamaba "rey del mundo" gracias a las 11 estatuillas de Titanic. A las cinco de la tarde de hoy, hora local, -dos de la madrugada en España-, Cameron volverá al Teatro Kodak de Los Ángeles con otra ración de la misma medicina para tratar de curar los achaques de una gala que pasa por las horas más bajas de su historia.
Durante años los televidentes se han quejado de que la Academia sólo premiaba a películas minoritarias que no habían visto y con las que no conectaban. Sólo en 2004, cuando la trilogía de El señor de los anillos llegaba a su máximo apogeo con El Retorno del Rey, hubo un acercamiento a las cifras de audiencia logradas por Titanic, con 43,5 millones de estadounidenses pegados a la pantalla.
La barrera psicológicaDesde entonces, ninguna ceremonia ha conseguido superar la barrera psicológica de los 40 millones de espectadores y, lo que es peor, el número de espectadores ha caído hasta mínimos históricos. En 2008, sólo 32 millones de personas decidieron ver la ceremonia en vivo, los peores datos de la historia. Este año, la Academia, presidida desde junio por Tom Sherak, ha decidido jugárselo todo a una carta: Avatar.
Ávido ex directivo cinematográfico, Sherak sabe que Cameron significa mayor audiencia y esto, a su vez, más ingresos publicitarios. "Gracias al 3D, su película consigue sumergir a los espectadores en la pantalla. Esperemos que haga lo mismo el domingo. Queremos que el público esté dentro de la pantalla con nosotros" asegura el presidente de la Academia, quien se muestra preocupado por el alarmante descenso de los ingresos publicitarios, único sustento de la organización que dirige. De hecho, sólo en los últimos dos años, el precio de cada anuncio de 30 segundos ha caído de 1,8 a sólo 1,4 millones de dólares. La cadena de televisión ABC, encargada de la retransmisión, depende de la demanda de espacio publicitario para establecer los precios. Cuanto más interés, más paga la cadena a la Academia en una jornada en la que recauda el 90% de sus ingresos, que destina a acción social.
Las marcas quieren a CameronLos primeros resultados del efecto Cameron ya se han dejado sentir: tanto la Academia como la cadena de televisión ABC prevén un importante aumento del número de espectadores, que disparará la inversión publicitaria en torno al 10%, gracias al incremento del precio de los anuncios. Además, para asegurar el éxito televisivo de la ceremonia, los organizadores han decidido prescindir por primera vez de las aburridas interpretaciones de las canciones nominadas y le han dado la manija de la gala a dos cómicos: Alec Baldwin y Steve Martin. Su misión será reverdecer una gala huérfana de ritmo y diversión desde que, en 2004, Billy Crystal dejó de ser el maestro de ceremonias.
Las dos últimas galas han estado entre las menos vistas de la historia
"La ceremonia del año pasado fue la tercera menos vista de la historia. Y la del año anterior, la menos vista de todos los tiempos. Sin embargo, la gala de 2010 se va a beneficiar de la expectación levantada por Avatar y el aumento de filmes nominados", asegura Jon Swallen, vicepresidente de la compañía de investigación de mercados Kantar Media.
Para asegurar la presencia de la superproducción de James Cameron, Tom Sherak se vio obligado a aumentar a diez el número de nominadas en la categoría de mejor película, algo que no se producía desde 1943, y que ha permitido colarse entre las candidatas a filmes más comerciales, como Up o The Blind Side. La maniobra quizá haya vuelto a despertar el interés de los telespectadores, pero también ha levantado críticas en el seno de la Academia. Hay quien asegura que la inclusión de filmes destinados al consumo masivo reducirá el nivel artístico y desprestigiará los Oscar.
El presidente de la Academia ha tratado de poner paz, a pesar de reconocer que no está seguro de que la expansión del número de candidatas "haya sido la mejor idea". Sin embargo, Sherak ha justificado su decisión escudándose en que "era necesario hacer algo" para acabar con la fuga de audiencia.
Los televidentes se han quejado de que sólo se premia a filmes minoritarios
Precisamente las dos grandes favoritas al Oscar a la Mejor Película de este año, Avatar y En tierra hostil, son los ejemplos más representativos del trastorno bipolar que vive la industria. Una es la favorita del público, con más 2.500 de millones de dólares recaudados en todo el mundo, y la otra, la debilidad de la crítica especializada, que le ha concedido 68 premios. Quién ganará es una de las pocas incógnitas de una gala en la que se prevén pocas sorpresas.
Nadie en Hollywood se imagina que Tarantino no suba a recoger su segunda estatuilla por el guión de Malditos bastardos o que Jeff Bridges no vea premiada su excepcional y comprometida carrera con el premio al mejor actor por su genial interpretación de Bad Blake, el cantante en horas bajas de Corazón Rebelde. La otrora denostada Sandra Bullock es la única que parece capaz de evitar que Meryl Streep recoja su tercera estatuilla como protagonista femenina. Por desgracia, Penélope Cruz tiene muy difícil recoger su segundo Oscar como actriz de reparto, que casi con toda seguridad irá a parar a Mo'nique por Precious.
Así que, con Haneke y Audiard asediando a las coproducciones españolas de Claudia Llosa y Juan José Campanella en la categoría de película de habla no inglesa, parece que será Javier Recio, nominado al mejor corto de animación por La dama y la muerte, el único español que recoja un Oscar en la noche que Hollywood espera recuperar su faceta más comercial.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.