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Jason Bourne, el espía que defiende a Snowden

"Me alegraron las filtraciones de Snowden y Assange"

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Jason Bourne

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MADRID.- Matt Damon se reencuentra después de casi una década con Bourne, el personaje del espía que desconocía su identidad, y con el cineasta británico Paul Greengrass, por cuya ausencia se negó a participar en la película anterior de la saga. Regresa en la quinta entrega, titulada Jason Bourne, que esta vez centra el debate en el conflicto creado entre las libertades civiles frente a la seguridad, en la violación de la intimidad en la era digital y ultratecnológica y en el abuso de los poderosos sobre los ciudadanos.

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"Me alegraron las filtraciones de Snowden y Assange"

“Me alegraron las filtraciones de Snowden y Assange. Me siento agradecido por saber lo que está pasando”, soltó hace unas semanas en Madrid el actor con una tranquilidad que es absolutamente insólita entre las estrellas de Hollywood, muy cautelosas a la hora de hacer declaraciones que puedan ‘entorpecer’ su carrera. “La película no sabe cuál es la respuesta, pero es una gran pregunta que debe encontrar contestación en cada país".

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Paul Greengrass y Matt Damon, en el rodaje

La tragedia de los refugiados

Demócrata convencido, apoyó a Obama en sus primeras elecciones, aunque muy poco después expresó públicamente su decepción por la política que estaba llevando a cabo. Acusó a la Casa Blanca de pasividad ante las consecuencias de la crisis financiera. Se puso al frente de una campaña contra el fracking. Denunció la crisis del agua. Ha expresado su oposición a todas las guerras. Defiende la causa de los refugiados y señala con el dedo la falta de humanidad de los gobiernos con ellos… Ahora, además, se ha apuntado a la causa de la defensa de las libertades frente a la supuesta seguridad que nos venden las grandes potencias y lo hace con la complicidad del cineasta Paul Greengrass.

El nacimiento del mito

La entidad especial que supo dar Greengrass al tortuoso Bourne en las películas anteriores se resiente, sin embargo, un poco en esta nueva película, primera en la que no aparece el nombre de Tony Gilroy en los créditos de guion. La acción, al contrario, mantiene el excelente nivel narrativo de los filmes de este cineasta, que firmó una de las secuencias mejor rodadas del cine de acción de los últimos años en aquella tercera película de la saga. Se trataba de la persecución en la estación de Waterloo, a la que, por cierto, seguía otra también sobresaliente sobre los tejados tangerinos.

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