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La dignidad en un verso (crítica de 'Vista cansada')

CARLOS PARDO

Es el momento adecuado para ver el camino recorrido, para replantearse por qué se escribe y qué ingredientes dan sentido al género que llamamos poesía. Con ánimo de conmemoración, de recuerdo vivo, Visor edita una nueva colección, “Palabra de honor”. Es su manera de celebrar cuarenta años de edición de la mejor poesía. Y también hay conmemoración en uno de los dos libros que inicia la colección, Vista cansada, de Luis García Montero.

Sus lectores ya saben que este poeta tiene el don de hacer hablar a la Historia en boca de vidas sencillas. Una historia de precariedad en los trabajos, los afectos y los sueños, pero que en cada verso busca recuperar una dignidad para la vida sin metafísicas ni falsedades. Poesía política en el mejor sentido. Estos lectores reconocerán en Vista cansada la suma de las cualidades de sus anteriores libros: la espontaneidad de Diario cómplice, la música ensoñada de Las flores del frío, el compromiso cívico de
Habitaciones separadas, y los poemas de amor políticamente activo de Completamente viernes.

Pero Vista cansada es también su libro más personal. Lo autobiográfico se salva como brújula de un presente convulso, sin nostalgia, con la certeza de que la historia personal no es un oasis, sino un vínculo renovado con el presente. Algunos de estos poemas se encuentran entre los mejores de su autor y nos hablan del mundo subversivo de la vida íntima. Vida, historia y literatura dialogan en este hermoso libro y devuelven una visión de la poesía muy propia de García Montero: una poesía para usar, para gastarse en el contacto con la realidad, una pregunta arrojada en medio de la vida.

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