Este artículo se publicó hace 16 años.
Gala vuelve a enamorarse en Venecia
Antonio Gala descubre los secretos de su último libro, 'Los papeles de agua'
Será porque está volviendo a recorrer estos días los paisajes venecianos de su nueva novela Los papeles de agua (Planeta) pero a Antonio Gala (Ciudad Real, 1930) se le ve sonriente, relajado y muy jocoso. Habla sin tapujos de la enfermedad a la que teme y del amor pasional que suele llegar cuando uno menos se lo espera. “Todo depende del amor” afirma tajante desde el hotel Danieli, donde transcurren algunos momentos de la estancia de su protagonista, la escritora Deyanira Alarcón.
Por lo que cuenta Gala, la novela se gestó a trompicones: “Tras acabar la primera parte de Los papeles... tuve la necesidad de escribir El pedestal de las estatuas” y sólo después completó la historia de Deyanira. Un personaje con el que el autor dice indentificarse: “La mujer es mi voz y mi micrófono más claro. Las protagonistas de mi obra son las mujeres pero este personaje de Deyanira me cautivó especialmente desde el primer momento”, recalca.
El principio de Los papeles... es la historia de una huida premeditada que Gala justifica con un contexto radical: “Deyanira se ha ido no sólo por el fracaso de su última novela, Los Comensales, sino porque su madre acaba de morir, acaba de morir su perro y su marido ya no tiene nada que ver con ella”. Impulsada por tales circunstancias, “se va a lo más cursi que existe, que es el crucero de parejas, lo peor que puede hacer y ella lo sabe”. Así que cuando el barco atraca en Venecia –lugar de su luna de miel– ella decide quedarse.
La relación del escritor con la ciudad del Veneto viene de largo: “La primera vez que vine era demasiado pequeño y me abrumó. Miras sus escaparates con ese cristal de Murano cada vez más feo... ¿Qué tiene? Tiene esa luz tan especial que Deyinara empieza a ver cuando llega con Aldo en la motoreta”.
Del mismo modo que aborda el amor, Gala no obvia temas como el de la muerte y la mafia, un cáncer del que se confiesa tan impresionado como admirado: “La mafia comienza remediando las faltas del Gobierno y los gobiernos en Italia son de guasa”. Respecto a la muerte, reconoce que hay algo que le horroriza aún más: “La vida incompleta, el desconocimiento de la realidad. No quiero perjudicar a mi entorno”.
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