Este artículo se publicó hace 16 años.

El infierno como inspiración

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Tinieblas y azufre: Breve tipología de infiernosEl infierno como un lugar poético. “Desde sus orígenes, tanto la poesía como las religiones se han ocupado de cuatro temas: el origen del universo y del ser humano, el sentido de la vida, el amor (bien) y la muerte (mal). La postrimería de la vida es lo elegíaco por excelencia. No por casualidad Orfeo, el dios griego de los poetas, desciende al Hades en busca de Eurídice pero también tras el mayor poema concebible”.  El infierno como como el día a día en la vida terrenal. “Una frase como “El infierno de Hiroshima en 1945” no es una metáfora: es la proyección del infierno que corresponde a la tercera implantación del mal en el mundo: la muerte de la humanidad en gran escala. La Biblia (Génesis 6) y los Pseudoepígrafes y Apócrifos cuentan que el mal cayó del cielo, con los egrégores, quienes enseñaron a la humanidad a construir armas”.El infierno como castigo divino. “La teología del infierno es muy pobre. Las menciones evangélicas del infierno son dos: Mateo 11,23 y Lucas 10,15. En ellos, Jesucristo, más humano que nunca, se enfada y envía dos pueblos enteros al infierno por incrédulos. Pero no describe el infierno ni sus tormentos. Eso no se podrá leer antes del Evangelio Apócrifo del Pseudo Pedro, hacia la mitad del siglo II dC”.  El infierno como viaje inciático. “Los tres descensos al infierno más célebres de la literatura, el de Ulises en el canto XI de ‘La Odisea’, el de Eneas en la ‘Eneida’ de Virgilio, y el de Dante Alighieri son otras tantas iniciaciones, o viajes iniciáticos. Cuando se acaba la expedición el viajero ha cambiado de calidad, es un ser nuevo, renacido. Iniciación es muerte ritual seguida de un nuevo nacimiento”.  La biblioteca del averno:
los libros que no te deberían faltar Pedimos a Alcoba que nos diga los títulos básicos de una “biblioteca infernal”. En primer lugar, habría que hacerse con “los tres clásicos: ‘Odisea’, ‘Eneida’, ‘Divina Comedia’. Luego, un ‘flash- back’: el ‘Enuma Elish’, poema acadio babilónico del Segundo Milenio aC, más la ‘Epopeya de Gilgamesh’, que se remonta al Tercer Milenio aC, aunque las versiones que se conocen están escritas en lengua arábiga (acadia), en el milenio siguiente. Y también resulta imprescindible el egipcio ‘Libro de los Muertos’ que informa acerca de la cosmo-eogonía egipcia, expone la liturgia adecuada para la renovación periódica del mundo e informa acerca de los mitos de Sumer, que fueron sus modelos. A estos seis agregaría el libro de E. Swedenborg, ‘Del cielo y del Infierno’”. Apunten, apunten.

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