Este artículo se publicó hace 16 años.
Peter Brook se marca una ‘master class’ en Salamanca
Warum, warum? ¿Por qué, por qué el teatro? Esa es la pregunta que late en la nueva puesta en escena de Peter Brook, estrenada el pasado lunes en el Teatro Caja Duero de Salamanca, dentro del Festival de las Artes de Castilla y León. Un interrogante que, como el hilo de los títeres, corre por
el espectador desde el inicio de la obra, para llegar a una conclusión a modo de tesina universitaria: el teatro es un ritual mágico y sagrado. Casi un acto de fe. Sin más.
La envolvente voz de la actriz Miriam Goldsmith -con un vestuario que la acerca a cualquier bruja africana; otra vez el ritual- es quien nos conduce a ritmo calmado por ese viaje hacia los orígenes y causas de la representación teatral. El músico Francesco Agnello es su acompañante. Los textos de Artaud, Shakespeare -omnipresente en la obra de Brook- y, sobre todo, el ruso Vsevolod Meyerhold, a quien el inglés ha intentado rendir homenaje, son el botín a transportar. Los espectadores somos el final del trayecto.
¿Qué es el teatro?, también se pregunta Goldsmith-Brook. ¿Es la puerta que se abre para que pase la diva? No, señores, dijo Meyerhold, un dramaturgo ejecutado por Stalin. Porque esa diva es una creación posterior. Una convención burguesa, que podría servir en tiempos del realismo socialista, pero no cuando el arte es pura subjetividad. Peter Brook también tira por la borda a esa diva de engolado discurso. El teatro es otra cosa, más allá de las parafernalias. Es hacer visible lo invisible. Sacar afuera la maldad que uno creía no sentir o, incluso, enseñar hasta una bondad oculta.
Escenario yermo
Pero aquí es donde se plantea el problema. ¿Cómo mostrar la risa, el llanto, el miedo o la pasión cuando el teatro es ficción? Los dramaturgos más importantes de la historia se han hecho esta pregunta. Brook se la traslada a la actriz Goldsmith y el músico Agnello -los dos están solos en un escenario yermo: el espacio vacío tan documentado por el director-, y la única respuesta es que no la hay.
El teatro es divino. Warum, warum? es una clase magistral. Un tratado escenificado, que no olvida la regla de oro de toda representación que pretenda entusiasmar al público: el suspense. ¿Por qué el teatro? ¿Hay alguien preparado y dispuesto a dar con la solución? Goldsmith y su voz gutural parecen dispuestos a asumir el riesgo de darle respuesta, pero nos dejan in albis. Ni siquiera dios es capaz de ofrecer algún argumento. La solución es que la pregunta sólo puede repetirse una y otra vez.
Si quieren entender el teatro de Peter Brook, de cabo a rabo, simplemente, pasen y vean esta obra.
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