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Locusta, envenenadora de confianza

Agripina y Nerón recurrieron a las habilidades toxicológicas de esta esclava romana para dar muerte a Claudio y Británico

ANTONIO J. MARTÍNEZ

Agripina, sobrina y a la vez esposa del emperador Claudio, tenía una capacidad maquiavélica para manejar a su antojo el destino de Roma. Su ambición tenía un fin: coronar emperador a su hijo Nerón. Dos elementos la impedían completar su plan: que Claudio y su hijo Germánico, fruto del anterior matrimonio del emperador con Mesalina, se mantuvieran vivos. Allí donde sus argucias no sirvieron para allanar el camino, el veneno solucionaría el problema.

Para poder llevar a cabo sus planes, Agripina consiguió liberar de su condena a muerte a la esclava Locusta, cuyo nombre significa 'langosta', y que había sido sentenciada por sus habilidades toxicológicas.

Arsénico sin compasión

Su primer encargo, envenenar al emperador. El 13 de octubre del año 54, a Claudio le espera un manjar al que no puede resistirse. Esa noche le preparan un plato de setas, su comida favorita. Después de que Holato, su catador oficial, probara una pequeña porción del plato, el emperador se abalanza sobre la comida. Tras pedir una jarra de vino, comienza a asfixiarse.

Distintas hipótesis señalan que el plato mezcló las setas con amanitas phalloides -uno de los hongos más mortíferos-  y que el curandero Jenofonte, el médico griego de confianza de Agripina, envenenó al emperador al provocarle el vómito con una pluma de avestruz.

Sin embargo, los síntomas hacen pensar en la presencia de arsénico en el plato. Claudio sufrió vómitos y diarreas en su lenta agonía, dejando como sucesor al hijo de Agripina. Así, con Nerón al frente del Imperio, Locusta se convirtió, según Tácito, en un 'instrumento del Estado'. Su nuevo objetivo, terminar con Británico, el otro hijo de Agripina.

Ante el miedo de que la acusen del crimen, Locusta prepara una bebida que sólo le provoca una diarrea al hermanastro de Nerón. Éste, enojado, recrimina a la envenadora su temor.

Asalto definitivo

En un segundo intento, Locusta se asegura de no fallar. En un grandioso banquete ofrecido por Nerón, se le entrega a Británico un caldo, previamente probado por un catador, excesivamente caliente. Al refrescarlo con agua se añade el veneno y el hermanastro del emperador muere inmediatamente.

Los asistentes dirigen sus miradas hacia Nerón que, sin dar mayor importancia a los hechos, declara que su hermanastro ha sufrido uno más de sus ataques de epilepsia. Pero los síntomas indican que Locusta utilizó Sardonia, una planta que crecía en la isla de Cerdeña. Sin nadie que amenace su corona, Nerón la colma de privilegios, permitiéndola practicar sus artes así como instruir a discípulos.

Pero tras la caída del emperador, Locusta es condenada a morir como responsable de unas 400 muertes. Su castigo, según Apuleyo, fue atroz. Galba, el nuevo emperador, mandó que fuera públicamente violada por una jirafa amaestrada y posteriormente descuartizada por animales salvajes.

Nerón: De poeta a emperador

En Nerón, el emperador artista, (Ediciones B), el historiador holandés Phillip Vandenberg  detalla la vida del soberano, proclamado emperador con tan 17 años por deseo de su madre. Sin embargo, Agripina también se convirtió en su enemiga más acérrima y acabó ejecutada por orden de su hijo. Además,  Vandenberg explica por qué el nombre de Nerón se halla vinculado al gran incendio de Roma, a la persecución de los cristianos y al abandono de la política en favor del arte y la música.

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