Este artículo se publicó hace 16 años.
El lujo está servido
Guionistas y equipos técnicos rematan los preparativos de los Oscar poshuelga
Llueve y hace frío. Una gran lona blanca de plástico cubre la alfombra roja. Las estatuas de los Oscars que adornan la entrada del Teatro Kodak de Los Ángeles (dos metros y medio de purpurina) no han salido de sus fundas. Y una carpa transparente cubre los 150 metros del más famoso bloque de Hollywood Boulevard, donde mañana más de 3.000 invitados y cientos de periodistas celebrarán la noche más glamurosa del cine.
Todo el mundo está de los nervios. Los preparativos de la gala se congelaron durante la huelga de los guionistas y la Academia ha trabajado a marchas forzadas para ofrecer su fiesta más ostentosa. Pero el champagne ya está en la cocina, y por el centro comercial que preside el Teatro Kodak, un decorado fallero al estilo californiano, los equipos técnicos rematan los últimos detalles.
Mientras, el equipo de guionistas de Jon Stewart, presentador de este año y estrella de The Daily Show pule las últimas bromas. Es año de elecciones y el humor se repartirá entre cine y primarias. "Me siento como Hillary Clinton. Si no hubiera Barack Obama, este sería un año estupendo", decía George Clooney al comparar su candidatura con la de su rival, Daniel Day-Lewis.
La huelga teñirá la gala
Los ánimos intentan compensar el mal tiempo y el mal sabor que han dejado los tres meses de enfrentamiento entre estudios y guionistas. "Todo esta historia ha sido muy mala para el comercio -se calcula que la huelga ha costado unos 20 millones de dólares diarios- y ha deslucido las celebraciones", dice Tony Maceo, que lleva más de quince años vendiendo oscars de plástico a los turistas, en su pequeño comercio adosado al Teatro Chino donde el cemento congeló las huellas de otros tiempos.
La otra cara de la preciada estatuillaJ. C. (Madrid)
Los Oscar están rodeados de historias emotivas, mágicas y fascinantes. Todas giran en torno a una estatuilla de tres metros de alto, enchapada en cobre y cubierta con níquel, plata y 24 quilates de oro.
Pero el mito ha trascendido a la joya. A sus 80 años se ha convertido en un fetiche, un icono de la industria del entretenimiento reconocible en todo el mundo. Y las empresas lo saben bien.
Muchas multinacionales utilizan -o se apropian- de lo provechoso de su imagen y la exhiben en sus publicidades, o fabrican réplicas que venden al por mayor. "Saben que el Oscar vende bien. Refleja la excelencia y la superación, valores que tratan de vincular a su marca", explica Santiago Mediano, que preside un bufete homónimo que defiende los derechos de la Academia en España.
Según Mediano, la imagen de la estatuilla se utiliza sin licencia porque carece de ánimo de lucro: "Nosotros realizamos el seguimiento de las marcas y protegemos sus derechos como marca registrada. Y ganamos varias decenas de casos al año", asegura.
Realidad y ficción en la antesala de la gran gala
Toni Polo (Barcelona)
Es el esprint final en la carrera de las preciadas estatuillas. Estrés, nervios, paranoia, alguna pastilla, puñaladas, crisis, besos, traiciones... Todo vale para pisar la alfombra roja en las fiestas más exclusivas. Éste es el argumento de Celebutantes, novela de "celebridades debutantes" que han escrito Ruthanna Hopper, hija del actor Dennis Hopper, y Amanda Goldberg, hija del productor Leonard Goldberg.
Las autoras se sirven de historias reales para describir al detalle un mundo al que pertenecen: "Parece mentira, pero en Hollywood la verdad supera a la ficción", dice Ruthanna. Algunos nombres, eso sí, son inventados, aunque no todos. Desfilan personajes como Billy Cristal, Sofia Coppola y hasta David Beckham, junto con otros ficticios pero, a la vez, reales como la vida misma.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.