Este artículo se publicó hace 14 años.
Las maquinaciones de alcoba de Frears y Pfeiffer
El equipo de 'Las amistades peligrosas' se reúne nuevamente en Chéri
Puede que las preocupaciones de los padres del siglo XIX no fueran tan diferentes de las del siglo XXI. Pregunta: ¿qué hacer cuando tu hijo es un vago y se dedica a fumar opio y hacer el amor con varias mujeres a la vez? Respuesta: Ponerle un tutor. Chéri, nueva película de Stephen Frears, propone una vuelta de tuerca a la figura del preceptor: ¿Por qué no dejar a tu chiquillo en manos de una cortesana para que le instruya en el arte de la vida y del amor y le mantenga hasta que salga del cascarón?
Esa es la solución adoptada en Chéri por la madre de la criatura, la maliciosa Madame Pelaux (Katy Bates), una cortesana venida a más que pone a su hijo (Chéri) en manos de una antigua rival de colchón, Lea de Lonval (Michelle Pfeiffer). "Ambas mujeres llegan a un acuerdo por puro interés", explica Frears, que ha vuelto a unir fuerzas con Michelle Pfeiffer y el guionista Christopher Hampton dos décadas después de arrasar con otra historia de tejemanejes sexuales y corsés, Las amistades peligrosas.
"Me gustan las historias donde la gente no dice lo que siente"
En Chéri, adaptación de la novela homónima de la escritora francesa Collete, las que practican el arte de la mentira de alcoba son dos cortesanas ricas y cínicas tan acostumbradas a "usar el sexo como un arma de poder" que ni siquiera con un hijo de por medio "pueden dejar de intentar sacar partido de la situación", razona Frears.
Con estos mimbres, no es raro que el filme arranque como una sátira de los últimos años de la Belle Epoque, aunque Frears tuviera claro que debía ir "de lo frívolo a lo serio porque, cuando los personajes empiezan a sentir dolor y a pasarlo mal, tienes que utilizar necesariamente un tono más grave".
Lo inesperado del amor"El personaje rompe con los moldes convencionales, es cercano a mí"
El dolor, como el amor, surge aquí de un modo inesperado: Lea de Lonval, la mujer que se jactaba de haberse enriquecido a base de controlar sus sentimientos y manipular a sus amantes en la alcoba, se enamora sin querer del joven Chéri. Y el problema para el personaje interpretado por Pfeiffer no es ya que Madame Pelaux tenga otros planes más lucrativos para el joven (un matrimonio concertado), sino que una vez que uno se ha acostumbrado a ocultar sus sentimientos ("siempre me han gustado las historias donde la gente no dice lo que siente, donde sus palabras y sus sentimientos se contradicen", cuenta Frears) es difícil reconocerlos del todo.
Frears, con todo, se pone del lado de la damisela con el corazón roto: "Siempre me ha parecido que esta mujer era muy subversiva, que rompe con los moldes convencionales. Por eso la siento muy cercana a mi corazón", zanja.
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