Este artículo se publicó hace 13 años.
"Marte es un buen lugar para un fotógrafo"
El artista de la objetividad recibe el Premio PHotoEspaña por su "personalidad radical, precisa y coherente"
Hace más de 20 años Thomas Ruff reunió a casi un centenar de amigos y decidió retratarles como se retrata uno para un documento oficial. Fondo neutro, mirada al frente, luz blanca, personajes sin expresión. Avisó a cada uno de ellos de que debían mostrarse de la manera más seria posible, aunque no debían olvidar que serían el objeto de una cámara. No era Gran Hermano, pero han llegado a convertirse en una de las series más reconocidas, famosas y movidas por todo el mundo. Ruff (Alemania, 1958) les dio un tamaño monumental y elevó la fotografía al lugar con el que no se atrevía, la pintura. Había inventando la fotografía que parecía renegar de la fotografía.
El fotógrafo alemán se educó bajo las faldas del matrimonio Bernd y Hilla Becher, en la mítica Escuela de Düsseldorf, donde se impulsó el valor de la objetividad principalmente en la fotografía. Allí cultivó el gusto por el orden y la clasificación de la realidad, allí le educaron a obsesionarse con un procedimiento certero y sobrio: "De los Becher aprendí a utilizar el medio de una manera correcta. Me enseñaron que debía reflejar el medio que estaba utilizando en la imagen. Cuando empecé, la fotografía no era nada, era un arte totalmente secundario. Creo que con los fotógrafos de mi generación, con Andreas Gursky o Thomas Struth, empujamos a la fotografía a una categoría superior", explica Ruff a este periódico en las salas de Alcalá 31.
"Cada buena fotografía es un pensamiento", reconoce Ruff
Allí cuelgan varios de estos retratos gigantes, en la muestra 1.000 caras/ 0 caras/ 1 rostro, dentro del festivalPHotoEspaña, que ayer le galardonaba con su premio principal en reconocimiento "a su personalidad artística radical, precisa, coherente y su experimentación en torno a las propiedades de la fotografía".
Héroes minimalistasComo las revoluciones tienen mil caras, la que levantó Ruff se parece a un fotomatón. Reconoce que por entonces quiso seguir las normas de los retratos de la Policía porque sus "héroes eran muy minimalistas". "Hace 25 años en Alemania nos creíamos cool (guay)", dice con ironía sobre su pasado creativo. Hoy, con una idea tan simple como agitadora, tendría que vérselas con el precedente que sentó la sentencia del Tribunal Supremo, el pasado mes de mayo, en la que declaraba que "no están protegidas por el derecho de autor las meras fotografías que carecen de la creatividad suficiente para que puedan ser consideradas una obra fotográfica, que requiere una mínima altura creativa". ¿Estaría de acuerdo el Alto Tribunal con reconocer a esta pieza como uno de los pasos importantes de la historia del arte contemporáneo?
"Cuando empecé, la fotografía no era nada, era un arte secundario"
Ruff, tan sereno y sobrio como sus fotografías, se muestra reacio a seguir hablando de los famosos retratos, la serie que le disparó a la fama. Asegura que ya casi no se acuerda de por qué hizo lo que hizo, pero aún así reconoce que quiso limpiar de cada uno de los rostros todo gesto, cualquier síntoma de exaltación, porque no prefiere evitar las emociones. "Me interesaba contrastar la cultura norteamericana con la alemana, porque con la llegada de los nazis la tradición fotográfica quedó arrasada y lo que se hizo más tarde surgió como reacción a esa interrupción, abrazándonos a la objetividad", explica.
"Mi fotografía empezó buscando la naturaleza del retrato, pero ahora quiero averiguar cómo nos influye la fotografía. En serio, creo que la fotografía nos ha cambiado la vida. Es un medio muy poderoso, que influye en la perspectiva y en cómo vemos las cosas. Ahora mucho más que hace unos años. La gente ya no sabe distinguir entre las fotografías, hay tantas que ya no pueden diferenciar entre las buenas y las malas", cuenta ante una de estas poderosas presencias mudas.
Con el auge de la fotografía digital advierte del peligro de la pérdida del control de la imagen: "Hay que estar muy atento y tener mucho cuidado, porque la fotografía se manipula mucho. Si eres fotógrafo todavía eres capaz de dividir las categorías fotográficas, pero la objetividad ha dejado de ser relevante".
"La gente ya no puede distinguir entre las buenas y las malas fotos"
La pregunta malditaPara Thomas Rufo, "cada buena fotografía es un pensamiento", cada buena imagen es algo más que una fotografía. Porque Ruff no se considera fotógrafo, es un artista que se sirve de la fotografía para hacer lo que quiere. Porque, ¿se considera fotógrafo o artista? "Otra vez la maldita pregunta [y suspira]. Fui educado en una academia de artistas, así que soy un artista. Es simple", reconoce, restando importancia, una vez más, a su condición de artista en la corte de los fotógrafos.
Mira atrás buscando si alguna vez se llegó a interesar por el fotoperiodismo, y se encuentra con un Thomas Ruff muy joven, amateur, que viaja por todo el mundo e interesándose por la "gente, los paisajes y las situaciones". Pero se olvidó de todos esos motivos cuando comenzó a estudiar en Düsseldorf. Justo en ese momento eligió dejar los estudios de astronomía por los de fotografía. Pero no ha olvidado su afición por el universo.
Ya hizo en su día una serie sobre fotografías de estrellas y ahora ha vuelto a viajar al más allá: Saturno y Marte, de momento. Trabaja ahora con las imágenes que la NASA ha hecho sobre el Planeta rojo. "Tienen muchísima calidad. Se puede comprobar hasta el mínimo detalle. Las imprimo en blanco y negro, las junto y comprimo. Marte un buen sitio para un fotógrafo. Tiene unos paisajes muy bonitos", explica esbozando una risa. Tras fotografiarlas, él aplica el color. "Me hubiera gustado ser astrónomo, es una fotografía autobiográfica".
Chema Madoz, otro fotógrafo frío con premioPHotoEspaña también entregó el galardón Bartolomé Ros a la mejor trayectoria española en fotografía, por "la originalidad de su obra y la solidez en su trayectoria, con un lenguaje conceptual y enormemente sugerente". Como el propio Chema Madoz señaló durante la rueda de prensa, coincide con Thomas Ruff "en la frialdad de la mirada", al margen de los motivos que fotografía cada uno. "Es una mirada analítica, casi crítica". Ambos se acercan en la idea artesanal de la fotografía "aunque las suyas son más españolas y mi obra se ciñe más a la tradición alemana", dijo con sorna Ruff.
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