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La 'matrioska' de Carlota

'Fortune Cookie' nace de la fusión de La zona Kubik y el Laboratorio Rivas Cherif, del 11 al 21 de junio en el teatro Valle Inclán de Madrid

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Una escena de la reciente obra de la dramaturga Carlota Ferrer.- CDN

Madrid.- La fórmula más sencilla para explicar de qué trata Fortune Cookie, la última obra de Carlota Ferrer, directora de Los nadadores nocturnos, premio Max revelación 2014, es que imaginemos una matrioska, una de esas muñecas rusas que cuando la abres sale otra igual pero mas pequeña, y luego otra y así hasta que ya es imposible extraer más. En líneas generales, el espectáculo, que se representa desde hoy hasta el 21 de junio en el teatro Valle Inclán de Madrid, pretende explorar las profundas crisis existenciales a las que muchos llegamos cuando tenemos cierta edad.

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Manuel Mora, autor del texto nos ofrece un extraña mescolanza de personajes, como Mao Lee, un joven chino capaz de conseguir cualquier cosa por dinero, interpretado por Alberto Jo Lee, actor y maestro de taekwondo con un extenso palmarés y el de una joven que vive en los basureros de Pekín y desesperada quiere dar a su hija en adopción. “No hemos hecho una investigación profunda para la obra, el personaje de la chica china viene de un libro que se llama Confesiones, que trata historias reales de mujeres a las que se les invitaba a abortar por tener una hija en el país asiático”, explica Ferrer.

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El teatro de Ferrer es de los de pensar, la directora implica al respetable en un viaje mental 


La función ha estado en todo momento tutelada por el público. Se han ofrecido pases para mejorar algunos aspectos y preguntar a los asistentes si alguno de los personajes debería desarrollarse más. “Teníamos la sospecha de que iban a decirnos que profundizáramos en algún rol. Subestimamos al público”. El teatro que hace Ferrer es de los de pensar, la directora implica al respetable en un viaje mental para que cuando salga del teatro continúe con la obra en la cabeza. “Para sorpresa nadie decía nada, estaban de acuerdo en todo”. Estos estudios suelen hacerse en anuncios publicitarios o series de televisión para medir la respuesta del público antes de su emisión. Su aplicación al teatro, no obstante, no responde a motivos económicos, sino más bien artísticos.

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