Este artículo se publicó hace 13 años.
La memoria agitada por la indignación
Patricio Pron y Alejandro Zambra recuperan el pasado de Argentina y Chile movidos por la necesidad de debate y lucha
Los padres de Patricio Pron (Rosario, Argentina, 1975) están estos días en Madrid. Han sacado un plano de la ciudad, zona centro, Puerta del Sol. Señalan los lugares para colocar las barricadas y las trincheras, los neumáticos ardiendo, tomar alguna sede política, "acariciar el poder con una mano, mientras con la otra se golpea". Tienen el mejor currículo para presentarse como asesores revolucionarios al levantamiento que está viviendo este país: son los protagonistas de su nueva novela, El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia (Mondadori). En ella, Pron sale a buscar la memoria de sus progenitores como activistas políticos en la Argentina represiva y dictatorial de los años setenta. "Mis padres tenían que aprobar este relato. Debía satisfacerles sin ser fiel a mi propia visión de los hechos. Cuando lo leyeron, aceptaron", cuenta el autor a este periódico.
Pron reconoce que este libro ha sido una experiencia dolorosa. Hurgar en la memoria no es fácil. Así que en vez de escribir de manera continuada, optó por desmontarla en fragmentos y minimizar los daños. El dolor a cachitos era un asunto pendiente que debía emprender: abrir las heridas y enfrentarse al pasado para tratar de resolver la pregunta: ¿qué hacemos con el pasado?
"Ellos son parte del espíritu contestatario", dice Pron sobre el 15-M
"Nuestros padres depositaron en nosotros el mandato de la transformación social, de la resistencia a la autoridad injusta. Es un mandato que mejora las condiciones de vida de quien nos rodea y es tan pesado que muchos de nosotros tratamos de olvidar", reconoce. Sin embargo, a la luz de los últimos acontecimientos ve la luz: "Lentamente, ese mandato empieza a ser recuperado por nosotros. Pensé en escribir el libro para quienes requieren un impulso para hacer memoria y debatir".
La necesidad del autor le hizo buscar también el encuentro con el interés colectivo. Pron quería conocer cuál fue la participación de sus padres en aquellos hechos trágicos. "Partí de la experiencia personal para abordar una génesis colectiva. Hay algo en el libro que es una experiencia colectiva", declara. "Me gustaría creer que este libro participa en una discusión sobre los valores de la sociedad y cuáles son nuestros márgenes de acciónen ella. Si contribuye a la tarea de revisar el pasado de los lectores, y recupera la experiencia de enorme libertad y dignidad que otorga saberse dueño de su destino personal y colectivo, estaré muy feliz como autor, pero sobre todo como ciudadano".
La fuerza de la indignación"Este libro es para quienes requieren un impulso para hacer memoria"
Las intenciones e intereses de Pron desvelan una relación directa con los levantamientos del 15-M: "Ellos son parte del espíritu contestatario de mis padres, que parecía enterrado en Argentina y en Europa. Entre la contestación y la sumisión, siempre estaré del lado de la contestación, pero los que están en Sol, que cuentan con toda mi solidaridad, deben aclarar si están a favor de un reparto más equitativo o si su reivindicación está supeditada a la frustración de que el estado actual de la economía no permite disfrutar del bienestar económico que disfrutaron las generaciones anteriores". Les pide organización porque "en la Historia sólo han ganado los profetas armados".
"Me parece importantísimo lo que está pasando en España estos días y que se ocupen las calles para protestar. Me recuerda lo que ocurre en Chile con la decisión de construir centrales hidroeléctricas en el sur del país. No tienen en cuenta el impacto ecológicoy el Gobierno se ha empeñado en tirar adelante porque hay empresas importantes de por medio", cuenta Alejandro Zambra, que vuelve con Formas de volver a casa (Anagrama), después de los exitosos La vida privada de los árboles y Bonsái.
Su nueva novela es una historia que se enfrenta a los recuerdos de su infancia, las relaciones entre padres e hijos, la amistad, pero con el fondo de "esos años terribles". Zambra (Santiago de Chile, 1975) se refiere a la dictadura de Pinochet. Por eso se ha preguntado, inevitablemente, al recuperar su pasado, sobre el sentido de la libertad. "No puedo imaginar escribir bajo la censura, pero debemos seguir conquistando libertades. Las libertades que alcanzamos, en realidad son concesiones que los sistemas nos dieron", confiesa.
"No puedo imaginar escribir bajo la censura", reconoce Zambra
Al contrario que la familia de Pron, la de Zambra se mantuvo al margen de la lucha contra la represión. Su padre permanece en silencio ante Pinochet, ¿inmutable, insensible? "El papel del padre en la novela es el que desempeñaron millones de padres chilenos en ese tiempo. Desde hoy no es difícil construir discursos incriminatorios, pero la verdad es que entonces mucha gente veía como su única opción el silencio. La mirada del padre no es la de un pinochetista necesariamente. Es la de alguien que quiere cuidar a su familia y no ve ventajas en aliarse a algún bando. Una mirada práctica, para nada heroica", sentencia.
Mientras su padre sigue las intervenciones de Pinochet en televisión, fumando un cigarrillo en silencio, el narrador empieza a odiar al dictador y se refugia en los libros para sentirse libre. El protagonista crece sabiendo que hay cosas con las que no se puede bromear, intuyeque "Chile es un campo de batalla", pero no lo vive de manera directa.
El autor chileno, que describe la represión desde los pequeños detalles, dice que Formas de volver a casa es una novela sobre Chile, el de antes y el de hoy. Para el autor, que su país esté gobernado por un empresario "al que no le tiembla la mano para impulsar proyectos antiecológicos como Hidroaysén" le parece "que es otra clase de dictadura".
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