Este artículo se publicó hace 13 años.
Memoria intacta
Hay amigos que sobre la carga de ternura con que nos cobijan añaden el atractivo de una complicidad que se manifiesta en su conversación, en su incansable forma de debatir y protestar contra lo que ocurre en este bajo mundo, en el bienestar que proporciona su complicidad.
Jorge Semprún era uno de ellos. Su larga y variada experiencia que conservaba intacta en la memoria, sus convicciones que hizo evolucionar al compás de los tiempos y los descubrimientos, su ironía que nos hacía dudar de la seguridad con que afirmaba o desmentía cualquier observación, se mezclan hoy con escenas de los libros que escribió que han jalonado los años de su vida y de la nuestra.
Hemos sufrido y nos hemos emocionado con ellos, retazos de infancia y juventud, personajes imbuidos de sus propias convicciones y dudas, escenas de la vida política, deslealtades y amores, elección de una identidad basada en la lengua, han dado vida a su propia vida, más allá de la caduca eternidad que nos ha sido concedida, como sólo saben hacerlo los magos de la creación para sobrevivir al paso del tiempo que todo lo engulle.
Así fue como inició su viaje de escritor, con la emocionante novela El largo viaje, y poco después La segunda muerte de Ramón Mercader, y así continuó durante los años de la
Autobiografía de Federico Sánchez -o su despedida-, pasando por otras muchas novelas, ensayos, guiones, hasta su último libro publicado en 2006, Pensar en Europa, una lúcida recopilación de artículos que nos dejan constancia de su pensamiento final.
Sin resignaciónNo ha tenido tanto reconocimiento en nuestro país como en Francia, su otro país. Habrá tiempo para los que quieran leerlo y releerlo. Pero lo trágico, aquello a lo que no lograremos acostumbrarnos, es que ya no está, que se ha ido.
Él mismo en 2010 se despidió de la vida en un emocionante artículo publicado en Le Monde: Mi último viaje a Buchenwald. "Ni resignado a morir ni angustiado por la muerte sino irritado, extraordinariamente incómodo ante la idea de que pronto ya no estaré...".
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